Autosabotaje: causas, características y tipos

Muchas veces, el miedo y la indecisión nos paralizan disfrazándose de argumentos racionales.

Mujer sentada en un tejado
Muchas veces los obstáculos nos lo ponemos a nosotros mismos.Unsplash

Juan ha quedado con una chica que le gusta mucho, sin embargo momentos antes de la cita no se encuentra muy bien y la anula. María ha iniciado un nuevo proyecto que puede suponer un gran cambio y avance en su vida, pero nunca tiene tiempo de acabarlo.

En numerosas ocasiones las personas se ven envueltas en este tipo de dinámicas. En ciertos casos las circunstancias realmente no le favorecen; sin embargo en la mayoría de ocasiones el principal obstáculo es la propia persona, la cual por miedo a los futuros cambios cae presa del autosabotaje. Veamos en qué consiste este fenómeno.

¿Qué es el autosabotaje?

El autosabotaje y todas aquellas conductas que están relacionadas con él, son actos inconscientes que aparecen en los momentos que pueden suponer un gran cambio en la vida de las personas, sea del tipo que sea. Estas conductas tienden a obstaculizar la consecución de metas o logros mediante auto-manipulaciones inconscientes.

El objetivo del autosabotaje es mantener a la persona dentro de su zona de confort, dentro de la cual todo es fácil o, al menos, previsible. Es también un tipo de mecanismo de defensa inconsciente a través del cual la persona intenta evitar posibles sufrimientos futuros, situaciones de estrés o situaciones desconocidas.

Sus causas

Existen una gran cantidad de posibles causas del autosabotaje. Teniendo en cuenta estas causas, será más fácil para la persona poder evitarlas y así conseguir más fácilmente aquello que se proponga. Estas causas pueden ser:

  • Tener problemas para priorizar los objetivos.
  • Falta de autocontrol.
  • Falta de motivación o altas presiones durante la infancia.
  • No saber realmente qué es lo que se quiere conseguir.
  • Baja autoestima.
  • Falta de seguridad en uno mismo.
  • Creencias limitantes de que la persona no merece el propio éxito.
  • Objetivos impuestos por terceros.
  • Temor al fracaso.
  • Temor al cambio y salir de la zona de confort.
  • Conflictos internos.
  • Temor a no estar a la altura de las expectativas de los otros.

Todas estas señales, creencias y huellas que habitan en la mente de la persona aparecen de forma inesperada, adquiriendo el control sobre la persona y sus conductas e interfiriendo en los proyectos y posibilidades de evolución de esta.

El autosabotaje es una manifestación de todos aquellos aspectos que la persona no consigue aceptar de ella misma, todas aquellas creencias basadas en miedos y que, a lo largo del tiempo, a fuerza de no ser confrontadas, han ganado peso y poder dentro de ella.

Por lo tanto, estos pensamiento obsesivos y comportamientos dañinos son solamente un síntoma de que existe algo en lo profundo del pensamiento que debe ser examinado. Aunque en muchas ocasiones el hurgar en estos pensamientos no resulte agradable, esta evaluación de uno mismo puede ser una oportunidad para avanzar y para aprender a afrontar cualquier situación futura que se le presente.

Características del autosabotaje

Existen una serie de características definitorias del autosabotaje, las cuales propician que este aparezca antes ciertas situaciones pero no ante otras. Es decir, una persona que se autosabotea inconscientemente a la hora de enfrentarse a determinado aspecto o circunstancia de su vida no tiene por qué hacerlo en todos los demás.

Estas conductas auto-saboteadoras aparecen sobre todo ante situaciones que implican una gran responsabilidad o cuando la persona debe tomar una decisión importante la cual implicará algún tipo de cambio en su vida.

Los síntomas o manifestaciones que experimenta una persona que es presa del autosabotaje incluyen:

  • Miedo intenso.
  • Inseguridad.
  • Sensación de falta de control.
  • Recelo de uno mismo o falta de autoconfianza.

Sin embargo, es perfectamente normal que la persona perciba todas estas sensaciones cuando está a punto de sufrir algún tipo de cambio en su vida, es algo que todo el mundo experimenta en menor o mayor grado.

