La psicología es una de las carreras con mayor diversidad de salidas profesionales y, a la vez, es una de las carreras universitarias más demandadas. Esta combinación hace que lo que decidimos hacer tras completar la Licenciatura o el Grado en Psicología sea clave, ya que de ello dependerá que nos podamos posicionar bien en el mercado laboral o no.
Y es que estudiar para ser psicólogo o psicóloga no es lo mismo que profesionalizarse en Psicología; lo primero implica únicamente aprender en términos generales, y lo segundo lleva añadido el hecho de tener una visión estratégica de cómo podemos hacer de esa profesión un proyecto laboral sostenible y capaz de permitirnos vivir de ello.
Del mismo modo en el que hay una diferencia entre lo que se ve en una aula de universidad y lo que se ve en el día a día atendiendo pacientes y clientes, debemos aprender tanto la teoría como la práctica, incluso en sus pequeños detalles cotidianos. Por eso, en este artículo hablaremos acerca de las pautas a tener en cuenta para profesionalizarse en psicología.
¿Cómo pasar de estudiar Psicología a trabajar en ella?
El hecho de que cada día sean más las empresas y organizaciones de todo tipo que solicitan los servicios de un psicólogo, ya sea del ámbito clínico, de Recursos Humanos, Deportivo o especializado en desarrollo personal, convierte a la psicología en una carrera atractiva para personas jóvenes que quieren dedicar su vida a esta disciplina y ampliar su horizonte profesional. Hoy en día, las labores de los especialistas con este perfil son muy variadas, y como siempre van apareciendo nuevas investigaciones y descubrimientos científicos sobre la conducta y la mente humana, lo normal es seguir formándonos una vez terminada la carrera de Grado o Licenciatura.
Debido a la gran diversidad de itinerarios que pueden tomar los estudiantes de la psicología y las diversas modalidades de especialización que existen una vez terminada la carrera, es posible que algunas personas que quieren iniciar sus estudios se puedan sentir abrumadas o desorientadas.
Es por eso que en el artículo de hoy repasaremos de manera resumida los pasos que podemos seguir para ser psicólogos, además de las ventajas de estudiar el Grado de Psicología y de la especialización postuniversitaria.
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¿Qué debemos tener en cuenta para estudiar psicología?
Estudiar psicología nos permite aprender más acerca de la naturaleza humana, la mente y también sobre las emociones y psicopatologías en el ámbito de la salud mental. Además de eso, nos equipa con varias herramientas útiles para ayudar a cualquier persona que pueda presentar alteraciones en su salud mental o necesite cualquier tipo de ayuda profesional en su vida diaria.
Para empezar a estudiar la carrera de psicología debemos plantearnos si eso es lo que realmente queremos para nuestra vida profesional y si esa es nuestra verdadera vocación. Para ello, merece la pena ordenar nuestras expectativas y prioridades en un papel y, a partir de eso, realizar un breve análisis DOFA. Además de eso, también debemos tener en cuenta la gran variedad de especializaciones que podemos cursar en el futuro, algo que sin duda nos motivará mucho más para dar el paso definitivo.
El primer paso para convertirse en profesional de la psicoterapia es estudiar el Grado o Licenciatura en Psicología en la universidad de nuestra preferencia. Esta formación nos permitirá adquirir los conocimientos esenciales de la psicoterapia en general, mediante una metodología científica y organizada en bloques temáticos teórico-prácticos.
Conviene aclarar que aunque aquí nos centraremos en la trayectoria formativa para llegar a ser psicoterapeutas, existen otras salidas además de la psicoterapia con las cuales se puede ejercer como profesional experto en salud mental.
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Las claves para profesionalizarse en Psicología
El mundo de la psicología es tan amplio y abarca tantos ámbitos de intervención que lo recomendable es seguir estudiando y especializándose en Másters y/o Posgrados, ya que de esta forma tendremos mayores conocimientos y mayores probabilidades de posicionarnos en el mercado de trabajo.
