¿Cansado de ser la persona en la que todos se apoyan?

La falta de asertividad puede dar lugar a un círculo vicioso de malestar y frustración.

¿Cansado de ser la persona en la que todos se apoyan?

Tu corazón es tan grande que a veces te pesa. Te pesa porque quieres brindar tu ayuda y tu amor incondicional a todos, aunque eso signifique, en muchas ocasiones, olvidarte de ti. ¿Te suena familiar? Entonces, probablemente, más de una vez te has sentido cansado de ser la persona en la que todos se apoyan.

Es normal que te sientas de esa forma, y esta sensación es muy recurrente en los llamados people pleasers. Es decir, esas personas que, por múltiples razones como falta de asertividad y límites, siempre anteponen la necesidad de otros sobre las suyas.

¿Te ocurre algo similar? Hoy compartiremos contigo algunas claves para que puedas convertirte en tu prioridad y poner límites claros para empezar a cuidar más de ti.

¿Cómo dejar de complacer a todos?

Querer estar bien con todos marcará tu sentencia a estar mal contigo. Suena duro, lo sabemos, pero también sabemos que el deseo de querer agradar al mundo entero al final no es ni sostenible ni viable. Al contrario, podrías terminar haciéndote mucho daño. Te compartiremos, entonces, algunas claves importantes para reducir este malestar.

1. Cultivar la asertividad

Cuando hablamos de asertividad nos referimos a esa habilidad para expresar sentimientos, emociones o puntos de vista de forma oportuna: en el momento indicado, en el tono correcto y con las palabras adecuadas, cuidando que el otro comprenda y también se sienta respetado ante dicha expresión.

Sin embargo, existen muchas razones que pueden evitar que alguien se comunique de forma asertiva. Desde poca confianza en sus habilidades comunicativas, baja autoestima, necesidad de huir del conflicto o, incluso, el miedo a ser mal visto o a ser catalogado como cruel al dar alguna opinión.

Una forma simple de empezar a comunicarte más de forma asertiva es comunicando lo que quieras expresar a partir de tu sentir, en lugar de hacerlo desde un señalamiento. Por ejemplo: “Ell comentario que hiciste sobre mi trabajo me hizo sentir incómoda. Sé que no fue tu intención, pero es importante para mí contártelo y me gustaría que no se repita”. Allí estarías practicando el asertividad y, a la vez, la habilidad de poner límites.

2. Trabajar en la autoestima

La necesidad de ser la persona que le agrade a todos no está relacionado siempre a baja autoestima, pero es una variable que puede influir. Una vez que comienzas el trabajo de mejorar la autopercepción que tienes sobre ti, puede reducirse considerablemente el deseo de gustar a toda costa.

Cuando reconoces en ti a una persona con valores y talentos inigualables, las opiniones, sentimientos y necesidades de otros comienzan a bajar del pedestal, porque entiendes que las tuyas son tan valiosas como las de los demás.

Un ejercicio: pon atención a cómo te hablas. Si notas que te nacen de ti muchas expresiones negativas, intenta cambiarlas conscientemente por una virtud que tengas.

3. Reconocer tus propias necesidades

Un vínculo sano con otros debe empezar por un vínculo sano contigo. Pregúntate qué necesitas, qué deseas, qué aspiras y, por supuesto, que no podrás tolerar jamás de los demás. Por ejemplo, si has identificado que tienes una clara necesidad de descanso, deja que ese deseo prevalezca sobre la necesidad de cumplir con otros. Por supuesto, recuerda comunicarlo asertivamente. Al principio se sentirá extraño, pero con el tiempo te lo agradecerás.

4. Manejar el temor al desacuerdo

Hay situaciones incómodas con las que a mucha gente le cuesta lidiar: por ejemplo, el conflicto. Para navegar esta emoción es importante reprogramar la forma en que nos han vendido este concepto. Estar en desacuerdo con alguien no significa el fin del mundo (ni de la relación), sino una oportunidad para expresar nuestros puntos de vista, hacer valer nuestra opinión o fijar posición desde algo que nos mueve. No hacerlo, al final del día, genera más frustración en la mayoría de los casos.

5. Evitar adelantarse al deseo de los demás

Una característica en común de los mencionados people pleasers es la necesidad de anticiparse al deseo de los demás, por lo que terminan haciendo más de la cuenta con el objetivo de sentirse apreciados, queridos y útiles para otras personas. Si esto ocurre en exceso, aumenta la sensación de que otros se están aprovechando de ti, aunque seas tú quien -en principio- dé más de la cuenta.

¿Cómo aprender a decir que no?

1. Presta atención a tus miedos

Las personas que temen decir que no generalmente tienen mucho miedo a que piensen mal de ellos. La gente que te ama y te respeta entenderá que a veces no podrás comprometerte, que en otras no te apetece hacer ciertos planes, que simplemente te estás poniendo de primero por tu propio bienestar.

2. Antes de comprometerte, respira

Si tu inconveniente es que dices más “sí” de los que quisierass, intenta no dar respuestas inmediatas ante peticiones, propuestas y otras decisiones importantes. Tómate unos segundos, minutos (o el tiempo necesario) para que tu cuerpo procese si realmente quieres o estás en condiciones para decir “sí”.

3. Evita dar explicaciones largas

Cuando no quieras o puedas aceptar una invitación, propuesta o reto, intenta expresar tu respuesta de la forma más breve, amable y clara posible. Usa un tono firme, frases cortas y expresa tu negativa. Explicar brevemente por qué no puedes aceptarlo o hacerlo está bien. Pero evita dar explicaciones en exceso porque esto podría transmitir inseguridad.

Ejemplo: "lamento mucho no poder acompañarte este domingo, tengo el día reservado para mi familia”. O simplemente: "lo siento mucho, pero estaré ocupado este domingo".

4. Prueba la técnica del sándwich

Esta técnica es más sencilla de lo que piensas. Se trata de una metodología de retroalimentación que iniciar con un comentario positivo, continuar con la crítica (o negación) o cerrar con algo positivo o una propuesta.

Por ejemplo: "También quiero verte pronto. Lamento que estaré ocupado este domingo y no podré acompañarte al cine, pero te propongo que agendemos para el próximo jueves”.

5. Entrena tus “no”

Puede parecer alocado, pero funciona. Puedes hacer una lista de situaciones en las que te gustaría decir “no”. Intenta, sobre todo, con algunas que sean recurrentes. Por ejemplo, sobrecarga de trabajo, imposiciones familiares o lo que sea común y generalmente te cuesta decir que no.

Escribe una respuesta directo al grano, amable y sencilla. Si te hace sentir cómodo, cierra los ojos o practica tu respuesta frente a un espejo y utilízala en la vida real cuando vuelva a ocurrir algo similar. En fin, si estás cansado de ser la persona en la que todos se apoyan, llegó el momento de entender que decir que “no” y tratarrte como tu prioridad también es muy sano.

  • Andron, E. (2019). Cómo saber si sufres el síndrome del “people pleasing” (y cómo hacerle frente). Welcome to the Jungle.
  • Pérez, J. (2023). “People Pleasing” o las consecuencias de no poner límites. Quantum Psicologia.

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PsicoTools. (2024, marzo 18). ¿Cansado de ser la persona en la que todos se apoyan?. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/social/cansado-de-ser-persona-en-la-que-todos-se-apoyan

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