Reconocer nuestro valor como seres humanos es esencial para lograr un bienestar personal pleno y disfrutar de relaciones sólidas y positivas. Para ello, debemos considerar tres aspectos fundamentales: nuestro lenguaje interior, la conexión mente-cuerpo y, por supuesto, el amor en su sentido más pleno.
Los tres grandes pilares
El primer aspecto a considerar es tu lenguaje Interior. Pon atención a tu pensamiento interno recurrente, si te percatas que tu diálogo contigo mismo te llena de mensajes negativos, es importante reconocerlo. No significa aceptarlo, sino más bien, examinarlo para debilitarlo. Pregúntate en lugar de juzgarte o recriminarte ¿Cuál sería un opuesto positivo para dicho pensamiento? Esa es la clave, cuestionarte, si en ves de decirte eso, ¿Qué pudieras decirte para sentirte de una mejor manera? La idea es que puedas generar otra perspectiva que te permita gestionar la narrativa negativa y transformar las creencias limitantes en percepciones más auténticas y optimistas.
Un segundo factor a considerar es la conexión mente-cuerpo. Tus pensamientos están directamente relacionados con tu salud, síntomas de ansiedad y depresión. Hoy en día, es reconocido como el estrés excesivo, o distrés, genera alteraciones donde se ve afectado el sistema inmunológico. Es por esto que escuchamos hablar del intestino como el segundo cerebro. El estrés activa el sistema simpático y desactiva el parasimpático, esencial para funciones como la digestión y el sueño. Estas variaciones pueden provocar un intestino permeable que permita el paso de toxinas al organismo y alteraciones del estado de ánimo y el sueño.
En tercer lugar, te vuelvo a recordar que la gran necesidad es amar. El amor tiene un poder curativo, sana heridas y genera bienestar. Además que, se han comprobado cambios a nivel bioquímicos y cromosómicos, lo cual hace que puedas sentirte mejor y además, puedas tener una vida más larga. El amor, en su esencia, puro e incondicional, el que te lleva a aceptar, a dar sin esperar, a querer y sentirte querido.
Este poder sanador del amor, nace en el amor propio y la toma de conciencia. Partiendo de ti mismo, tu autoconocimiento y la integración de tu inconsciente con tu consciente. Solo así, lograras dirigirte luego hacia el otro, en los diferentes ámbitos donde te desenvuelvas. Es un peregrinar hacia dentro, para avanzar hacia afuera. Conectar con el amor, te facilita esa conquista diaria, de aceptación, coraje, templanza, libertad y trascendencia. Claves para fortalecer tu salud y bienestar personal.
El camino hacia la flexibilidad emocional
Sin embargo, si te invaden pensamientos negativos o distorsionados ante alguna situación, a pesar de ellos, intenta decirte ¡Que suerte tengo! ¡Qué agradecido estoy! Si hay algo cierto es que resulta imposible estar agradecido y no ser feliz. Y cuando recuerdes algún acontecimiento pasado, haya sido agradable o no, piensa y dite a ti mismo ¡Esta bien! Algo bueno siempre deja la experiencia.
Piensa sinceramente, que todo está bien, y que siempre tendrás la oportunidad de cambiar tu actitud, de rectificar, de perdonar o pedir disculpas, de tener esperanza en algo mejor que se construye con tu propio compromiso y tu amor. E incluso de pedir ayuda de ser necesario, lo esencial es conectar con tu amor propio y a partir de ahí fomentar la valentía y una esperanza activa. Ahora te propongo tres preguntas claves para ser más flexible emocionalmente:
- ¿Para qué me sirve este pensamiento y esta emoción y sensaciones que experimento?
- ¿De qué manera me ayuda este pensamiento y esta emoción para ser mejor?
- ¿De qué manera puede agregarle valor a mis relaciones?
Son propuestas para ir desde ti hacia los demás, porque siempre podrás elegir. Para vivir, como en el fondo sabes que quieres vivir. La libertad comienza aquí. Vale reflexionar ¿Aprendiste a expresarte, vivir libre y sentirte tranquilo y feliz? O por el contrario ¿Te enseñaron que el camino a la felicidad consiste en tener, sentirte aprobado o aceptado por los otros? Porque tendrías que vigilar si llenas el corazón de deseos, expectativas y miedos creados, sin tomar conciencia de lo que deseas verdaderamente alcanzar en tu vida.
Date cuenta que la felicidad no depende tanto de lo que te sucede o de algún acontecimiento, sino de tus propios pensamientos, sobre todo cuando se alejan de la aceptación, o si te apegas a ellos, quedándote dentro de un sufrimiento que no es la realidad.
Podrías darte el tiempo para comprenderte, conectar contigo y reconocer tu valor. Sería asumir lo que decidas a partir de ahora. Contemplar tus posibilidades y construirte cada día. El bienestar se construye y se entrena, pero ¿Estás preparado para enfrentar las dificultades, los fracasos, las pérdidas?
Reflexionemos
Es importante frenar tus pensamientos cuando se asocian emociones como culpa, resentimiento, vergüenza o ira. Los pensamientos intrusivos y las creencias limitantes, te pueden hacer explotar y hacerte mucho daño, sufres, no mejoras personalmente, ni favorece tus relaciones. Algo tienes que hacer para que pierdan fuerzas y recuperar tu confianza y serenidad.
Si es acertado sentir tristeza por el error, querer enmendar, mantenerte firme en tu voluntad de corrección y mejora, todo esto es válido e importante. Para ello, ten presente que debes accionar pensamientos que por el contrario bloqueen esas emociones y sensaciones negativas, por opuestos positivos. Puedes entonces repetirte frases como “Ya he aprendido lo necesario, lo hare mejor la próxima vez”, que resultan más optimistas.
Recuerda, cada día apuesta al amor, trátate con compasión, agradece todo lo bueno y suelta las ataduras del rencor y los miedos. Sé más consciente de ti mismo para una mejor relación con el mundo. Eres único e irrepetible, no sacrifiques tu esencia por encajar. Amate sin condición, tu valor es incalculable.