Las emociones que experimentamos los seres humanos continuamente pueden ser clasificadas de diversas maneras, existiendo emociones negativas, positivas y neutras, así como también pueden ser clasificadas como emociones básicas o avanzadas. A todo ello podemos añadir una clasificación de emociones que puede llegar a resultar menos conocida que las anteriores y estas las emociones estéticas.
Las emociones estéticas han sido definidas como la respuesta emocional de las personas ante la belleza, ante cualquier clase de belleza como puede ser una obra de arte o un paisaje, cabiendo la posibilidad de que dichas emociones puedan llegar a ser de diferente índole (p. ej., experimentar emociones positivas ante “La noche estrellada” de Van Gogh o tristeza ante el cuadro del “Fusilamiento de Torrijos y sus compañeros en las playas de Málaga”).
En este artículo veremos en qué consisten las emociones estéticas y también mencionaremos algunas investigaciones que se han realizado al respecto.
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¿Qué son las emociones estéticas?
Las emociones estéticas han sido definidas por Rafael Bisquerra, catedrático emérito de la Universidad de Barcelona, como la respuesta emocional de las personas ante la belleza, ante cualquier clase de belleza. En este sentido, la belleza puede hacer referencia a un paisaje determinado, una obra de arte, o una persona, de manera que al visualizarlos o experimentarlos se haya producido un fuerte impacto emocional.
Donde más han sido estudiadas las emociones estéticas ha sido en cuanto a las reacciones producidas ante ciertas obras de arte (por ejemplo, ante el cuadro de “Las Meninas” del pintor Diego Velázquez, la pintura “El nacimiento de Venus” de Sandro Boticelli o la escultura del “David” de Miguel Ángel, entre otros). Sin embargo, estas emociones pueden trascender las obras de arte, de manera que la esa experiencia emocional ante lo bello puede experimentarse hacia más cosas y hacia seres (por ejemplo, una puesta de sol, las vistas desde la cima de una montaña, etc.), siendo habitual que produzcan emociones placenteras.
No obstante, las emociones estéticas no son siempre positivas y placenteras, ya que también pueden ser negativas y desagradables. Por ejemplo, si contemplamos cualquiera de las pinturas negras de Francisco de Goya como el cuadro de “Saturno devorando a su hijo” podríamos sentir diversas emociones estéticas negativas como ira o miedo, entre otras; aunque también podríamos experimentar emociones estéticas de una índole más neutral como la sorpresa.
Por supuesto, puede influir mucho cada caso particular de los espectadores en función de diversos factores como puede ser su sensibilidad, su perspectiva, su forma de comprender lo que considera que ha pretendido plasmar el artista, el significado que aporta la obra para cada persona, entre otras cosas; al final las emociones estéticas que se experimenten dependen de la mirada particular de cada persona, por lo que podemos entender que este tipo de emociones da pie a un amplio abanico de experiencias emocionales, por lo que son bastante diversas.
Por toda esta variedad a nivel emocional que representan las emociones estéticas, también ha habido una amplia diversidad de opiniones al respecto dentro del campo de la psicología y ramas afines a ellas, habiendo varios defensores de este fenómeno emocional como también otros que se han posicionado en contra. En cualquier caso, a continuación veremos algunas investigaciones que se han realizado sobre las emociones estéticas.
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Investigaciones sobre las emociones estéticas
Las emociones estéticas son un fenómeno que hoy en día no cuenta con tanta investigación en comparación con otros tipos de clasificaciones de las emociones u otros campos de investigación dentro de la psicología, por lo que fueron bastante desconocidas hasta llegado un tiempo bastante reciente.
El gran misterio se encuentra en la necesidad de investigar con el fin de comprender en qué condiciones y cómo se pueden despertar las diversas emociones estéticas a través de manifestaciones visuales, artísticas, científicas, deportivas, etc.
Sin embargo, existen algunos autores importantes que han validado la existencia de las emociones estéticas como Dickie (1974), Beardsley (1982), Wreen y Callen (1982), Lazarus (1991), Hjort y Laver (1997) o Levinson (1997), entre otros, cabiendo destacar también al psicólogo Rafael Bisquerra, quien ha centrado sus estudios desde los años 90 en la educación emocional.
