Las habilidades sociales son aquellas competencias comunicativas y de gestión emocional que nos permiten expresarnos, comprender a los demás y conectar con el resto de las personas.
Dichas aptitudes nos ayudan a desarrollarnos correctamente en nuestra vida privada, pero no cabe duda de que también tienen una gran importancia en la mayoría de puestos de trabajo. Y el rol de psicólogo psicoterapeuta es una de las posiciones en las que estas cobran mayor relevancia. Por ello, en este artículo veremos qué habilidades sociales son más importantes para el desempeño profesional de los psicólogos.
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¿Cuáles son las habilidades sociales más importantes para un buen psicólogo?
La psicología es una de las profesiones donde estas habilidades son más necesarias porque la correcta relación y comunicación entre cliente y terapeuta es esencial para entender la raíz del motivo de consulta, para comunicar bien en qué consisten las soluciones propuestas por el psicólogo, y para aumentar el grado de compromiso con el tratamiento, lo cual contribuye a cumplir con los objetivos de cualquier forma de intervención psicológica.
En este sentido, existen varias habilidades sociales que son elementales para el correcto funcionamiento de una terapia psicológica, y sin las cuales un profesional de la psicología tendría serias dificultades para hacer su trabajo. Son las siguientes.
1. Capacidad de síntesis
La capacidad de síntesis a la hora de dar una información determinada es una habilidad comunicativa clave que nos permite resumir ideas y sentimientos complejos en pocas palabras clave que el cliente pueda entenderlo casi todo en poco tiempo.
Esta habilidad también es necesaria para ayudar al cliente a expresar lo que siente y, en definitiva, para poner en pocas palabras todo aquello que presenta la persona en su mundo emocional interior, algo necesario para comprender lo que le ocurre.
Puesto que el principal vehículo terapéutico para cualquier psicólogo se basa la palabra, cualquier profesional que se dedique a tratar alteraciones psicológicas debe entrenar esta habilidad comunicativa y muchas otras asociadas a la misma.
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2. Asertividad
La asertividad es la habilidad de expresar los propios intereses, planteamientos o ideas, defendiendo siempre el propio punto de vista pero a la vez sin desatender los intereses ni a la integridad de los demás.
Se trata de una de las habilidades sociales más importantes para funcionar en sociedad y también una virtud muy importante para cualquier psicólogo, ya que en terapia es necesario tratar temas delicados, teniendo tacto, pero sin evitar hablar sobre ello debido a la incomodidad que pueda generar.
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3. Capacidad para leer el contexto
Saber identificar correctamente el contexto en el que se dicen según qué cosas es esencial para todo buen psicólogo que tenga intención de entender todo aquello que le cuenta su cliente en terapia y para saber expresarse.
Esto es de gran relevancia porque el contexto influye enormemente en el significado de las palabras y las frases, y una información puede tener un valor u otro en función del la situación en la que sea expresada.
De igual manera, también es importante saber identificar las motivaciones que puede tener una persona para decir o hacer algo en particular, de acuerdo al contexto en el que se encuentra.
4. Capacidad empática
La empatía es la capacidad que tenemos los seres humanos para ponernos en el lugar de otra persona y entender cuáles son sus motivaciones, deseos, intenciones, opiniones o sufrimiento que pueda experimentar.
Esta habilidad social es seguramente una de las primeras que un psicólogo debe llevar incorporada, y consiste en un proceso de reconocimiento e identificación de las acciones, circunstancias y sentimientos que pueda tener la otra persona, sin necesariamente tener que aceptarlos o validarlos. Eso sí, todo ello sin confundir el rol de terapeuta con el rol de amigo o amiga.
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5. Liderazgo
El liderazgo es una habilidad esencial para cualquier profesional, pero en el caso de la psicología adquiere una importancia capital, puesto que un buen terapeuta debe ser capaz de guiar a su cliente durante el proceso de la terapia.
Esto significa saber dirigir la terapia y las conversaciones hacia donde más convenga para el cliente y, por el contrario, evitar tratar en profundidad aquellos temas que puedan no ser tan importantes en ese momento.
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6. Autoliderazgo
El autoliderazgo también es una habilidad social imprescindible, ya que el propio psicólogo debe tener claro en todo momento cuál es el camino a tomar durante la terapia con un cliente y saber poner por delante de cualquier cosa sus interese personales, incluso por encima de los propios impulsos.
Autoliderazgo también significa ser metódico, ordenado, disciplinado y seguir siempre el camino que más convenga a la persona que el terapeuta está tratando.
7. Autocrítica
La autocrítica es tan necesaria como el autoliderazgo y es la habilidad que permite a cada profesional ponerse frente al espejo y analizar si realmente está haciendo bien su trabajo o si es apto para la tarea que se le ha encomendado.
Esta capacidad permite reconocer a cada uno de los terapeutas, siempre que sea el caso, que no podemos saber en todo momento qué piensa o cómo se siente el cliente y nos ayuda a buscar apoyo o asesoramiento por parte de otros profesionales, otros psicólogos o bien derivando el caso a otro profesional.
8. Respeto
El respeto de un psicólogo hacia su cliente y hacia la propia profesión debe ser constante desde el inicio de la terapia hasta su finalización. Implica tener en cuenta todo lo que hay en juego a la hora de atender los problemas que el paciente experimenta.
Se trata de una de las habilidades sociales básicas para relacionarnos correctamente en sociedad y también en uno de los pilares esenciales para que la terapia logre su objetivo principal: la mejora en la salud mental del cliente.
9. Escucha activa
La escucha activa es también otra de esas habilidades sociales que no pueden faltar en el repertorio de un buen psicólogo, y es la base para lograr un entendimiento claro durante cada sesión de terapia.
Escuchar de manera activa significa escuchar las palabras de la otra persona y también atender a lo que no dice, sus preocupaciones, motivaciones, miedos, sentimientos, dolor emocional y lenguaje no verbal.
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10. Sentido del humor
El sentido del humor es una de esas habilidades sociales accesorias, que pueden parecer de menor importancia, pero que pueden ser muy útiles durante el transcurso de la terapia.
El humor en terapia puede usarse para aliviar la tensión provocada por temas graves o muy serios y ayuda también a que el cliente se relaje cuando tiene que hablar de temas difíciles o traumáticos.
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