El móvil se ha convertido casi en una extensión de nosotros. Lo tenemos tan interiorizado en nuestras vidas que se ha convertido en un elemento del que muy difícilmente nos podemos desprender, a veces hasta niveles patológicos.
No son pocas las personas que tienen una obsesión con este dispositivo, haciendo que pierdan varias horas al día consultando las notificaciones o lo último que se ha puesto en las redes sociales.
Es por este motivo que muchos se preguntan cómo desengancharse del móvil. Pues bien, a continuación algunas formas para conseguirlo.
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¿Cómo desengancharse del móvil?
Hoy en día la idea de que alguien pueda vivir sin móvil nos parece algo propio de la Edad Media. Gracias a que se han habilitado cada vez más funciones, los móviles se han convertido en una parte indispensable en nuestro día a día. Son tantas las aplicaciones que llevan que son como navajas suizas electrónicas. Tienen calculadora, alarma, reloj, cronómetro, se puede descargar Instagram, Facebook, Twitter… Incluso sirven para hacer y recibir llamadas, ¡qué cosas!
Sea para lo que sea que usamos estos aparatos, lo cierto es que se han convertido en algo que roza la obsesión, y no son pocas las personas que realmente tienen un problema. Aunque las estadísticas varían bastante en función del país y la franja de edad, se calcula que nos pasamos entre 4 y 10 horas diarias (no semanales ni mensuales, diarias) enganchados a la pantalla del móvil.
El hecho de que perdamos tanto tiempo con el móvil y no lo dediquemos a otras cosas más productivas, como pueden ser el trabajo o la familia, o simplemente ponernos a vaguear “screen-free”, ha hecho que mucha gente quiera aprender cómo desengancharse del móvil.
Sin embargo, esto no es nada fácil. De hecho, el que ya haya un nombre para designar el miedo a estar sin móvil, la nomofobia, viene a sugerir cómo de real es la dependencia a este dispositivo, y como pasa con el tabaco o el alcohol, dejar de depender de ellas no es fácil. De hecho, se cree que cerca del 80% de la población con móvil presenta, en mayor o menor medida, miedo a estar sin el móvil.
A continuación veremos 10 estrategias para dejar de depender tanto de móvil.
10 formas de desengancharse del smartphone
Si bien el móvil no es una droga como el tabaco, el alcohol o el cannabis, desengancharse de él cuesta, ya sea por miedo a quedarse desconectado del mundo o porque hemos establecido una rutina de dependencia diaria. A continuación conoceremos algunas estrategias para evitar que el móvil nos robe tanto tiempo.
1. Saber cuando usarlo
Lo primero que se debe hacer es ser críticos y saber cuando es más apropiado usar el móvil. Cada vez que cojamos el móvil, deberíamos hacernos unas cuantas preguntas como:
¿Para qué lo estoy abriendo? ¿Voy a consultar algo del trabajo? ¿Voy a hablar con un ser querido? ¿Voy a consultar Instagram/Facebook/Twitter...? Lo que iba a hacer ¿puede esperar?
Cada una de estas preguntas, y cualquiera que se nos pueda venir a la cabeza, tiene una respuesta muy clara en cuanto a lo prioritario o no que es el motivo por el que abrimos el móvil.
A no ser que sea algo prioritario, cualquier acción con el móvil puede esperar. Como ya hemos comentado, el tiempo que nos puede robar este dispositivos es bastante, pudiendo ser de hasta diez horas.
Una buena forma de evitar usarlo tanto es replantear la percepción que tenemos de él, y pensar que el dejar de usarlo, lejos de privarnos de un placer, nos va a suponer ganar otro, como puede ser pasar más tiempo con la familia, leer un buen libro, hacer ejercicio o, simplemente, vivir.
2. Desactivar las notificaciones
Una muy buena forma de evitar estar tan pendiente del móvil es desactivar las notificaciones, especialmente si lo que usamos con más frecuencia son las redes sociales como Facebook o Instagram.
