Cuando hablamos de sectas nos vienen a la cabeza imágenes de los años 70 u 80, de un pasado lejano, retro, que no nos es cercano ni familiar. ¿Esto se debe a que el fenómeno de las sectas ya no existe? Nada más lejos de la realidad.
Las sectas no solo no han dejado de existir, sino que no han dejado de multiplicarse, adaptarse y modernizarse. Muy pocas desaparecen, y estas lo hacen normalmente como consecuencia de terribles desgracias, como el suicidio colectivo de los miembros de La Orden del Templo Solar que casi tuvo su réplica en España. O el fin de Edelweiss, también en España, cuando fue asesinado el líder por uno de los adeptos que de niño había sufrido abusos sexuales y psicológicos.
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¿Cómo son las sectas en la actualidad?
Las sectas destructivas se han adaptado a los tiempos, se han modernizado y sobre todo han sabido aprender del pasado lo ventajoso que les resulta ser muy herméticas y discretas. Han adaptado su proselitismo y usan muy eficientemente Internet y todas las redes sociales.
También han cambiado sus discursos; sus mensajes ya no son exclusivamente religiosos o espirituales, actualmente pueden hablar de negocios, de trading, de exitosos proyectos empresariales... Este tipo está muy enfocado en la gente joven con ganas de realizarse exitosamente. También se presentan con planes formativos ambiciosos, cursos de crecimiento personal o de capacitación para ser terapeuta, coach o sanador.
Las hay con un discurso político que tiende a ser muy extremo, tanto de derechas como de izquierdas, y es muy asombroso comparar grupos de ambas tendencias políticas y descubrir lo mucho que se parecen en la imagen que muestran, y en las dinámicas de captación, proselitismo y adoctrinamiento.
Así vemos que reconocer a las antiguas sectas de gurú extravagante con mensaje apocalíptico y biblia en la mano es complicado. Y es que lo más importante no es valorar las apariencias ni los mensajes, hay que valorar las técnicas de persuasión y coerción que las caracterizan como sectas destructivas, sean del tipo que sean.
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Las dinámicas de persuasión y manipulación
Las estrategias de persuasión coercitiva son usadas para la captación, manipulación, retención y adoctrinamiento de las personas, y están dirigidas intencionadamente a eliminar la capacidad crítica y racional, hasta conseguir doblegar la voluntad de la persona a las demandas y exigencias del líder o de la cúpula del grupo.
La persona captada se vuelve completamente dependiente del gurú y del grupo, influyendo éste en todos los aspectos de su vida (comida, relaciones, trabajo…) y aunque las consecuencias sean muy negativas (divorcio, problemas de salud, problemas económicos…) la persona es incapaz de tener una visión crítica y racional respecto de su situación y problemas.
Algo muy importante a tener en cuenta es que este proceso de anulación de la persona no es algo abrupto ni rápido. Las personas, cuando entran en contacto con estos grupos, tienen una primera experiencia abrumadoramente positiva, ya que el engaño está presente desde el primer momento, y poco a poco van surtiendo efecto las diferentes estrategias de persuasión coercitiva mencionadas.
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Las principales consecuencias psicológicas
Las familias no suelen detectar nada al principio, más bien al contrario, pueden ver efectos positivos (nuevas amistades, incorporación de actividades más sanas, ilusión…) y cuando la preocupación se hace ya evidente para los familiares, el grado de compromiso del adepto es muy grande y difícil de manejar.
La alarma en la familia siempre salta tarde ante señales como el discurso obsesivo y monotemático, abandono de actividades de ocio y amistades, dejar las obligaciones laborales o estudios, y es muy importante cómo se actúa en esos primeros momentos de desconcierto.
El adepto siempre estará muy preparado para rechazar la visión crítica de su entorno, hasta el extremo de no dudar en romper con los vínculos familiares y alejarse, algo que el grupo promueve para poder dominar más fácilmente la voluntad y la información de la persona captada.
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¿Qué hacer?
Ante esto es importante no tomar acciones por nuestra cuenta, ya que las acciones que nos surgen de manera natural y racional no son las mejores y agravan la situación, por lo que lo primero y más importante es conocer bien este tipo de problemas.
Leer, documentarse, conocer a personas y familias que han pasado por esta situación, y ponerse en manos de profesionales dedicados a esta temática es fundamental para recibir una correcta orientación y ayuda. Hay que comprender en profundidad un problema del que por desgracia se tiene muy poca información y sensibilidad social, cuando son muchísimas las familias gravemente afectadas en España.
Esta problemática con los años va ocupando menos espacios de información y denuncia, ya que los medios de comunicación tampoco son muy receptivos si no hay algo sensacionalista que mostrar. Conscientes también de que pueden recibir consecuencias penales de su posicionamiento de denuncia, no se la juega por algo que no les dé una buena audiencia, e informar pasa a ser lo menos importante.
Frente a las sectas destructivas la mayor prevención es la capacidad de cada uno de saber informarse, de tener un criterio correcto, de atreverse a cuestionar sin miedo ni vergüenza, y sobre todo de cultivar un sentido crítico ante todo lo que se lee, escucha y ve.
Cultivar un conocimiento personal requiere un gran esfuerzo día a día, y hay que ir más allá de la auto complacencia que da buscar sobre lo que ya sabemos. Hay que buscar sobre aquello que no se conoce, hay que dudar, y ser una persona crítica, pero con criterio.
