Aprendizaje cooperativo: características e implicaciones educativas

Un tipo de aprendizaje que se produce en grupos organizados con una meta común.

Aprendizaje cooperativo
Un repaso a lo que caracteriza esta forma de aprendizaje.Unsplash.

El aprendizaje es un proceso que dura toda la vida. En cada etapa de la misma, aprendemos determinadas cosas. En el ámbito escolar, por ejemplo, los conocimientos que se imparten suelen ser generales para todos. Pero, ¿cómo se trabaja para potenciar el aprendizaje?

Existen muchas formas de enseñanza; en este artículo hablaremos de una de ellas: el aprendizaje cooperativo. Conoceremos en qué consiste, cuáles son sus objetivos y fundamentos, y en qué se diferencia de la clásica metodología de “trabajar en grupo”.

El proceso de aprendizaje

El aprendizaje es aquel proceso mediante el cual adquirimos nuevos conocimientos, habilidades o capacidades. Se trata de un proceso que dura toda la vida, ya que aprendemos en la escuela de pequeños, pero también en el instituto, en la universidad, y durante toda la vida misma, a través de diferentes experiencias y vivencias personales.

Cuando hablamos de el aprendizaje en las escuelas, nos estamos refiriendo a un tipo de aprendizaje más circunscrito y concreto; éste tipo de aprendizaje se adquiere a través de las enseñanzas o las instrucciones que proporciona el/a maestro/a o el/la docente en el aula. Aprendemos de diferentes maneras y a través de diferentes actividades, tareas y ejercicios. Además, cada persona aprende a su ritmo y según sus características personales.

Aprendizaje cooperativo: ¿en qué consiste?

Como hemos visto, el aprendizaje que se produce dentro del contexto escolar es un tipo de aprendizaje bastante concreto, pero que a su vez, se puede dividir en diferentes tipos de aprendizajes. Uno de ellos es el aprendizaje cooperativo, que consiste en un conjunto de procedimientos y métodos de enseñanza basados en dividir a los alumnos de la clase en grupos pequeños.

Este procedimiento, pero, no se basa en la clásica formación de grupos de trabajo, y más adelante veremos sus diferencias.

Los grupos que se forman a través del aprendizaje cooperativo suelen ser grupos mixtos (agrupan tanto a niños como a niñas) y heterogéneos (las características de los alumnos son diferentes entre sí); a través de estos grupos los alumnos trabajan de forma cooperativa, es decir, de forma conjunta y coordinada.

En estos pequeños grupos o “equipos” de trabajo, cada miembro del grupo aporta sus propios conocimientos y utiliza sus propias capacidades para, en conjunto, poder trabajar de forma cooperativa.

Objetivos

El objetivo principal del aprendizaje cooperativo es proporcionar a los alumnos un aprendizaje profundo, gracias a las aportaciones y diferencias de cada miembro que forma el pequeño grupo. Así, mediante el aprendizaje cooperativo se pretende que los alumnos puedan resolver las tareas que se les propone como grupo y que consigan profundizar en su propio aprendizaje.

Por otro lado, en el aprendizaje cooperativo se dan una serie de situaciones de aprendizaje donde los objetivos de los miembros del grupo están relacionados; es decir, los objetivos individuales acaban siendo objetivos grupales, ya que para poder lograr los objetivos individualmente, es necesario que los demás miembros también alcancen los suyos propios (es la única manera de ir superando metas).

Beneficios

Algunos de los beneficios o ventajas del aprendizaje cooperativo, en comparación con otros tipos de aprendizaje, son los siguientes.

Por un lado, los alumnos pueden estar más motivados a resolver las tareas, ya que tienen el apoyo de los demás y trabajan en grupo. Además, el aprendizaje cooperativo fomenta actitudes de mostrar iniciativa e implicación. La calidad del trabajo o tareas puede aumentar en comparación a si se trabajara individualmente, y el grado de dominio de los conceptos y conocimientos adquiridos también puede aumentar.

Finalmente, la socialización también puede ser beneficiosa para el aprendizaje del alumno, no solo académicamente, sino también personal y emocionalmente.

Fundamentos

El aprendizaje cooperativo, como método de aprendizaje que es, se basa en una serie de valores y fundamentos. Algunos de los más importantes son:

1. Incremento del rendimiento académico

Uno de los objetivos de este tipo de aprendizaje (y es por ello que se fundamenta en él), es aumentar el rendimiento académico del alumno. Esto se consigue mediante la ayuda de los diferentes miembros del grupo. Cada uno/a aporta lo que sabe, quiere o puede, y en eso se basa el aprendizaje cooperativo, en la cooperación y en la ayuda mútua.