También es importante que, en caso de que las tengamos habilitadas, filtremos las notificaciones, escogiendo a las personas antes que el SPAM o avisos. Es decir, sí que podemos consultar las notificaciones de Whatsapp, pero las que envía X empresa por correo electrónico u otra aplicación mejor dejémoslas sin consultar.
Sin embargo, cabe destacar de este punto que a veces cuesta mucho, sobre todo si somos víctimas del cada vez más famoso síndrome FOMO o del temor a dejar pasar (“Fear Of Missing Out” en inglés), un problema en el que quien lo padece tiene un miedo casi patológico de perderse toda novedad en las redes sociales.
3. Tener el móvil lejos
La mejor manera de evitar la tentación de abrir el móvil es tan simple y sencilla como tenerlo lejos. A veces, su mera presencia nos hace irresistible el impulso de cotillearlo, haciéndonos perder tiempo mientras estamos haciendo cosas más importantes como, por ejemplo, trabajar o estudiar en nuestro cuarto.
Estar todo el rato consultando lo que nos han enviado y lo que no nos han enviado es muy perjudicial para nuestro rendimiento. De hecho, varios estudios han indicado que estar con el móvil cerca mientras se hacen actividades como estudiar reducen la atención, la memoria de trabajo y nos hace pensar más lento.
Pero no es únicamente recomendable tener el móvil lejos mientras estudiamos o trabajamos. Una acción tan cotidiana y simple como es comer puede verse estropeada por abusar del móvil. Lo mejor es tenerlo apartado si queremos disfrutar de nuestro día a día.
4. Antes de dormir, nada de móvil
Las pantallas de los móviles y tabletas afectan muy negativamente a la calidad del sueño. Es por esto que está totalmente contraindicado usar estas pantallas en las dos horas antes de irnos a dormir.
El problema de esto es que casi nadie lo cumple. De la misma manera que somos muchos quienes nos despertamos abriendo el móvil, también somos muchos quienes lo consultamos el minuto antes de irnos a dormir. Incluso lo consultamos cuando nos despertamos vespertinamente para ir al lavabo.
Para evitar que ocurra esto podemos hacer dos cosas: o bien poner a cargar el móvil en otra habitación, como el comedor o la cocina o, directamente, apagarlo. Sea lo que hagamos nos dará pereza consultar las notificaciones de Whatsapp o de Instagram porque tendremos que hacer más pasos.
5. En inicio solo aplicaciones del sistema
Es muy común que abramos el móvil para mirar los chats de Whatsapp y antes de que nos hayamos dado cuenta nos hemos pasado media hora mirando Instagram, viendo vídeos de gatitos en Youtube y mandando un audio a nuestra tía Juani.
Para evitar esto, lo mejor es alejar las aplicaciones que más frecuentemente consultamos. Es decir, en vez de tenerlas en la pantalla de “Home” ponerlas en una carpeta especial o en la segunda pantalla.
En “Home” pondremos las aplicaciones del sistema, esto es, las que más difícilmente tiempo nos van a quitar, como pueden ser el reloj-alarma, la calculadora, el bloc de notas, la app de salud que viene con el móvil que nunca usamos ni nunca vamos a usar…
También es muy recomendable poner como fondo de pantalla una foto que contenga una frase que nos invite a no usar el móvil para cosas no urgentes, como por ejemplo “¿Para qué has venido?”, “¿Es una urgencia?”, “¿No crees que ya es suficiente por hoy?”
6. Limpieza de apps
Nuestro móvil viene con un montón de apps ya de fábrica. A estas aplicaciones, que ya de por sí son muchas, luego somos nosotros quienes nos encargamos de añadirle todas las habidas y por haber, algunas de las cuales jamás volveremos a utilizar.
