La incapacidad de decir “no” es uno de los aspectos que más pueden afectar en nuestra vida cotidiana, aunque parezca mentira. No solo a nivel individual (puesto que provoca a menudo sentimientos de frustración y rabia al no poder establecer límites claros), sino que también perjudican nuestras relaciones, ya que nuestro entorno más inmediato se acostumbra a nuestra falta de asertividad y puede, por tanto, aprovecharse de ello.
Poner límites sanos no siempre es fácil, lo sabemos. Sin embargo, es necesario potenciar la asertividad todo lo que nos sea posible. Aunque a veces es necesario acudir a terapia, en este artículo te proponemos una serie de consejos que te facilitarán la tarea de decir que no.
Aprender a decir “no”: consejos para conseguirlo
Es bastante usual que el no saber decir que no a situaciones que no nos apetecen o sentimos que vulneran nuestros límites obedezca al miedo al rechazo de los demás. También es bastante común que las personas que no son asertivas y caen en conductas sumisas hayan tenido una educación basada en la “importancia” del sacrificio a los demás.
Te ofrecemos algunos consejos que te pueden ayudar para perder el miedo a poner los límites necesarios y a decir “no” cuando corresponda. Todos ellos requieren poner distancia de uno mismo, la única manera de realizar el autoexamen adecuado que nos permitirá comprender en qué puntos “fallamos” y en qué podemos mejorar. Al principio te será difícil, por supuesto (es normal), pero con el tiempo notarás una increíble mejora a la hora de defender tus intereses y poner los límites que necesitas.
1. Ten claro cuáles son tus prioridades
Es lógico; para poder establecer límites es necesario conocer bien cuáles son nuestras prioridades, es decir, lo que es importante para nosotros y qué estamos dispuestos a consentir y qué no.
Para tener claras cuáles son estas prioridades, anota en una libreta o reflexiona mentalmente qué cosas tienen para ti mayor importancia y qué otras no tanto. Por ejemplo: “Para mí es importante que respeten mi hora de descanso en el trabajo”, lo que quiere decir que durante ese rato no estás disponible para “ayudar” a nadie en ninguna tarea.
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2. Reflexiona sobre tus actuaciones
¿Te compensa realmente mantener la satisfacción de una persona en perjuicio de tus intereses? ¿Hasta qué punto lo haces para ayudar? ¿Puede ser que lo hagas por miedo a decepcionarla? Y, sobre todo: ¿Estás renunciando a cosas que para ti son importantes (ver punto 1) para contentar a esa persona?
Como ves, plantearte ciertas preguntas de vez en cuando puede ayudarte mucho a aclarar tu situación y reforzar tus prioridades.
3. Piensa si realmente la “molestia” es tal
Esta técnica es muy sencilla. Piensa por un momento que te niegas a hacer lo que una persona te pide; luego, ponte en el lugar de esa persona y pregúntate si, realmente, la negativa es tan grave. Probablemente, la respuesta será un “no” rotundo.
Y es que muchas veces somos incapaces de decir que no por el simple hecho de que distorsionamos el malestar que esto producirá en el otro. Generalmente no es así, y cuando empezamos a ser asertivos nos damos cuenta de que la incomodidad no es tan grave como nos la pintaba el miedo.
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4. Examina tu visión de ti mismo
La incapacidad de decir “no” está muy ligada a una baja autoestima. Las personas que no se valoran o se valoran poco tienen la creencia errónea de que les deben algo a los demás, y que por el simple hecho de negarse a hacer algo están haciendo mucho daño al otro.
Para evaluar correctamente esta visión de “lastre” que tenemos de nosotros mismos (pues, para no “molestar” o para impedir el rechazo, concedemos a los demás todos los deseos), es necesario realizar un análisis de la visión que tenemos de nosotros mismos. Detengámonos en qué partes de nosotros las debemos a los demás y viceversa, y nos daremos cuenta de que no somos tan deudores del prójimo como nos imaginamos.
5. Haz un paralelismo entre ti mismo y las personas poco asertivas
La idea no es compararte para ver “quién está peor”, sino más bien ver en qué puedes mejorar. Dedica unos instantes a imaginar qué características tienen, según tú, las personas que no saben decir que no, y luego piensa en ti mismo.
Tomas Santa Cecilia
Tomas Santa Cecilia
Psicologo Consultor: Master en Psicología Cognitivo Conductual
¿Coincides en algunos puntos? ¿Qué crees que puedes trabajar para mejorar tu asertividad? ¿Existen algunas personas en concreto con las que te cuesta más decir “no”?