2. Trabajo grupal

De esta manera, el aumento del rendimiento académico del alumno y la obtención de un aprendizaje profundo se consigue gracias al apoyo y al trabajo grupal y cooperativo. Es por ello que este tipo de aprendizaje se enriquece de la socialización y de las relaciones interpersonales.

Así, el aprendizaje cooperativo considera que, según qué temas o aspectos se deban impartir, se aprenderá más trabajando en grupo (es decir, socialmente) que de forma en individual.

3. Valor de las relaciones interpersonales

En relación al fundamento anterior, se puede extraer este supuesto o fundamento, que afirma que las relaciones sociales o interpersonales son importantes para potenciar el aprendizaje de los alumnos. Es decir, éstas constituyen importantes potenciales educativos, y se consiguen a través de la constitución de grupos.

4. Socialización e integración

El aprendizaje cooperativo considera los procesos de socialización e integración herramientas clave en el proceso educativo de los niños/as y adolescentes. Estos procesos aportan valores muy relevantes para los alumnos, como por ejemplo la importancia de la cooperación y del trabajo en equipo.

Diferencias con el trabajo grupal clásico

El aprendizaje cooperativo, como ya hemos mencionado, se basa en la organización y formación de pequeños grupos de trabajo; sin embargo, no se trata de los clásicos “trabajos en grupo”. Así, ¿en qué se diferencian ambos tipos de aprendizaje? Básicamente, las diferencias se basan en los fundamentos anteriormente mencionados y otros ejemplos. Vamos a verlo:

1. Importancia de las relaciones interpersonales

La principal diferencia entre el aprendizaje cooperativo y el clásico trabajo en equipo es que en el primer tipo de metodología, se valoran especialmente las relaciones interpersonales que surgen (o que ya existían) en el propio grupo. Estas relaciones sirven como base u origen de nuevas formas de aprendizaje.

2. Aprendizaje por desequilibración

Por otro lado, en el aprendizaje cooperativo se produce un aprendizaje por desequilibración; éste implica que se aprende a través de las potencialidades y debilidades de cada miembro, como en una balanza o rompecabezas, donde cada uno aporta lo que sabe y donde en conjunto se acaba formando el “puzzle”.

3. Teoría del conflicto sociocognitivo

Otro de los fundamentos o rasgo distintivo del aprendizaje cooperativo, y que lo diferencia del trabajo grupal clásico, es que se basa en la llamada “teoría del conflicto sociocognitivo”.

Concretamente, el conflicto sociocognitivo se basa en un proceso de resolución de problemas que resuelven dos personas, y que está formado por dos momentos o etapas; en la primera etapa, existe un desacuerdo en cómo se está intentando resolver el problema en cuestión (ya que el procedimiento que se está utilizando resulta ineficaz). Esto crea la necesidad de considerar el punto de vista de la otra persona.

La segunda etapa consiste en la aparición de una contradicción cognitiva (“yo pienso una cosa, que no resulta eficaz, y el otro piensa otra”); esta contradicción crea, a su vez, la necesidad de construir un camino común que contengan las dos perspectivas o puntos de vista, a fin de obtener una solución única y conjunta.

Finalmente, el resultado o beneficios que se obtiene(n) es doble: por un lado, una resolución del conflicto o problema, y por el otro, una reestructuración cognitiva de ambos participantes.

Referencias bibliográficas:

  • Rué, J. (1991). El treball cooperatiu. Barcelona: Barcanova.
  • Rué, J. (1994 ). El trabajo cooperativo, en Dader, P., Gairín, J., (eds).
  • Peralta, N. (2012). Aplicación de la teoría del conflicto sociocognitivo al aprendizaje académico. National Scientific and Technical Research Council.

Graduada en Psicología por la Universitat de Barcelona, con Máster en Psicopatología Clínica Infantojuvenil por la Universitat Autònoma de Barcelona. Especializada en Trastornos del Neurodesarrollo. Actualmente trabaja como Psicóloga infantil en la Associació Catalana del Síndrome X Frágil. Autora del libro "Vivir de memoria" (Editorial Círculo Rojo, 2018). Aficionada del deporte y la lectura.

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