“Ojalá yo también lo tuviera”, “Debería haberlo conseguido yo”, “¿Por qué él/ella y yo no?” Estas y otras frases semejantes han sido pensadas y expresadas por una gran cantidad de personas a lo largo de sus vidas.
Todas ellas tienen un elemento en común: expresan el deseo de poseer algo que no es poseído por uno mismo y si por otros. Dicho de otro modo, todas estas expresiones hacen referencia a la envidia. A continuación se procede a realizar un breve análisis del significado de la envidia, así como lo que algunas investigaciones reflejan sobre ella.
Definiendo la envidia
Cuando hablamos de envidia hacemos referencia a un sentimiento de dolor y frustración debido a la no tenencia de un bien, característica, relación o suceso deseado que desearíamos tener y otra persona sí posee, viéndose esta situación como injusta.
Así, podemos considerar que para que aparezca la envidia, existen tres condiciones básicas, siendo la primera de ellas que tiene que haber alguien ajeno al propio individuo que posea un bien, característica o logro concreto, la segunda que éste fenómeno, característica o posesión sea objeto de deseo para el individuo y por último, la tercera condición es que aparezca una sensación de disconfort, frustración o dolor ante la comparación entre los dos sujetos.
El sentimiento de la envidia nace de otro sentimiento, el de inferioridad, ante la comparación entre sujetos. En general los sentimientos de envidia se encuentran dirigidos hacia personas que se encuentran en niveles y estratos relativamente semejantes a los propios, puesto que individuos muy alejados de las propias características no suelen despertar la sensación de desigualdad que puede provocar alguien con circunstancias similares a las de uno mismo.
Considerada como uno de los siete pecados capitales por diversas confesiones religiosas, este sentimiento supone una centración en las características de los demás, obviando las propias cualidades. Supone un obstáculo para el establecimiento de una relación sana, minando las relaciones interpersonales, así como el mantenimiento de una autoestima positiva.
1. Diferentes tipos de envidia
Sin embargo, cabe preguntarse si la envidia se da de igual forma en todas las personas, pregunta que al parecer tiene una respuesta negativa.
Ello es debido a la conocida como envidia sana. Éste término hace referencia a un tipo de envidia centrado en el elemento envidiado, sin por ello desear ningún mal a la persona que la posee. Por contra, la envidia pura supone la creencia de que somos más merecedores del objeto de deseo que aquel a quien envidiamos, pudiendo producirse alegría ante el fracaso de éste.
2. Inconvenientes a tener en cuenta
La envidia se ha conceptualizado tradicionalmente como un elemento negativo, debido al profundo malestar que provoca juntamente a la relación de hostilidad que supone hacia otras personas, que está relacionada con falta de autoestima y al hecho de que proviene del sentimiento de inferioridad e inequidad. Asimismo, según numerosos estudios la envidia puede estar detrás de la existencia y la creación de prejuicios.
Asimismo, la envidia hacia otras personas puede hacer aparecer reacciones defensivas en forma de ironía, mofa, heteroagresividad (es decir agresividad dirigida a otras personas, sea física o psicológica) y narcisismo. Es común que la envidia se transforme en resentimiento, y si es una situación prolongada en el tiempo puede inducir a la existencia de trastornos depresivos. Del mismo modo puede inducir sentimientos de culpa en las personas que son conscientes de su envidia (que correlaciona con el deseo de que al envidiado le vaya mal), así como ansiedad y estrés.
3. Sentido evolutivo de la envidia
Sin embargo, a pesar de que todas estas consideraciones tienen base científica, la envidia también puede ser empleada de manera positiva.
La envidia parece tener un sentido evolutivo: este sentimiento ha impulsado la competición por la búsqueda de recursos y la generación de nuevas estrategias y herramientas, elementos que han resultado imprescindibles para la supervivencia desde los inicios de la humanidad.
Asimismo, en este sentido la envidia hace una situación que consideramos injusta puede motivar a intentar llegar a una situación de equidad en ámbitos como el laboral (por ejemplo, puede conducir a luchar por reducir diferencias salariales, evitar tratos de favor o establecer criterios de promoción claros).
4. Neurobiología de la envidia
Reflexionar sobre la envidia puede conducir a preguntarse, ¿y qué ocurre en nuestro cerebro cuando envidiamos a alguien?
Esta reflexión ha provocado la realización de diversos experimentos. Así pues, en este sentido una serie de experimentos llevados a cabo por investigadores del Instituto Nacional de Ciencias Radiológicas de Japón han señalado que ante el sentimiento de envidia se activan a nivel cerebral diversas zonas implicadas en la percepción de dolor físico. Del mismo modo, cuando se pedía a los voluntarios que imaginaran que el sujeto envidiado sufría un fracaso se provocaba la liberación de dopamina en áreas cerebrales del estriado ventral, activándose el mecanismo de recompensa cerebral. Además, los resultados demuestran que la intensidad de la envidia percibida correlacionaba con el placer obtenido por el fracaso del envidiado.
5. Celos y envidia: diferencias fundamentales
Resulta relativamente frecuente, especialmente cuando el objeto de deseo es una relación con alguien, que envidia y celos sean empleados indistintamente para referirse a la sensación de frustración que provoca no gozar de esa relación personal.
El motivo de que envidia y celos sean confundidos con frecuencia es que normalmente se dan de forma conjunta. Es decir, los celos se dan hacia personas que se consideran con más atractivo o cualidades que uno mismo, con lo que se envidia al supuesto rival. Sin embargo se trata de dos conceptos que, aunque relacionados, no hacen referencia a lo mismo.
La principal diferenciación en encuentra en que mientras la envidia se da respecto a un atributo o elemento que no se posee, los celos ocurren cuando se teme la pérdida de un elemento con el que sí se contaba (generalmente relaciones personales). Asimismo, otra diferencia puede hallarse en el hecho de que la envidia se da entre dos personas (envidiado y sujeto que envidia) respecto a un elemento, en el caso de los celos se establece una relación triádica (persona con celos, persona respecto a la que se tienen celos y tercera persona que podría arrebatar a la segunda). La tercera diferencia se encontraría en el hecho de que la celosía viene conjuntamente con una sensación de traición, mientras que en el caso de la envidia esto no suele suceder.