Los antivalores, aunque poco conocidos, son uno de los componentes más importantes de la moral. O, mejor dicho, de la inmoralidad. Y es que aunque normalmente hablemos sobre la ética que hay detrás de nuestras acciones poniendo énfasis e lo que debe hacerse, centrándonos en lo positivo (o en la ausencia de este), también es importante tener en cuanta que hay valores que nos llevan a actuar mal.
En este artículo veremos qué son los antivalores, con sus tipos y ejemplos, y por qué se relacionan con lo inmoral.
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¿Qué son los antivalores?
Los antivalores son valores personales que, puestos en perspectiva, pueden ser reconocidos como creencias e ideales dañinos que causan sufrimiento a la propia persona o al resto de la sociedad.
Así pues, se trata de predisposiciones a realizar conductas perjudiciales para el individuo o para la sociedad
Tipos de antivalores
Los antivalores pueden ser de 4 tipos diferentes: autodestructivos, individualistas, anti-igualdad y destructivos.
Autodestructivos
Estos antivalores se caracterizan por llevarnos a realizar actos que son destructivos para uno mismo. Por ejemplo, la autolesión o el abuso de sustancias con el fin de producir daño en el propio organismo.
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Individualistas
Estos antivalores crean una barrera moral que crea una separación entre uno mismo y los demás, de modo que se prioriza de forma sistemática el propio bienestar en todos los ámbitos y por insignificante que sea el privilegio al que se opta.
Anti-igualdad
Se trata de antivalores que crean separaciones morales entre grupos de población que no están definidos por la faceta moral de su conducta. Por ejemplo, los grupos "asesinos en serie" y "población civil" sí están separados por una distinción moral, pero no así "gente rica" y "gente pobre".
Destructivos
En esta categoría se encuentran los antivalores que llevan a actos destructivos generalizados, como por ejemplo contra el medio ambiente.
Ejemplos
A continuación puedes ver varios ejemplos de antivalores, y por qué resultan perjudiciales.
1. Racismo
El racismo nos lleva a segregar a las personas a partir de características arbitrarias que, además, no tienen nada que ver con la moralidad de sus miembros. Además, estos grupos son artificiales, ya que no existe un criterio científico para detectar personas blancas, negras, etc.
Por otro lado, los intentos por vincular las características físicas y culturales que a causa de los estereotipos se asocian a las comunidades no blancas han fracasado totalmente. No hay nada que indique que una persona cuya piel es más clara tenga más posibilidades de comportarse de un modo más correcto que otra con una piel oscura.
2. Sexismo
La idea de que las personas deben ajustarse a los roles de género tradicionales que les son asignados al nacer a partir de sus características físicas también es un antivalor muy extendido. El motivo de esto es que, simplemente, no hay ningún motivo por el que las personas, sean hombres o mujeres, deban amoldarse a esos patrones de comportamiento, gustos, aficiones y preferencias etc.
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3. Homofobia
La idea de que la homosexualidad es antinatural, o que las personas que no pertenecen a la categoría de heterosexualidad deban tener menos derechos es una forma de opresión clara hacia un colectivo. Opresión que en el mejor de los casos se plasma en burlas, menos precio y acceso desigual a oportunidades, y en el peor, a agresiones físicas, asesinatos o incluso ejecuciones públicas, dependiendo del contexto cultural.
4. Integrismo religioso
El fanatismo religioso también es un antivalor, ya que lleva a violar los derechos de los demás simplemente por creencias que uno mismo ha decidido interiorizar sin llegar a cuestionarlas nunca.
5. Explotación
La idea de que las personas situadas en una posición de privilegio pueden explotar a las más desfavorecidas es otro ejemplo de antivalor que, en la práctica del día a día, suele ser justificada utilizando como excusa la competitividad, de la meritocracia o incluso de la superación personal. Cuando la precariedad de las personas es muy pronunciada no cuentan con la libertad necesaria para elegir entre opciones dignas.
6. Egoísmo
El antivalor por antonomasia es el egoísmo, el cual está muchas veces es la raíz principal del mal comportamiento. La búsqueda del propio placer privándoselo a los demás o incluso infringiendo dolor a los demás es un hábito que genera malestar o incluso auténticos crímenes, en ocasiones.
7. Envidia
El odio a las personas que son percibidas como mejores que uno mismo es una forma de descargar el malestar que genera este sentimiento de inferioridad haciendo que sea otro quien lo pague. Por consiguiente, la envidia es un antivalor.
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8. Banalización
Equiparar ideas o valores con una carga moral muy diferente hace que por un lado aquella que es más positiva parezca más negativa y que la que es más negativa quede excusada. Por ejemplo, señalar que un colectivo político democrático es equiparable al nazismo basándonos en ciertos elementos de su estética o de su estilo reivindicativo hace que el asesinato de millones de personas parezca estar en el mismo plano moral que, por ejemplo, una estridencia en una manifestación o en un discurso político.
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