Nadie se libra totalmente de pasar de vez en cuando por situaciones incómodas, y es normal que a lo largo de nuestra vida se presentan varias y diversas situaciones donde no nos sintamos del todo a gustos con lo que ocurre.
Forma parte del funcionamiento de las relaciones sociales hacer frente a momentos en los que la ambigüedad hace que no sepamos qué actitud tomar (o incluso dudar de hacer eviedente que nos damos cuenta de que algo va mal). Por eso, seguramente en más de una oportunidad nos hemos hecho la pregunta de ¿cómo afrontar una situación incómoda?
En este artículo revisaremos un listado con las mejores maneras para quitarle el peso de lo incómodo a ciertas experiencias en las que dudamos sobre qué hacer, en parte, por la imagen que podamos dar.
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7 consejos sobre cómo afrontar las situaciones incómodas
A continuación veremos algunas ideas y consejos que pueden ser de gran ayuda al momento de lidiar con momentos incómodos en tu vida.
1. Ten en cuenta que las situaciones son relativas
Desde esta perspectiva lo incómodo de la situación disminuirá en gran medida, ya que al ver el suceso como algo relativo le estamos quitando peso al efecto molesto que pueda tener en nosotros.
Lo que es incómodo para nosotros, no necesariamente debe serlo para los otros, y muchas veces sucede que por asumir que los demás se están sintiendo mal nos sentimos incómodos nosotros.
Lo mejor siempre será asegurarnos de los sentimientos de los otros antes de hacer juicios de valor, para evitar incomodidades. Si tienes dudas respecto a cómo se sienten los demás hablando de algún tema o estando en determinado lugar, puedes preguntarles para que no te sientas incomodo por ellos.
2. Aprende a gestionar los silencios
Los silencios no siempre tienen que ser incómodos. Dependiendo del momento es importante manejar lo que decimos y cuándo vamos a decirlo.
Aunque sí es cierto que hay momentos en los que no decir nada genera un momento de tensión e incomodidad en la conversación, en otros escenarios guardar silencio representa una actitud de comprensión íntima entre los participantes.
Por ejemplo, cuando nos hacen una pregunta que no esperábamos y guardamos silencio en lugar de responder, el ambiente se puede tornar tenso, mientras que cuando alguien se está desahogando explicando sus experiencias negativas, que pasen varios segundos en los que nadie dice nada es natural y esperable.
Lo mejor en estos casos será ser asertivos y decir cómo te sientes ante una pregunta que te genere dudas. Eso sí, siempre de una manera cortés y sin dar señales de desagrado; ten en cuenta que tal vez la otra persona no trató de incomodarte.
3. Practica la comunicación asertiva
Este punto trata sobre aprender a comunicar nuestros pensamientos y emociones de una manera adecuada, sin renunciar a decir cómo nos sentimos y a la vez respetando al otro.
Es habitual que las situaciones incómodas sucedan después de un malentendido en la conversación. Por eso, para evitar experimentar situaciones incómodas lo ideal es usar buenos estilos comunicativos, y lo primero para ello es reconocer nuestras emociones antes de expresarlas.
Una vez que sabemos cuáles son nuestras emociones seremos capaces de gestionarlas de mejor manera, y evitaremos que sean las emociones las que nos controlen a nosotros y digamos cosas sin pensarlas.
4. Conócete a ti mismo
Mientras más te conozcas a ti mismo será menos probable que estés expuesto a situaciones incómodas con los demás. Si estás armado con el conocimiento de las cosas que te molestan y las tienes claras, entonces serás capaz de aceptarlas y evitar que estas actúen como un detonante de situaciones incómodas.
Conocernos a nosotros mismos nos hace sujetos más tolerantes ante las opiniones y los pensamientos de terceras personas. En lugar de que estos nos molesten con sus ideas podremos ser capaces de respetarlas aunque no las compartamos, y por ello no darás señales de hostilidad ante opiniones alejadas de las tuyas.
5. No es necesario responder a todo
Es importante comprender que no hace falta responder a todo ni a todos, cada persona es responsable de sus palabras y de sus actos. Nosotros no debemos dejar que las palabras de los otros nos quiten la tranquilidad.
A veces es suficiente saber que estamos en lo correcto sin la necesidad de entrar en una discusión con personas que no están dispuestas a dar su brazo a torcer. No hace falta ganar todas las discusiones.
En ocasiones, la paz se encuentra en la capacidad de evitar las discusiones, aun sabiendo que tenemos los mejores argumentos. Ten en cuenta que hay personas que merecen una respuesta, otras que merecen una explicación, y algunas que no merecen nada de eso.
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6. Evita las relaciones conflictivas
Nuestro entorno influye significativamente en las situaciones a las cuales nos exponemos. Es importante tener los recursos personales para afrontar los momentos incómodos, pero también es fundamental saber elegir nuestras relaciones personales.
Si nuestro círculo de personas cercanas está compuesto en gran medida por personas que son propensas a involucrarse discusiones de manera conflictiva, entonces inevitablemente nosotros nos veremos envueltos en ese hábito.
7. Desahogar tus emociones oportunamente
Cuando por alguna razón evitamos expresar lo que sentimos, tal vez sea lo mejor en ese momento, por prudencia. Pero también necesitaremos tener la oportunidad de dejar salir lo que pensamos; de lo contrario, iremos acumulando emociones y llegará el momento en que nos harán pasar situaciones incómodas por acción de la ansiedad.
Para evitar esto puedes tener un diario donde desahogues tus emociones de manera fluida y honesta, o también podrías contárselas a alguna persona de tu entera confianza. Es importante liberar adecuadamente las emociones para preservar nuestra salud emocional.
Referencias bibliográficas:
- Ferguson, S. D.; Lennox-Terrion, J.; Ahmed, R.; Jaya, P. (2014). Communication in Everyday Life: Personal and Professional Contexts. Oxford: Oxford University Press.
- Turner, L.H., y West, R.L. (2013). Perspectives on family communication. Boston: McGraw-Hill.