Las 8 diferencias entre emociones primarias y secundarias

Veamos cómo distinguir entre emociones primarias y secundarias con facilidad.

Diferencias entre emociones primarias y secundarias

Entendiendo las emociones como reacciones cognitivas, fisiológicas y motoras ante estímulos que producen un efecto en el sujeto, las podemos dividir en primarias o secundarias según las características que muestran.

En este artículo hablaremos de las características propias de las emociones, centrándonos en la distinción entre emociones primarias y secundarias.

¿Qué entendemos por emoción?

Las emociones son reacciones psicofisiológicas, es decir, que se produce una activación corporal y una respuesta mental, ante distintos estímulos que se hacen presentes en el ambiente, como puede ser un objeto, una acción o una persona. Debemos entenderlas como una respuesta compleja, de corta duración, donde participan distintos componentes: el cognitivo, vinculado con la sensación más subjetiva; el fisiológico, como ya hemos dicho de activación corporal y el motor, cómo se expresa la emoción.

Así podemos dividirlas entre emociones que nos producen sensaciones positivas (alegría), negativas (asco, tristeza, miedo e ira) o neutras (sorpresa). Todas las emociones, independientemente de sus características, cumplen tres funciones. Son: adaptativas (nos permiten conocer cómo nos sentimos y podernos ajustar al ambiente que nos rodea), sociales (nos facilitan la comunicación con otros individuos), y motivacionales (dirigen nuestra conducta y ayudan a que seamos persistentes en la consecución de nuestras metas).

Principales diferencias entre las emociones primarias y secundarias

Podemos distinguir entre emociones primarias, también denominadas básicas o secundarias, conocidas también como sociales, según las distintas características que muestran cómo es su origen, el patrón de respuesta que presentan, si se repiten, si las muestran todo el mundo… A continuación veremos con más detalle cuáles son los rasgos principales de cada una y en qué se distinguen.

1. Origen de cada emoción

Las emociones primarias son innatas, dicho de otro modo, se observan desde el nacimiento del individuo, desde bien pequeño ya las muestra sin necesitar de un aprendizaje previo. En cambio, las emociones secundarias, como bien nos indica su otra denominación, sociales, son aprendidas cuando el individuo interactúa con su entorno social. Es decir, no nacemos con ellas, necesitamos del entorno para desarrollarlas.

2. Cuándo se muestran

Vinculado con el punto anterior, diremos que las emociones primarias aparecen a medida que el cerebro madura y se desarrolla. En comparación, las emociones secundarias surgirán más tarde, a partir de los 2 años y medio o 3 años. Esto se debe a la necesidad, de este último tipo, que el sujeto se socialice y sea capaz de interiorizar distintas normas sociales.

Distinguir entre emociones primarias y secundarias

3. Modo de expresarlas

En el caso de las emociones primarias, poseen un modo de expresión propio y único. Es decir, el modo de expresión facial se vincula con una única emoción básica. Contrariamente, las emociones secundarias no presentan patrón de expresión propio y pueden mostrarse de manera más variable.

4. Universalidad

Existe consenso entre distintos autores en considerar un grupo de emociones como universales, observándose en las distintas culturas y países del mundo.

Así pues, si tenemos en cuenta los rasgos descritos hasta ahora, es fácil deducir que las que se muestran de manera universal son las primarias o básicas, puesto que no tienen influencia externa y se presentan en todos los sujetos por igual, todo el mundo es capaz de expresarlas y reconocerlas.

En cambio, las emociones secundarias pueden aparecer en algunas culturas o grupos sociales y no mostrarse o reconocerse en otras.

4. Facilidad para reconocerlas

Como ya hemos visto, las emociones primarias tiene un modo de expresión propio y único, por esta razón será fácil identificarlas y todo el mundo podrá reconocerlas. En cambio, la distinción o identificación de las emociones secundarias no es tan clara y puede haber más confusión en el momento de reconocerlas.

5. Necesidad de un desencadenante

Por lo general, las emociones primarias necesitan de un desencadenante específico, de un estímulo externo, que produzca una reacción psicofisiológica en el sujeto. En contraposición, las emociones secundarías, pese a poder mostrar un estímulo que las precipite, este puede no ser tan claro o incluso puede que no exista dicho estímulo.

6. Funcionalidad

Ambos tipos de emociones, las primarias y secundarias, pueden ser adaptativas y funcionales, dependiendo por ejemplo de la intensidad con la que se manifiestan; cuando esta es excesiva, no es proporcional a la situación vivida, puede repercutir en la funcionalidad del sujeto.

Asimismo, la función de las emociones primarias se vincula con la capacidad de supervivencia, permitiendo al individuo actuar según los acontecimientos exteriores y adaptarse a ellos, acercándonos o alejándonos.

Por su parte, las emociones secundarias cumplen una función más social, nos permiten comunicarnos con los sujetos de nuestro entorno y vivir en sociedad.

7. Complejidad

Las emociones primarias se consideran más simples, no se pueden descomponer en sensaciones más elementales o básicas. En contraposición, las emociones secundarias se consideran más complejas,ya que se originan a partir de la combinación de distintas emociones primarias.

