Los hackers, o piratas informáticos, examinan la estructura y el modo en el que funcionan ciertos programas para detectar grietas en ellos y encontrar oportunidades para infectar ordenadores.
Del mismo modo, las personas que desarrollan estrategias para estafar a otras a través de Internet (y desde la comodidad de su casa) han de ponerse en la piel de aquella persona a la que quieren estafar y detectar los rincones en los que su modo de tomar decisiones deja flancos desprotegidos por los que introducir el engaño.
¿Somos vulnerables ante las estafas en internet?
Y lo cierto es que, por mucho que para algunas personas estos engaños parezcan ridículos de tan evidentes que son, tienen su "público" de pobres usuarios de Internet que terminan dando sus datos bancarios sin que sepan que están cayendo en un timo. Es más, hay personas que, dependiendo del contexto y de cómo se encuentren, podrían ser víctima de estos engaños en cierto momento y detectarlos fácilmente en otros.
Esta es, por lo menos, una de las conclusiones a las que se llegó en un estudio realizado por AARP y publicado en un informe llamado Caught in the Scammer's Net. En este documento se explican los factores de riesgo que podrían convertirnos en víctimas de fraude online, y muchos de ellos son sorprendentes.
El peso de las emociones
Tradicionalmente hemos venido pensando que en la toma de decisiones influyen básicamente los argumentos racionales. Así, por ejemplo, el hecho de decidir si merece la pena clickar o no en un enlace que nos ha llegado a través de un e-mail se basaría en valorar los pros y los contras de esa acción, la estimación de los riesgos, y el valor que se le da a la posible utilidad de hacer esa acción.
Sin embargo, el estudio de AARP muestra que el estado emocional en el que se encuentran las personas a la hora de exponerse a timos por internet es increíblemente relevante. Las personas que acababan de pasar por una experiencia altamente estresante, como el despido de su puesto de trabajo o la pérdida repentina de poder adquisitivo, son significativamente más propensas a caer en estos timos. Del mismo modo, los individuos con sentimiento de aislamiento y soledad también caen con mayor facilidad en estas trampas.
Del mismo modo, el simple hecho de ser una persona más impulsiva y con tendencia a llevar a cabo actividades arriesgadas también nos predispone a caer en el timo online.
La explicación a esto podría ser que el hecho de mantenerse en ciertos estados emocionales actúa como una distracción que hace "bajar la guardia" y prestar menos atención a información relevante. Así, factores no racionales estarían haciendo que sea más probable elegir una opción que la otra, independientemente de si atendiendo a criterios racionales es más o menos atractiva. Esto, por cierto, ocurre incluso en la elección de pareja.
El perfil de la "presa fácil"
Más allá de los factores situacionales, también hay ciertas características personales que hacen que algunos perfiles sean especialmente propensos a picar en los engaños de este tipo. Por ejemplo, las personas que tienden a registrarse en el uso de productos para probar la versión de evaluación que dura unos pocos días son presas fáciles, y lo mismo ocurre con aquellas que están más predispuestas a compartir su fecha de cumpleaños y su situación sentimental en redes sociales como Facebook (concretamente, tienen un 8% más de posibilidades de ser engañadas).
A su vez, las personas predispuestas a hacer clic en pop-ups (las ventanitas que se abren durante la navegación en internet para anunciar cosas) tienen un 16% más de riesgo de ser víctimas del timo online.
La sabiduría de la generación digital
Cabe destacar que estos porcentajes no indican el potencial peligro que tiene de por sí clickar en pop-ups o poner datos personales en Facebook, sino que simplemente explica factores que predicen el riesgo de caer en el timo online. Aunque todos los pop-ups en los que se clicka sean inofensivos, el hecho de clickar en ellos indica que cuando aparezca la oportunidad de caer en un engaño online, será más probable que se caiga en él.
Eso significa que hay una parte de la población que navega por internet con cierto nivel de alerta y que no se expone a este tipo de riesgos, mientras que otras personas son más confiadas en este sentido o, simplemente, les falta información sobre las acciones online que son seguras y aquellas que pueden ser peligrosas.
Es por eso que el simple hecho de saber ciertas reglas básicas de internet hace que sea mucho menos probable que se pique en el anzuelo del timo online. Las personas que saben o que son las políticas de privacidad de una web o un servicio, por ejemplo, son menos propensas a ser engañadas, y lo mismo ocurre con aquellas que saben que los bancos nunca envían enlaces a formularios que rellenar para "verificar" información personal.
Por su lado, la experiencia en la navegación por Internet también influye. Entre las personas que participaron como voluntarias en la investigación, aquellas que han empezado a usar Internet de manera más reciente fueron las que cayeron en el timo del príncipe nigeriano que nos escribe para hacernos entrega de una gran cantidad de dinero, mientras que el resto de usuarios borraron ese e-mail.