Una de las cosas más difíciles de aceptar es que la vida tiene el sentido que le queramos dar. Y aún más difícil que eso es dar el paso y darle nosotros mismos un sentido a nuestra existencia.
En este artículo veremos varios consejos acerca de cómo establecer metas de vida, basándonos en pautas sencillas que podemos desarrollar cambiando de hábitos cotidianos.
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Cómo establecer metas de vida, paso a paso
Nuestra existencia no obedece a un objetivo predeterminado, nosotros mismos debemos ser capaces de transformar nuestro crecimiento personal en un proyecto coherente y con sentido (o al menos, una cadena de proyectos con sentido). Pero esto no es algo fácil de hacer. Muchas veces nos sentimos perdidos o estancados, y por mucho que fantaseemos con un mundo en el que siempre está muy claro lo que hay que hacer, lo cierto es que esa clase de decisiones nos corresponde a nosotros tomarlas. Ahora bien… ¿cómo hacerlo? ¿Cómo empezar a ordenar nuestras prioridades y establecer de un modo concreto esos objetivos a alcanzar? Veámoslo.
1. Delimita tus valores
En primer lugar, es necesario tener en cuenta cuáles son los valores que son más importantes para ti y que en el día a día dan forma a aquello que consideras importante. De esta manera, tendrás un esquema acerca de cuál es “el esqueleto” de aquellas cosas que valoras y quieres en tu vida, y de aquellas cosas que quieres evitar.
Para ello, apunta en una hoja de papel un conjunto de conceptos de carácter abstracto que den cuenta de las cosas que importan para ti: la amistad, el medio ambiente, las emociones fuertes, etc. Luego, haz una selección de unos 8 o 9 elementos y ordénalos colocando en las primeras posiciones aquellos valores que sean más importantes para ti.
2. Haz un listado de metas asequibles a largo plazo
Las metas a largo plazo son aquellas que solo tiene sentido plantearlas como objetivos a alcanzar en cuestión de años, o que a pesar de que nunca se lleguen a alcanzar del todo, nos ayudan a establecer rutinas. Por ejemplo, aprender idiomas, ponerse en forma, conocer a más gente, viajar, etc. Así pues, haz un listado de unos 5 o 6 objetivos a largo plazo, aquellos que más ilusión te hagan, para que a partir de este esquema luego puedas decidir de una manera más fácil qué hacer.
3. Concreta tus planes
En este paso para establecer metas de vida debes operacionalizar la manera en la que alcanzarás esas metas, teniendo en cuenta maneras realistas de conseguirlo, por un lado, y que esa manera de alcanzarlas no entre en conflicto directo con tus valores. Por ejemplo, si uno de tus objetivos es viajar pero uno de tus valores más importantes es la protección del medio ambiente, vale la pena que te plantees cómo viajar sin utilizar el avión, dado que este medio de transporte contamina mucho. Para ello, establece una estrategia acerca de viajar haciendo autostop, por ejemplo, o en bicicleta, tren, etc.
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4. Subdivide tus objetivos en metas a corto plazo
No se puede vivir solo de metas a largo plazo; es importante dividirlas en marcos temporales más cortos para ilusionarse con los resultados que vamos alcanzando semana tras semana.
Por eso, a partir de aquellas metas que te hayas fijado a largo plazo, segmenta pequeñas victorias que te acerquen a ellas a un mes vista. Ten en cuenta que este paso solo sirve para darte cuenta de tu progreso, y que no debes obsesionarte con él. Finalmente, con estas metas a corto plazo podrás crear calendarios acerca de cuál debe ser tu progreso a lo largo del tiempo, de manera que crees un compromiso contigo mismo y no tires la toalla fácilmente. Este calendario te ayudará a tener un control acerca de si vas consiguiendo tus metas o no.
5. Revisa tus objetivos de vida
Con el tiempo todos cambiamos, y es posible que una meta de vida deje de ser importante o deje de tener sentido para ti pasado un tiempo. Esto es normal y forma parte del proceso de crecimiento y evolución psicológica. Por ello, debes monitorizar tus avances y fijarte en si lo que haces sigue motivándote y despertando en ti ilusión. Si no lo hace, abandona esas metas sin juzgarte, dado que eso en sí no es malo.
Referencias bibliográficas:
- Bandura, A. (1998). Self-Efficacy: The Exercise of Control, W.H. Freeman and Company, Nueva York.
- Grant, A. M.; O'Hara, B. (2006). "The self-presentation of commercial Australian life coaching schools: Cause for concern?". International Coaching Psychology Review. Leicester: The British Psychological Society. 1 (2): 21–33 [29].
- Ventegodt, S.; Joav M.; Niels Jørgen A. (2003). "Quality of Life Theory III. Maslow Revisited". TheScientificWorldJournal. Finland: Corpus Alienum Oy (3): 1050–1057.
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