El mundo de las emociones acostumbra a ser descrito como algo caótico o complejo, una jungla en la que es fácil perderse y en la que acechan múltiples peligros. La dependencia, las relaciones tóxicas, los celos... son riesgos que minan nuestra trayectoria vital. Sin embargo, estos elementos potencialmente negativos de nuestra faceta emocional pueden llegar a parecer premios si los comparamos con su némesis: el estancamiento emocional.
Y es que, si en ocasiones una montaña rusa de sensaciones puede llegar a resultar agotadora y hacernos sufrir, el aplanamiento de las emociones no es una alternativa mejor; de hecho, una vez se ha experimentado, pocas personas lo desean.
A continuación exploraremos en qué consiste el fenómeno del estancamiento emocional y cuáles pueden ser sus causas.
El estancamiento emocional como falta de variedad
El estancamiento emocional puede ser descrito como la ausencia de una evolución en la experimentación de emociones. Es decir, que desaparecen los cambios de una emoción a otra, y quien la experimenta se mantiene en un estado de apatía.
Como sensaciones como la euforia se caracteriza por ser picos de activación emocional, no pueden durar mucho, y por consiguiente la persona que viva en sus carnes el estancamiento emocional tendrá el paso vetado a estas sensaciones intensas.
Esto hace que el día a día de las personas que viven con estancamiento emocional sea monótono y tedioso. Pero no se trata de una monotonía que se explique porque todo el rato se hacen las mimas cosas; alguien que cada día se enfrenta a retos nuevos es capaz de sentir este vacío emocional. La monotonía, en este caso, es interna y mental, y es en parte independiente de lo que se haga y de cómo se interactúe con el mundo exterior.
Así, el estancamiento emocional puede ser descrito como un desierto , un lugar en el que no hay atisbo de experiencias enriquecedoras no porque no tengamos recursos a nuestro alrededor, sino porque en nosotros hay una dinámica de procesos mentales que nos ha acostumbrado a experimentarlo todo a través del filtro de la monotonía.
¿Cuáles pueden ser sus causas?
La presencia de estancamiento emocional puede tener causas muy diferentes. Pasemos a analizarlas.
1. Trastornos depresivos
Los trastornos depresivos, como por ejemplo la depresión mayor, son etiquetas diagnósticas que a menudo vienen de la mano del estancamiento emocional. Muchas personas deprimidas no están simplemente tristes, sino que más bien notan una cierta incapacidad a la hora de experimentar sensaciones intensas.
Por ejemplo, la anhedonia, que es la incapacidad de vivir sensaciones placenteras o de euforia, está muy presente en los casos de depresión.
La abulia, que es la falta de motivación y de iniciativa para hacer las cosas y plantearse objetivos, también es típica de la depresión, y está muy relacionada con el estancamiento emocional. A fin de cuentas, si anticipamos que hacer ciertas cosas no nos hará sentir mejor... ¿por qué hacerlas?
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2. La experimentación de picos de emoción muy intensos
El hecho de haber pasado una etapa en la que las emociones han sido muy intensas puede hacer que más adelante nos veamos incapaces de sentir las cosas con intensidad, al menos durante un tiempo y si no hacemos nada para remediarlo.
Por ejemplo, esto se nota mucho en la vida amorosa de las personas: el hecho de haber pasado por una relación muy pasional hace que las que vienen después empequeñezcan y, por comparación, las experimentemos como una ausencia total de estímulos relevantes.
3. Las adicciones
Las adicciones químicas a sustancias son capaces de hacer que aparezca un estancamiento emocional muy brusco. Simplemente, toda la parte de nuestro cerebro que se encarga de producir emociones, el sistema límbico, hace que su prioridad número uno sea lá búsqueda de la droga.
De este modo, el vacío emocional es en este caso la otra cara de la moneda de la necesidad de dosis; todo lo que no tenga que ver con la búsqueda de la sustancia que se necesita desaparece de nuestra mente, tanto en lo cognitivo como en lo emocional.
4. Lesiones cerebrales
Algunos desórdenes neurológicos producidos por lesiones en partes del cerebro pueden hacer que, simplemente, las emociones dejen de experimentarse.
Además, en algunos casos las heridas en el cerebro hacen que otros procesos mentales también fallen, lo cual significa que estos casos de estancamiento emocional vienen de la mano de otros problemas.
Sin embargo, a veces solo falla la parte relacionada con la producción de emociones, haciendo que la persona empiece a experimentar la realidad como si le fallase una pieza, algo muy difícil de explicar. Esto supone un cambio radical en el estilo de vida de la persona, teniendo en cuenta que, al contrario de lo que se cree, incluso los psicópatas experimentan emociones.
Afortunadamente, estos casos son excepcionales y normalmente pueden ser detectados a través de tecnologías de estudio del cerebro.