"El éxito nunca es definitivo, el fracaso jamás es fatal: es el coraje para continuar lo que cuenta” - Alain de Botton. Existe un nivel de confusión en cuanto a la búsqueda constante del estatus. Creemos que somos libres en este camino y que lo que queremos lograr es un nivel más alto, identificando "alto" como "mejor".
En general, hay poco de libertad en ese proceso, ya que más de una vez, el objetivo se encuentra en referencia a ideas o mandatos que tuvimos desde niños. Pero algo más complicado y de hecho más escondido a nuestros ojos es que este punto final al que queremos llegar no es ni más ni menos que el resultado de la comparación con los demás y no, junto a los demás.
¿Qué quiere decir esto? Que, en realidad, esa supuesta adquisición de logros que nos estaría dando un estatus social valorado, está lejos de ser un propósito armado por nosotros. En lugar de eso, se ha edificado en relación a lo que el otro es o tiene, y es a partir de allí que construimos nuestro presente, nuestro futuro y, por qué no, el de nuestra descendencia.
Competir contra todo
Parece algo obvio, pero dejamos de lado este punto de origen cuando nos sostenemos en razones que nos hacen competir con otros en vez de aprender de otros. Esta forma de mirar la vida, resultado de nuestra modernidad ha dado como respuesta la erupción de nuevas patologías como la ansiedad generalizada y la ansiedad por estatus que afectan profundamente la salud mental y nuestro bienestar emocional.
Este artículo explora la red de factores que contribuyen a la ansiedad por estatus, debido a que se ha convertido en un fenómeno penetrante en nuestra sociedad contemporánea. Desde la presión social hasta las expectativas irrealistas alimentadas por las redes sociales, cada elemento juega un papel crucial en la construcción de esta ansiedad que, en última instancia, moldea nuestras percepciones y decisiones, y por ende nuestros vínculos.
Es posible encontrar relación entre la ansiedad por estatus y el pensamiento mágico. En nuestra búsqueda por la validación social, recurrimos a creencias y prácticas que podrían considerarse irracionales. Si entendemos cuáles son los mecanismos psicológicos que entran en juego cuando enfrentamos la presión de destacar en un mundo obsesionado con la comparación constante, podemos comprender el origen de nuestras conductas y así decidir sinceramente cual es nuestro objetivo.
¿Qué es el pensamiento mágico?
El pensamiento mágico se refiere a la creencia o la percepción de que ciertos eventos están relacionados de manera causal cuando, en realidad, no hay una conexión lógica entre ellos. Este tipo de pensamiento a menudo implica atribuir poderes sobrenaturales o mágicos a objetos, acciones o eventos, y puede manifestarse en diversas formas, como supersticiones, rituales o creencias en la influencia de fuerzas ocultas.
Los humanos tendemos a recurrir al pensamiento mágico por diferentes razones. Cuando el mundo se nos presenta incierto o amenazante el pensamiento mágico puede proporcionar una sensación de control al hacer que las personas sientan que tienen influencia sobre eventos que, de otro modo, podrían parecer aleatorios o incontrolables.
Debido al estrés y la incertidumbre este tipo de pensamientos puede darnos una aparente y transitoria calma que desaparece en cuanto ponemos nuevamente los pies sobre la realidad. También nos permite encontrar explicación temporaria a lo desconocido o a aquello que nos trajo tanto dolor como la muerte de alguien querido, de esta manera obtenemos un quantum perdido de esperanza que es tan necesaria para la vida en esos momentos de desolación. Las creencias compartidas en supersticiones o rituales pueden fortalecer la cohesión grupal y proporcionar una sensación de pertenencia y así calmar parte de un dolor intenso.
Es importante destacar que el pensamiento mágico no se limita a culturas específicas o niveles educativos; es una característica inherente a la psicología humana y puede manifestarse de diferentes maneras en diversas sociedades y contextos. Aunque puede ofrecer ciertos beneficios psicológicos, también es esencial equilibrar estas creencias con un pensamiento crítico y una comprensión fundamentada de la realidad para tomar decisiones informadas.
Piaget, decía que el pensamiento mágico es una parte natural del pensamiento preoperacional, que ocurre aproximadamente entre los 2 y 7 años de edad, según su teoría del desarrollo cognitivo. En la etapa preoperacional, los niños aún no han desarrollado plenamente la capacidad de pensar de manera lógica y concreta. En lugar de eso, tienden a basar su comprensión del mundo en la percepción inmediata y en la lógica intuitiva. El pensamiento mágico se manifiesta en la tendencia de los niños a creer en conexiones causales improbables, atribuir intenciones a objetos inanimados y tener dificultades para distinguir entre la realidad y la fantasía.
La angustia por compararnos
Lo concreto es que el pensamiento mágico se encuentra relacionado con el manejo de la angustia. Es importante señalar que, aunque el pensamiento mágico puede proporcionar cierto alivio temporal, no aborda las raíces subyacentes de la angustia.
Alain de Botton, un filósofo y escritor suizo-británico, ha abordado cuestiones relacionadas con la presión social, la comparación con los demás y la búsqueda de significado y satisfacción en la vida. "Status Anxiety" (La Ansiedad del Estatus) su libro explora cómo la sociedad contemporánea está obsesionada con el estatus y cómo la ansiedad relacionada con el estatus puede afectar nuestra vida y nuestras decisiones. Examina cómo las comparaciones con los demás, especialmente en términos de logros y posesiones materiales, pueden generar ansiedad.
Las plataformas digitales a menudo nos llevan a compararnos con los demás de maneras que pueden ser perjudiciales para nuestra autoestima y bienestar emocional. Es en este punto como el pensamiento mágico y la presentación selectiva de la vida en las redes sociales pueden crear una sensación distorsionada de la realidad a modo de pensamiento mágico.
Conclusiones
La búsqueda de la felicidad no debería basarse en comparaciones externas, sino en comprender y perseguir nuestras verdaderas necesidades y valores. Destacar los peligros de la ansiedad por estatus y abogar por enfoques más auténticos y centrados en el desarrollo personal para encontrar la satisfacción y el significado en la vida parece una forma de salir de esta carrera que no sabemos ni por qué ni el con quien.
Comprender que el mejor desafío es el que nos conduce desde adentro puede ser una de las soluciones a muchas patologías mentales y físicas, reflexionar en que la mejor forma de superación es la que intentamos con nosotros mismos debería ser tarea de todos los días.