En el mundo laboral siempre será más buscado un profesional cualificado y especializado en su rama de intervención que otro graduado en psicología que no cuente con estudios específicos ni con un nivel óptimo de formación tras la universidad.
Es por eso que para convertirnos en psicólogos y psicólogas de alto nivel debemos elegir un ámbito de intervención, según nuestras preferencias y vocación; en el cual especializarnos para adquirir todas las herramientas y estrategias que nos conviertan en profesionales virtuosos, fiables y metódicos.
Son muchas las ramas de especialización por las que podemos decantarnos, entre las más demandadas podemos encontrar la Psicología Clínica, la Neuropsicología, la Psicología Infantil, la Psicología Organizacional o de los Recursos Humanos y la Psicología Deportiva, además de las diversas especialidades internas que se incluyen en cada una de estas ramas o modalidades.
Sin importar la rama en la que queremos especializarnos, es importante realizar las prácticas específicas de cada especialización durante la formación post-universitaria, ya que el grado/licenciatura se centra más bien en la teoría y en la Psicología en general, como disciplina abstracta en vez de dar detalles sobre el día a día del psicólogo y su trabajo práctico.
Con las prácticas que encontramos en los estudios de Máster o Posgrado adquirimos todas las destrezas y habilidades de aplicación práctica necesarias en la vida diaria de un profesional de la psicología. Además de eso, el aprendizaje se lleva a cabo la mayoría de veces en centros especializados junto a profesionales de gran cualificación y en entornos profesionales similares a los de la vida real de un psicólogo.
En resumen, el conocimiento práctico adquirido en las prácticas post-universitarias nos resultará de gran utilidad a la hora de introducirnos en el mercado laboral actual y nos permitirá adaptarnos con mayor destreza y facilidad al mundo real de la psicología diaria.
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Ventajas de seguir estudiando al terminar la carrera
Además de facilitarnos el acceso a más clientes debido a una mayor cualificación y conocimientos, seguir estudiando al terminar la carrera y especializarnos en un área determinada nos permitirá actualizar nuestros conocimientos y adquirir las mejores terapias, técnicas y estrategias propias de nuestra disciplina y especialización.
Otra de las ventajas de especializarse es la de encontrar nuevas áreas en las que poder profundizar y aprender dentro de la disciplina psicológica, que podemos emplear en nuestra práctica diaria profesional.
Por el contrario, el principal inconveniente de seguir estudiando al terminar la carrera es el gasto económico que desempeñamos en Másters y/o Posgrados, el tiempo invertido en la formación post-universitaria y el esfuerzo que debemos poner en práctica para superar con éxito cada una de las fases u objetivos de formación.
Cómo elegir un Máster o un Posgrado
A la hora de elegir el mejor Máster o Posgrado que se adapte a nuestros intereses debemos tener en cuenta una serie de aspectos que son de gran importancia para nuestro futuro profesional.
Para empezar, debemos asegurarnos de que esta formación permite la realización de prácticas en centros especializados y de que las clases están impartidas por profesionales del sector y no únicamente por personas que se dedican casi al 100% de la docencia.
Además de eso, es importante valorar la posibilidad de estudiar de manera online o híbrida (presencial y online a la vez), de contar con materiales de estudio actualizados y de tener tutores fácilmente accesibles para resolver dudas en cualquier momento y de manera personalizada.
Por lo general, se recomienda que al menos el 50% de los contenidos estén orientados a la práctica del trabajo, y no solo a los aspectos teóricos del mismo; a fin de cuentas, la profesionalización implica prepararnos de la mejor manera posible para empezar a trabajar en un ámbito, algo complicado si tan solo tenemos un conocimiento basado en ideas abstractas y no en aspectos cotidianos del trato con clientes, pacientes, equipos de investigación, comunidades en las que intervenir, etc.
Por último, es importante tener en cuenta el precio de la formación y la duración de la misma, así como también el número de créditos estandarizados que ofrece cada asignatura. Si consideras que necesitas una formación muy completa, elegir un Máster es la mejor opción; si por el contrario te es suficiente con estudiar durante unos pocos meses, la opción del posgrado puede ser la más adecuada.
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