Desde que la psicología han aparecido multitud de propuestas para clasificar los tipos de personalidad.
Algunas con más aval científico, otras que tienen detrás más trabajo creativo que contraste con la realidad, los criterios utilizados para dar con diferentes tipologías de personas varían tanto que pueden crearse sistemas de personalidad concebidos para cubrir prácticamente cualquier necesidad.
Un ejemplo de ello es la teoría de los 4 tipos de personalidad improductiva ideada por Erich Fromm.
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La productividad según Erich Fromm
Como uno de los pioneros de la filosofía humanista aplicada a la psicología, Erich Fromm creía que el desarrollo personal consiste en luchar por ganar la propia autonomía a la vez que vamos creando lazos de unión con los demás y sus proyectos de vida. Así, la verdadera productividad solo aparece cuando relacionamos las tareas que desempeñamos con la conquista de nuestra propia libertad.
Es decir, que nace a partir del momento en el que adoptamos un compromiso sincero con los objetivos a alcanzar, hecho que solo sucede cuando esta meta tiene un significado que relacionamos con nuestro propio crecimiento.
Esto implica, por ejemplo, que la productividad es para Fromm mucho más que el simple desempeño de la mayor cantidad de trabajo en el mínimo tiempo posible, sino que tiene que ver más bien con el modo en el que abrazamos ciertas tareas para incorporarlas a nuestra propia filosofía de vida.
Los tipos de personalidad improductiva
Partiendo de esta concepción de la productividad, Erich Fromm describió algunos tipos de personalidad a los que llamó improductivos. Les dio esta denominación porque, como tipos de personalidad, encasillan a los seres humanos en una situación cómoda en la que es muy fácil rehuir las responsabilidades y ajornar indefinidamente la consecución de los objetivos relacionados con el desarrollo personal y la conquista de la propia autonomía.
Estos tipos de personalidad presentan características que resulta valorar como positivas, pero, sin embargo, no se caracterizan simplemente por ser indeseables. Erich Fromm no huía de expresar las contradicciones plasmadas en los diferentes modos de vida, y es por eso que también identificó algunas características positivas en cada uno de estos aspectos de la personalidad.
Por tanto, si estas formas de personalidad merecen ser etiquetadas como "improductivas" es porque algunas de sus características negativas nos hacen propensos a caer en dinámicas de trabajo poco recomendables.
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Los tipos de personalidad improductivos son los siguientes.
1. El mercantil
Las personas de tipo mercantil convierten su filosofía de vida en la venta de su propia imagen. Pretenden escalar socialmente gracias a su estética y el nivel social que refleja su modo de hablar, de vestir, de caminar, etc. Se convierten a sí mismos en una marca que hay que vender mediante una campaña de autopromoción que dura toda la vida.
Este tipo de personalidad es improductivo porque gran parte de su trabajo se centra, simplemente, en especular con el valor asociado a su imagen.
Sin embargo, este tipo de personas también tienen características deseables, como su motivación y su capacidad para dirigir sus esfuerzos a proyectos a largo plazo.
2. El explotador
Las personas definidas por este tipo de personalidad tienen, según Fromm, una propensión a usar en su propio beneficio buena parte de las cosas que van encontrando, independientemente de quién las haya producido o a quién pertenezcan. Es decir, que no ven demasiada importancia en ganarse aquello que les sirve para conseguir sus objetivos a corto plazo.
A pesar de que esta característica es negativa, también muestran propiedades deseables, como la seguridad en uno mismo, criterio propio e iniciativa.
3. El receptivo
Las personas que muestran el tipo de personalidad receptivo se caracterizarían, según Erich Fromm, por tener una buena capacidad de aceptación y tender a dedicarse abnegadamente a sus tareas. Sin embargo, también tienden a ser pasivas y conformistas, además de preferir huir de los conflictos y la confrontación de ideas.
Muestran facilidad para legitimar el estado presente de las cosas, por perjudicial e injusto que sea, y además pueden transformar los equipos de trabajo en una caja de resonancia en la que las ideas del líder son recibidas siempre con aprobación, aunque sean tremendamente malas.
4. El acumulador
Las personas acumuladoras se muestran propensas a una mentalidad materialista en la que incluso las personas que nos rodean (amigos, familiares, etc.) son vistas como recursos en sí mismos. Es por eso que los individuos definidos por este tipo de personalidad valoran mucho la "posesión" de amigos bien situados social y económicamente, y acumulan este tipo de activos para hacer que su valor pase a ser el suyo.
La vertiente positiva de este tipo de personas es que están muy orientadas a la consecución de metas y la obtención de resultados claros, además de evitar el gasto innecesario de recursos.
La aplicación a la empresa y las organizaciones
Esta parte de la teoría de Erich Fromm puede ser aplicado a gran cantidad de organizaciones y equipos de trabajo, ya que hace referencia a aspectos de la personalidad que pueden estar presentes en los profesionales de cualquier ámbito.
Sin embargo, para comprender del todo el modo en el que Fromm entendía la naturaleza de estos rasgos es bueno adentrarse en la obra de este autor, ya que el trasfondo filosófico y psicoanalítico de este autor hace que sea difícil separar esta parte de sus ideas de todo su legado teórico.