La principal diferencia entre las personas que se autosabotean y las que no, es que aquellas que lo hacen se dejan llevar por el miedo y por sus creencias de que no lo van a conseguir, mientras que las otras son capaces de dejar atrás estos temores y de sobreponerse a todos los pensamientos que les generan inseguridad.

Lo más importante a la hora de enfrentarse a cualquier tipo de eventualidad o transformación no es esquivar o rehuir este miedo, sino ser consciente de él y actuar de manera consecuente, sin dejar que éste invada nuestra mente.

Cuando la persona toma consciencia tanto de sus miedos como de sus propias creencias, en muchos casos irracionales, es mucho más sencillo elegir las decisiones más acertadas y evitar llevar a cabo acciones saboteadoras que detengan u obstruyan sus aspiraciones.

Tipos de autosabotaje

Existen cuatro clases de autosabotaje, los cuales se clasifican según el tipo de conducta que lleve a cabo la persona.

1. No finalizar las cosas

En estos casos la persona inicia un gran número de retos o proyectos los cuales acaba dejando a medias o, incluso, abandonando. Habitualmente, la persona tiende a dedicar numerosas horas de trabajo y esfuerzo, para luego desistir cuando está a punto de conseguirlo.

La explicación que se encuentra para este fenómeno es que si la persona no acaba este o cualquier otro proyecto, nunca tendrá que enfrentarse a la posibilidad de fracasar o a no saber estar a la altura de las posteriores exigencias que este éxito le acarreará.

Sin embargo, lo que realmente ocurre es que esta nunca será consciente de su potencial, y al mismo tiempo se percibirá como una persona mediocre y sin competencias.

2. Procrastinación

De la procrastinación se dice que es el arte de posponer las cosas. Consiste en el hábito de postergar o retrasar aquellas actividades que la persona debe atender necesariamente, reemplazandolas por otras menos significativas o más sencillas y atractivas.

Este hábito es un de los más comunes dentro de la población, y las razones para llevarlo a cabo son de lo más variadas. Algunas de estas razones pueden ser que a la persona no le guste realmente la tarea a llevar a cabo o bien, y esta es la razón más extendida dentro del ámbito de los proyectos personales y profesionales, que la persona experimente un temor al resultado final.

De esta forma, si la persona va aplazando la realización de la tarea y no invierte todos los esfuerzos y recursos necesarios tendrá una justificación si esta no resulta como ella esperaba. Dicho de otra manera, si la persona dedica todo su tiempo y empeño en conseguir algo y aún así no lo logra, pondrá de manifiesto su supuesta incompetencia, por lo tanto si no se esfuerza esto le servirá de excusa ante el fracaso.

3. Perfeccionismo

El perfeccionismo o la excusa ideal para no acabar nunca. Bajo el escudo del perfeccionismo la persona encuentra la excusa perfecta para no avanzar, sin que parezca que realmente no sabe si quiere conseguir aquello por lo que está trabajando.

Existen dos posibilidades dentro de la excusa del perfeccionismo. O bien que la persona piense que como no puede hacer alguna cosa de manera perfecta directamente no lo haga, o bien que mediante constantes revisiones y cambios evite acabar el proyecto.

4. Excusas

Además de todo lo anterior, la persona puede llegar a encontrar un gran número de excusas que le justifiquen no enfrentarse a cualquier cambio o posible riesgo. Estas excusas pueden ser desde la falta de tiempo, de recursos económicos, la edad, etc.

Psicóloga Sanitaria y Sexóloga

Licenciada en Psicología por la Universitat de València. Especializada en Sexología Clínica y Terapia de Pareja por el Instituto Superior de Estudios Psicológicos (ISEP) donde, entre otras cosas, descubrió su pasión por la psicología de la infertilidad. Para completar su formación clínica, realizó el Máster de Psicología General Sanitaria en la Universitat de Valencia.

Ha desempeñado labores de psicóloga en diversos centros, entre ellos la Unidad de Salud Mental del Hospital Clínico Universitario de Valencia y el Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) en Barcelona.

Actualmente, Isabel compatibiliza su trabajo con un blog divulgativo llamado “Sexplícitamente Hablando”. En el que reflexiona sobre aspectos psicológicos de las relaciones personales y sobre la sexualidad.

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