8. Relación con la autoconciencia

En lo relativo a las emociones secundarias, estas necesitan de la autoconciencia, de la aparición de la identidad personal, para poder mostrarlas. Como hemos apuntado, surgen por la interacción social, generando distintas emociones según lo que nos suscita la situación o según lo que valoremos o la sociedad valore como bueno o mala. Necesitamos hacernos responsables de nuestras acciones para poder experimentar este tipo de emociones.

Contrariamente, las emociones primarias no necesitan este conocimiento de uno mismo o de las normas o consideraciones sociales, surgirán de manera no intencionada según los sucesos que acontezcan.

¿Qué emociones se clasifican en cada categoría?

Descritos los rasgos principales de las dos emociones, pasaremos a clasificar qué emociones se sitúan en cada categoría y cuáles son sus características más representativas.

Emociones primarias

Dentro de las emociones primarias se encuentran todas aquellas que están presentes en todas las culturas y todo el mundo sea capaz de identificarlas y expresarlas de un modo único y propio.

1. La alegría

La alegría se identifica como una emoción positiva apareciendo ante un estímulo que nos gusta. Vinculado con la expresión motora, la alegría suele manifestarse con una sonrisa, cuando esta es verdadera la conocemos como sonrisa de Duchenne o genuina, donde se observa una contracción del músculo cigomático mayor y menor que recubre la boca, produciendo así que las comisuras de los labios suban y del músculo orbicular, haciendo que las mejillas se eleven y los ojos se hagan más pequeños y se generen arrugas cerca de ellos.

A nivel fisiológico se produce un aumento de la tasa cardiaca y de la presión sanguínea, incrementando también los niveles de inmunoglobulina A, relacionada con la reacción de defensa ante infecciones.

2. La tristeza

La tristeza se clasifica como una emoción negativa, considerándose la más aversiva. Normalmente se da ante situaciones de separación de un ser querido o de fracaso, acontecimientos que nos producen dolor emocional. En cierto grado la consideramos funcional, puesto que dirige e impulsa al sujeto que la sufre a solucionar la situación o afrontarla mejor.

En la expresión facial típica de la tristeza observamos los párpados superiores caídos, la cejas en forma de ángulo y el entrecejo fruncido, con los labios en forma horizontal.

3. El miedo

El miedo se considera una emoción negativa que se activa ante un estímulo o situación que nos causa temor, que nos aterra. Vemos pues como también actúa como reacción adaptativa avisándonos ante estímulos que pueden ser peligrosos, facilita la conducta de supervivencia.

El miedo se expresa de manera automática con la tensión de los párpados inferiores y la obertura de la boca, con las comisuras retraídas horizontalmente.

4. La ira

La ira es una emoción negativa que surge cuando el individuo cree que ha acontecido un suceso que le perjudica o repercute negativamente en sus intereses, interpretando que este acontecimiento se ha hecho de manera intencionada o por negligencia y se podría haber evitado. La ira muestra una expresión facial tensa con las cejas juntas, la mirada fija y los dientes apretados con fuerza.

5. El asco

El asco o repugnancia se experimenta ante un estímulo que nos produce aversión, siendo esta una reacción adaptativa, ya que nos motiva a evitar objetos o alimentos contaminados o en mal estado, que pueden dañar nuestra salud. Se suele expresar con contracción de los músculos de la nariz y ojos ligeramente cerrados.

6. La sorpresa

La sorpresa se considera una emoción neutra que surge rápidamente ante un estímulo inesperado, que el sujeto no tenía previsto. La expresión facial es párpados superiores subidos y mandíbula caída, con boca ligeramente abierta.

Emociones secundarias

Como ya sabemos, las emociones secundarias se componen a partir de combinaciones de emociones primarias. Por este motivo, el número de estas será mucho mayor y las expresiones fáciles serán más variables. Algunas de las emociones secundarias son: vergüenza, culpa, celos, arrogancia u orgullo.

  • Moreno, M. y Smith, V. (2009) Infra-Humanización: Atribución de emociones primarias y secundarias y su relación con el prejuicio moderno. Interamerican Journal of Psychology.
  • Tabernero, M.E. y Politis, G.D. (2013) Reconocimiento de emociones básicas y complejas en la variante conductual de la demencia frontotemporal. Laboratorio de deterioro cognitivo-HIGA, Buenos Aires, Argentina.
  • Muñoz, JJ., Higueras, B., Bezos, L., Pérez, A., Larrosa, Á. y Rodrigo, I (2018) Manual CEDE de preparación PIR. Psicología básica. CEDE: 5ª Edición

Psicóloga

Erin Sánchez es graduada en Psicología con mención en Psicología Clínica infantil y de adultos por la Universidad Autónoma de Barcelona. Actualmente estudia para las oposiciones de Psicólogo Interno Residente (PIR) y es voluntaria en AVAN, asociación que acoge a personas con afectaciones neurológicas, con sede en Sabadell (Barcelona).

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