En tiempos de hiperconsumo, los límites de la realidad parecen desdibujarse. La influencia de las redes, de todo lo que vemos en nuestras pantallas y de la publicidad que parece que nos persigue diariamente, hace que empecemos a cuestionarnos nuestras vivencias. ¿Realmente nos interesa esta serie de televisión, o es que todo el mundo está hablando de ella? ¿Cómo sabe TikTok que estaba pensando en comprarme unos zapatos nuevos?
La respuesta a estas preguntas está en las falsas necesidades. Estas son, en esencia, aquellas que nuestra sociedad contemporánea nos insta a percibir como esenciales para nuestro día a día, pero que son, realmente, construcciones destinadas a impulsar el consumo y cimentar la economía. Estas necesidades no emergen de una demanda intrínseca o vital para nosotros, sino que son hábilmente inculcadas a través de estrategias publicitarias y de marketing.
La maquinaria que maneja este fenómeno se encarga de convencernos de que nuestras vidas están incompletas sin la última novedad o la tendencia más actualizada. Desde la obsolescencia programada y la corta vida de algunos productos que compramos, hasta la constante necesidad de versiones “mejoradas”, cada vez sentimos más la presión por adquirir todo lo que esté “en la última”.
En este artículo vamos a entender la naturaleza de las falsas necesidades, que es, en esencia, el primer paso para conocer su influencia y ser capaces de liberarnos de ella. Es importante fomentar decisiones de consumo más sostenibles, informadas y conscientes, y por ello, deconstruir la forma de hiperconsumo con la que funcionamos en nuestro día a día.
¿Qué son las falsas necesidades?
Las falsas necesidades, en esencia, son todas aquellas que percibimos como esenciales pero que, realmente vienen determinadas por actores sociales como la publicidad y el marketing; siendo realmente construcciones artificiales destinadas puramente al consumo. Estas necesidades, como ya hemos dicho, no surgen desde una demanda intrínseca o vital propia, sino que son hábilmente inculcadas a través de estrategias consumistas.
Mediante las falsas necesidades, en muchas ocasiones de forma inconsciente, empezamos a valorar como necesidades vitales cosas que pueden llegar a ser caprichos totalmente innecesarios. No es una necesidad cambiar de móvil cada año para tener el último modelo, o tener una cuenta en todas las plataformas de consumo de contenido online.
Tomemos como ejemplo la obsolescencia programada. Esta hace referencia a la creación de productos con una fecha de caducidad ya definida desde el momento de su compra, por ejemplo, un ordenador portátil que a los 3 años empiece a fallar. Estos productos son desarrollados puramente para promover un consumo continuado y constante. Además de tener un impacto en nuestra economía personal, estos procesos generan problemas de sostenibilidad ecológica a todos los niveles de la sociedad.
Para poder acabar con estos procesos y deconstruir la forma en la que, socialmente, consumimos, es importante darnos cuenta de cómo de normalizadas están las falsas necesidades en nuestro tejido social cotidiano. Toma consciencia de cómo, por ejemplo, Instagram detecta una falsa necesidad que tienes antes de que tú incluso seas consciente, y empieces a ver anuncios constantemente hasta que acabes consumiendo. ¿No te gustaría ser puramente consciente de tus decisiones y necesidades de consumo?
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Psicología detrás de las falsas necesidades
Para comprender desde dónde surgen las falsas necesidades y cómo logran influenciarnos tanto, es esencial sumergirse en la psicología que les da explicación. Principalmente, las falsas necesidades se estudian y explican desde el prisma de la psicología del consumidor, un terreno en el que la persuasión y la creación de deseos adquieren una dimensión excepcional. La publicidad y el marketing, hábilmente respaldados por la investigación psicológica, se centran en tocar fibras emocionales y aspiracionales.
La promesa de mejorar la autoestima, la aceptación social o la sensación de pertenencia se convierten en el cimiento sobre el cual se construyen las campañas publicitarias. El miedo a quedarse atrás en las últimas tendencias o la ansiedad de no cumplir con las expectativas sociales son herramientas poderosas para crear sensaciones de carencia, exista o no la necesidad real. Los anuncios no solo venden productos; venden la idea de un estilo de vida, de la felicidad encapsulada en un objeto material.