Levinson mencionó que las emociones estéticas no habían recibido la suficiente validación dentro de la teoría del arte y además no han recibido el suficiente apoyo en este terreno; sin embargo, las emociones positivas sí que se han relacionado con la apreciación de las obras de arte, incluyéndose las de fascinación, admiración o placer al contemplar obras de calidad.
Lazarus, por otro lado, llegó a manifestar que existía una discrepancia entre la tensión y la excitación que estaban presentes en una emoción ordinaria frente a la apreciación estética que conllevaba a un estado de calma al estar una persona contemplando una obra de arte, por lo que esto justificaría la consideración de la existencia de las emociones estéticas.
Las emociones estéticas, como ya dijimos con anterioridad, van más allá de la contemplación de una obra de arte de calidad, de la belleza o que lo que para nosotros resulta interesante en algún sentido; y es que las personas pueden llegar a experimentar emociones estéticas al recibir un premio que consideren importante, al lograr un objetivo que nos había costado mucho esfuerzo conseguir, al leer un poema que nos toque la fibra sensible, al escuchar música, al contemplar algunas obras arquitectónicas, al estar viendo una obra de teatro o una película, etc.
También pueden experimentar emociones estéticas compartidas en diversas situaciones, como por ejemplo, cuando vemos a los jugadores del equipo deportivo que seguimos ganar un trofeo, o cuando nuestro tenista favorito gana un torneo de Grand Slam y vemos su rostro de emoción al celebrarlo, de manera que logra contagiar a sus seguidores esas emociones.
En todos los casos anteriores y muchos más se puede llegar a experimentar diversas emociones que, desde una perspectiva psicológica, pueden tener unas características semejantes a las emociones estéticas, por lo que podrían considerarse como tal.
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Relación entre las emociones estéticas y la educación
En el terreno de la educación, ya sea en materias de expresión artística, historia del arte, física, química, matemáticas, filosofía, ciencias sociales, biología... sería interesante procurar enseñarlas de manera que se favorezca la experimentación de emociones estéticas por parte de los alumnos con el fin de que disfruten a lo largo del proceso de aprendizaje y así aumente el interés por aprender. Esta sería una manera de motivar a los estudiantes, ya que de lo contrario, si consideran que las materias no resultan significativas para ellos, será más complicado que tengan motivación por los estudios.
Partiendo de esta perspectiva, resultaría importante tener en consideración la enseñanza de la educación emocional como un tema transversal que debería ser impartida como materia o incluyéndose dentro de algunas existentes en todos los niveles de enseñanza educativas, que van desde preescolar hasta el bachillerato.
En la educación emocional se podrían incluir contenidos y estrategias centradas en las emociones estéticas y la práctica de ciertas habilidades sociales y competencias importantes para el día a día, debido a que muchas veces los estudiantes que sufren algún problema o dificultad de índole psicológica tienen ciertas dificultades para comprender y regular sus emociones, así como también por la necesidad de trabajar en ciertos aspectos a nivel de habilidades sociales y de competencias para la vida.
Perlvosky mencionó que tanto el lenguaje como las emociones son formas de representación abstracta y que son las culturas las que facilitan el desarrollo de estas emociones, siendo el lenguaje el mecanismo que las hace accesibles para nuestro conocimiento.
Por ello,cuando no se ha recibido una educación en el ámbito de las emociones, incluidas las emociones estéticas, la percepción subjetiva de las emociones es muy pobre, siendo esta la causa de que se utilicen tan pocas palabras para describir lo que sentimos, demostrando esto la necesidad de una educación emocional en el contexto escolar.
En definitiva, uno de los restos del sistema educativo a todos los niveles sería impartir una enseñanza de calidad en el ámbito de la educación emocional y algunas nociones básicas en el terreno de la psicología como la regulación emocional, el manejo de ciertas habilidades sociales y de aquellas que resulten importantes para enfrentarse a ciertos restos del día a día y en función de la etapa evolutiva en la que se encuentren los alumnos.
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