El motivo por el que se recomienda quitar aplicaciones del móvil es, además de liberar espacio, evitar caer en tentaciones y también deshacernos de aquellas que ya no usamos. Muchas de estas aplicaciones es posible que las podamos consultar en un ordenador, un aparato que se hace más pesado de usar que los móviles.
7. Materializar las apps
Antes de que los teléfonos tuvieran alarma los seres humanos usábamos unos relojes de mesa, con patitas y dos lindas campanitas encima, que nos servían para despertarnos por la mañana. Ese aparato se llama(ba) despertador. Sigue existiendo, aunque si no le ponemos remedio acabará extinguiéndose.
Este caso y muchos más son los de apps que antes de que fueran incorporadas en los “smartphones” usábamos en su forma física. Es por este motivo que se han vuelto tan cómodos y tan usados porque, efectivamente, son navajas suizas electrónicas y, claro, cuantas más cosas tienen, más los usamos.
En base a ello, y a modo de ejercicio un tanto regresivo, una buena forma de evitar abusar del móvil es el de materializar sus apps, es decir, volver a usar los objetos de los que se inspiran: ¿Conservamos el despertador de nuestra infancia? Usémoslo. ¿Tenemos todavía un equipo de música? Pues dejemos el Spotify y escuchemos un disco y, si somos de los afortunados que tenemos uno que funcione con radiocasette, mucho mejor, más vintage.
8. Reivindiquemos el teléfono fijo
Muy relacionado con el punto anterior, antes de la invención de los “smartphones” existían los primeros teléfonos móviles, aquellos que servían para jugar al “snake”, enviar SMS y hacer y recibir llamadas. Lo de las llamadas en verdad le viene de su abuelo, el teléfono fijo, un aparato que todavía sigue sobreviviendo en los oscuros rincones de muchos hogares.
Lo bueno del teléfono fijo es que nos puede ayudar, y mucho, a evitar que abusemos del móvil. Mucha gente tiene miedo de alejarse de su móvil por si le hacen una llamada importante, ya sea de un familiar o de alguien importante en nuestra vida personal y laboral.
La mejor manera de poder alejarnos de nuestro “smartphone” sin temer a que no puedan contactar con nosotros es dándoles nuestro teléfono fijo, y recordando a nuestros conocidos que si es una urgencia nos llamen por ahí.
9. Controlar el tiempo
Nuestro teléfono móvil es el culpable de que le prestemos demasiada atención, aunque, claro está, de eso nosotros también somos responsables. Lo bueno es que el móvil puede convertirse en nuestro aliado en nuestra lucha por dejar de usarlo tanto, dado que existen infinidad de aplicaciones que nos permiten conocer cuánto tiempo le dedicamos al dispositivos.
Algunas de ellas son Moment y Quality Time, aunque también existen aplicaciones como Instagram que tienen la función de enviarnos un recordatorio cada vez que nos pasemos del tiempo que le hemos indicado. También existen apps como Flipd o Freedom que bloquean el acceso a determinadas aplicaciones durante ratos de descanso.
10. Poner la pantalla en monocromo
Esta medida puede sonar radical, pero es muy efectiva y tiene su explicación psicológica. La mayoría de las apps usan en su icono colores vivos, colores que hemos asociado con su nombre y su función: rojo para Youtube, verde claro para Whatsapp, azul, rosa y dorado para Instagram…
Poner la pantalla en monocromo, esto es, en escala de grises, hace que no nos impresionen los colores vivos de la aplicación. Al simplemente no verlos, no nos fijamos tanto en ellos cuando abrimos el móvil para cualquier cosa y, por tanto, habrá menos posibilidades de que caigamos en la tentación.
Referencias bibliográficas:
- Park W.K. (2005) Mobile Phone Addiction. In: Mobile Communications. Computer Supported Cooperative Work, vol 31. Springer, London
- Reagle, J. (2015). Following the Joneses: FOMO and conspicuous sociality. First Monday, 20(10). https://doi.org/10.5210/fm.v20i10.6064
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