La Defusión Terapéutica de los pensamientos distorsionados: ¿qué es y cómo funciona?

La defusión cognitiva nos ayuda a reducir la fuerza de los pensamientos.

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Si las personas viniésemos de fábrica con la capacidad mental de no tomar demasiado en serio todo lo que se nos pasa por la cabeza, si comprendiéramos con más facilidad que no todo lo que pensamos es lo que vivimos o vamos a vivir, es muy probable que nos resultase mucho más sencillo aceptar y adaptarnos mejor a nuestra realidad.

Lo cierto es que, comúnmente, ocurre lo contrario. Los humanos nos enredamos con las cavilaciones. Con frecuencia, desarrollamos patrones de pensamientos, sustentados en creencias distorsionadas aprendidas que, en determinadas situaciones y a distintas personas las conducen a un círculo viciado de preocupaciones excesivas, dudas recurrentes, mucho nerviosismo y trastornos de la ansiedad.

Es habitual, que a nuestras consultas, la de los y las psicoterapeutas profesionales, acudan personas muy apegadas a pensamientos que consideran que las definen: que las hacen percibirse como inútiles, poco competentes, incluso inferiores. Personas que experimentan una especie de entumecimiento mental improductivo, con el que se acaban identificando y padeciendo.

Cuando evaluamos a estas personas, con esos pensamientos tan intrusivos, consideramos que en ellas se ha producido una fusión cognitiva, es decir, un enganche total a uno o varios pensamientos distorsionados. A estas personas le resulta difícil observar estos pensamientos como distintos a ellas mismas; están completamente absortas en un parloteo mental en modo bucle.

Para estos casos, conseguir introducir una brecha entre la persona y sus pensamientos autolesivos resulta esencial. La defusión cognitiva, en el marco de las terapias de aceptación y compromiso y las terapias contextuales, e incluso en la combinación reestructuración cognitiva de las terapias cognitivo-conductuales, viene demostrando su eficacia para observar con perspectiva y afrontar los pensamientos contraproducentes y angustiosos.

La defusión en la práctica terapéutica

La defusión cognitiva es un proceso mediante el cual podemos aprender a no tomarnos los pensamientos de manera imperiosa, al pie de la letra, a reducir la fuerza de esas palabras con las que, a veces, nos machacamos una y otra vez. La defusión terapéutica facilita la comprensión de que, los pensamientos distorsionado no son nuestra experiencia real, por mucho que sean capaces de hacernos sentir tristeza, ansiedad, vergüenza, bochorno o celos.

El lenguaje puede llevarnos a juzgarnos con severidad, a desvalorizarnos y a hacernos creer que eso que pensamos nos define como personas. Cuando esto le ocurre a alguien, especialmente si sostiene creencias poco flexibles, lo habitual es que desarrolle conductas de evitación cuyo objetivo es tratar de sacarnos de la cabeza esas ideas negativas que nos causan tanto malestar.

Dicho así, parecería algo muy apropiado, positivo y útil. Particularmente, si partimos de la creencia de que los esfuerzos evitativos alivian el sufrimiento psicológico. Sin embargo, más allá de las estrategias de evitación con las que pretendemos no sentir miedo, tristeza, etc., y que apenas nos proporcionan alivio pasajero, esta evitación tiene que ver más con la perseverancia del problema que con su resolución.

En este sentido, la defusión cognitiva, sin negar que los cambios de pensamientos sean beneficiosos, propone el abandono de los esfuerzos improductivos de la evitación a partir de la aceptación de esos pensamientos contraproducentes y el aprendizaje de las diferencias entre lo que se piensa y la experiencia directa, quebrando esa fusión entre pensamiento y persona. La difusión es un proceso que se ha de explicar e implementar con las sesiones terapéuticas, requiere tiempo que quien pase por este proceso perciba adecuadamente la distinción entre “él/ella” y sus experiencias.

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¿Cómo funciona la defusión cognitiva?

Existen diferentes técnicas a través de las cuales podemos poner en práctica la defusión cognitiva o aprendizaje necesario para discernir entre lo que se piensa sobra alguna cosa y lo que realmente es o sucede. Dado que estas técnicas pueden parecerles extrañas o resultarles raras a nuestros clientes, conviene explicarlas presentándolas en el contexto adecuado.

Recuerda, si eres psicoterapeuta, o entiende si no lo eres, que este fenómeno de la defusión es contrario a toda una vida en la que hemos interiorizado la creencia de que las palabras, con las que conformamos nuestros pensamientos, explican con exactitud nuestra experiencia vital, captan la verdad absoluta, nos definen. Afortunadamente, hay muchas maneras de identificar, en terapia, a esos pensamientos como pensamientos y cómo, los pensamientos, no captan toda la verdad de la experiencia directa de una persona.

Técnicas como la de “Mirar a” frente a “Mirar a través”, introducida por el psicólogo clínico Chris McCurry, ofrece una manera muy concreta de presentar la defusión, utilizando para ello accesorios físicos, como las gafas de ojos de insecto o gafas tintadas (que se colocan paciente y terapeuta) se consigue tomar distancia, ver en modo perspectiva de observador el problema (las gafas son de la ansiedad, de la tristeza, de la dependencia, etc.); se alcanza a entender que el contenido de los pensamientos autorreferenciales no nos definen como personas.

Identificar los pensamientos como producto de la mente, utilizando para ello técnicas de convención lingüística metafórica, permiten la defusión de los pensamientos problemáticos. Las metáforas permiten la liberación del entumecimiento mental improductivo, del que hablamos al principio, porque favorecen romper con la literalidad de los pensamientos de evitación. Fácilmente se entenderá la semejanza de que “luchar con la ansiedad es como correr desesperadamente para salir de un lodazal”; resulta algo muy poco efectivo.

Como a nuestra mente le resulta fácil hacer evaluaciones negativas de casi todo, de nuestras experiencias, de otras personas, del mundo en general, la técnica de la evaluación – descripción resulta (entre otras) muy apropiada para la defusión de los pensamientos rumiantes e intrusivos. Básicamente, se trata de que el cliente perciba la solidez de la experiencia directa, a través del lenguaje descriptivo en contraposición a las evaluaciones fundamentadas en las creencias aprendidas e inflexibles que suele haber detrás de los pensamientos problemáticos.

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Psicólogo y Psicoterapeuta

Las Palmas de Gran Canaria
Terapia online

Blas Rodríguez es psicólogo y terapeuta con una amplia trayectoria y experiencia en salud mental y en medicina psicosomática de problemas agravados por las condiciones mentales.

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