La asertividad y la autoestima son dos pilares fundamentales en el ámbito de la psicología que están intrínsecamente relacionados. Ambas habilidades se entrelazan, influyéndose mutuamente para construir un bienestar emocional sólido, así como unas relaciones saludables. En este artículo, exploraremos el concepto de asertividad, su posición entre la agresividad y la pasividad, la conexión con la autoestima y algunas estrategias para fomentar la asertividad.
La autoestima como fundamento del bienestar
La autoestima es la base de nuestra salud y de nuestro bienestar psicológico. La podemos definir como la valoración emocional que la persona hace de sí misma, de su autoimagen y autoconcepto, manifestando sentimientos positivos o negativos hacia ella misma. Además, esta también puede variar a lo largo del tiempo y en los diferentes ámbitos de nuestra vida.
Asimismo, la autoestima se relaciona con la autoaceptación, el autorrespeto, la apreciación de uno mismo, el propio valor que uno se otorga y con el sentirse capaz de afrontar los desafíos de la vida. Cuando la persona se siente bien con esa imagen que tiene de sí misma, hablamos de una autoestima saludable, lo que permite interactuar con el entorno de manera adaptada y equilibrada.
- Artículo relacionado: "¿Sabes de verdad qué es la autoestima?"
Explorando la asertividad
El concepto de asertividad va más allá de la mera expresión de opiniones. Se define como la capacidad de expresar los propios pensamientos, sentimientos y necesidades de manera clara, honesta y directa comprendiendo que la otra persona también tiene sus propios pensamientos, sentimientos y necesidades. Además, se relaciona con la capacidad de autoafirmar y defender los propios derechos de forma adecuada, sin manipular a los demás ni dejarse manipular. La clave de la asertividad radica en la palabra “Respeto”: respeto hacia uno mismo y respeto hacia los demás.
Este término no solo alude a una forma de comunicarse, ya sea verbal o no verbal, sino también a una manera de expresarse y comportarse en coherencia con los propios pensamientos y emociones. De este modo, la asertividad se convierte en una herramienta para la comunicación eficaz y respetuosa, siendo el estilo intermedio entre la pasividad y la agresividad.
- Quizás te interese: "Comunicación asertiva: cómo expresarse de manera clara"
La autoestima y los estilos asertivo, pasivo y agresivo
La conexión entre la autoestima y la asertividad se evidencia al explorar los dos estilos de comunicación extremos de la asertividad: la pasividad y la agresividad.
- La comunicación agresiva hace referencia a un estilo que no tiene en cuenta los deseos y necesidades de los demás, centrándose exclusivamente en satisfacer los propios intereses. Aunque pueda parecer que quienes adoptan este estilo poseen una autoestima elevada, tras esa máscara se oculta una falta de habilidad y una vulnerabilidad significativa.
- En contraposición, la comunicación pasiva da prioridad a los derechos e intereses de los demás sobre los propios. Quienes se comunican de esta manera suelen reprimir sus deseos y evitar cualquier conflicto, reflejando una falta de autoestima y el temor al rechazo.
- Podemos afirmar que la relación más adecuada entre estos estilos es fomentar una autoestima saludable y una comunicación asertiva. Las personas con una autoestima saludable se aceptan tal como son, no tienen problemas para expresar sus necesidades o desacuerdos de manera adecuada y no buscan la aprobación externa para validar su valía, ya que se reconocen valiosas por sí mismas. Este nivel de autoaceptación facilita la comunicación asertiva.
Otras perspectivas sobre la conexión entre asertividad y autoestima
Otras formas de explicar la conexión entre la asertividad y la autoestima sugieren que la asertividad actúa como un catalizador para el desarrollo de esta última. Al expresarse de manera asertiva, la persona no solo afirma sus necesidades, sino que también reconoce su valía personal, contribuyendo así a una autoestima más sólida.
Además, la asertividad contribuye a la construcción de relaciones auténticas, equilibradas y más armónicas. Al expresarse de manera honesta y respetuosa, se establecen cimientos sólidos para relaciones basadas en la comprensión mutua y el apoyo emocional, elementos cruciales para una autoestima sana.
Por último, es importante tener presente que la asertividad implica ser auténtico y aceptarse a uno mismo. Esta autenticidad no solo alimenta la autoaceptación, sino que también contribuye a la construcción de una autoestima saludable y positiva. En conclusión, si una persona tiene una autoestima saludable, podrá comunicarse de manera asertiva, y si alguien se comunica habitualmente de manera asertiva, está cuidando su autoestima. Así pues, esta es la relación que existe entre estos dos conceptos tan importantes para el bienestar emocional de una persona.
- Artículo relacionado: "10 hábitos diarios que mejoran tu equilibrio emocional"
Estrategias clave para fomentar la asertividad
Explorar y desarrollar la asertividad va más allá de la mera comprensión conceptual. Para fortalecer esta habilidad esencial en nuestras interacciones, es necesario adoptar estrategias prácticas que fomenten su aplicación efectiva. Aquí presentamos algunas claves para mejorar la asertividad y ponerla en práctica en diversos aspectos de la vida cotidiana:
1. Expresión clara de sentimientos y pensamientos
La expresión clara de pensamientos y sentimientos va más allá de la verbalización. Implica una congruencia entre lo que se piensa, se dice y se hace, estableciendo una base sólida para la asertividad.
2. Autoafirmación con consideración
La autoafirmación implica expresar opiniones, necesidades y derechos considerando al otro, sin menospreciarlo. La asertividad se convierte en un acto de amor propio, reconociendo la valía personal de uno mismo.
3. Decir "No" de manera respetuosa
La capacidad de decir "no" de manera respetuosa implica establecer límites saludables, reconociendo y poniendo en valor las propias necesidades sin desconsiderar a los demás.
4. Poner límites con claridad
Establecer límites claros es una parte crucial de la asertividad. La persona asertiva no solo establece límites, sino que también comunica estos límites de manera clara, fomentando el respeto y una comprensión mutua.
5. Aceptar y responder a críticas con apertura
La asertividad incluye la capacidad de aceptar críticas de manera constructiva y responder con apertura. Esto no solo fortalece la capacidad de escucha, sino que también contribuye al crecimiento personal.
6. Expresar sentimientos positivos
La asertividad no comprende solo la expresión de sentimientos negativos, sino que integra la capacidad de expresar emociones, sentimientos y elogios de manera honesta con las personas de nuestro entorno a las que apreciamos.
Blanca Garcia Grau
Blanca Garcia Grau
Psicóloga, Coach, Inteligencia Emocional, PSYCH-K®
Resumiendo
Al considerar la asertividad como un componente integral de nuestras habilidades sociales y al reconocer su profunda conexión con la autoestima, nos embarcamos en un viaje hacia el bienestar emocional, hacia la autenticidad, el respeto propio y el respeto hacia los demás, para construir unas relaciones enriquecedoras. La asertividad no solo es una herramienta valiosa en la comunicación, es un vehículo que nos guía hacia una comprensión más profunda de nosotros mismos y de los demás, que pone en valor el respeto hacia uno mismo y hacia los demás, y que construye un puente directo hacia una autoestima más sólida y saludable.