La psicología cognitiva también juega un papel crucial, y es protagonista de muchas de las estrategias que toma la psicología del consumidor. El sesgo de confirmación y la búsqueda de validación social nos impulsan a buscar productos que refuercen nuestras creencias y valores, incluso si estos productos no son esenciales para nuestra vida diaria. Reconocer estos mecanismos nos permite cuestionar críticamente nuestras motivaciones de compra y resistirnos a la manipulación emocional que subyace en la creación de falsas necesidades.
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Consecuencias de las falsas necesidades
El impacto de las falsas necesidades se extiende más allá de las transacciones comerciales; se filtra en los rincones más íntimos de nuestras vidas y deja huellas duraderas en la sociedad. Podríamos diferenciar el impacto y consecuencias de estas falsas necesidades en tres niveles:
1. Nivel individual
A nivel individual, sucumbir a la presión de adquirir constantemente lo último y lo mejor puede tener consecuencias adversas para la salud financiera y mental. La constante búsqueda de la satisfacción a través del consumo conduce a una espiral de endeudamiento y estrés, mientras que la insatisfacción perpetua genera un ciclo interminable de búsqueda de la próxima adquisición. Además, esta constante exposición al consumo innecesario puede hacernos dudar de nuestro entorno y de nuestras propias expectativas y ambiciones.
2. Nivel macro
A nivel macro, las falsas necesidades contribuyen al consumismo desenfrenado, generando un exceso de residuos y agotando recursos valiosos. La obsolescencia planificada, diseñada para hacer que los productos se vuelvan obsoletos rápidamente, no solo impulsa la demanda constante, sino que también agrava el impacto ambiental. En un momento de problemática climática tan avanzada y que no hace más que ir a peor, es crucial cuestionarse de qué forma el hiperconsumo tiene un papel protagonista.
3. Nivel social
El tejido social también sufre, ya que la competencia por mantenerse al día con las apariencias crea divisiones económicas y sociales más profundas. La consecuencia última de este fenómeno es una sociedad que valora más la posesión de bienes materiales que el bienestar genuino de sus ciudadanos.
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Estrategias de detección
Detectar las falsas necesidades requiere un enfoque consciente y reflexivo en nuestro comportamiento de consumo. Este es el primer paso para darnos cuenta de su mala influencia y de buscar una liberación de su impacto. Recuerda que tomar un enfoque de consumo más sostenible es crucial para la sociedad en general, pero también para ti a nivel individual. Aquí presentamos algunas estrategias prácticas para ayudarte a discernir entre lo que es verdaderamente esencial y lo que ha sido ingeniosamente presentado como tal:
1. Autoevaluación reflexiva
Tómate el tiempo para reflexionar sobre tus verdaderas necesidades. Pregúntate a ti mismo si un producto o servicio realmente mejora tu calidad de vida o si es simplemente un impulso momentáneo influenciado por la publicidad. ¿Lo querías antes de ver ese anuncio o de que comenzasen a bombardearte con información en torno a ese producto?
2. Investigación previa
Antes de realizar una compra, investiga a fondo. Compara productos, lee reseñas de usuarios y evalúa si las características adicionales realmente aportan valor a tu vida cotidiana. Sé consciente de lo que tienes ya, y de si ese producto solucionará tu necesidad real o si simplemente lo haces guiado por un motor social.
3. Cuestiona la urgencia
En relación a lo comentado anteriormente, frente a una nueva tendencia o lanzamiento, detente y reflexiona. ¿Es realmente urgente adquirir este producto ahora mismo o puedes esperar y evaluar si es una necesidad real con el tiempo? ¿No tienes ya algo que sacia esta necesidad? ¿Es realmente necesario actualizarlo?
4. Resistencia al consumismo compulsivo
Desarrolla la habilidad de resistir las ofertas irresistibles. No te dejes llevar por descuentos y promociones que buscan crear una sensación de escasez artificial. Sé consciente de que todo este entramado de ofertas y descuentos suele ser desarrollado exclusivamente con el objetivo del hiperconsumo, una empresa multinacional nunca te hará un favor sin que tú des nada a cambio.
5. Desconexión temporal
Desconéctate temporalmente de las redes sociales y la publicidad. Esto te permite reducir la exposición a mensajes persuasivos y tomar decisiones más objetivas. ¿No crees que comprobar constantemente lo que tienen los demás o lo que muestran en redes sociales te aleja de lo que realmente quieres tú?
6. Fomenta la educación del consumidor
Comparte información sobre prácticas empresariales éticas y la importancia de un consumo consciente. La educación del consumidor es clave para construir una sociedad más resistente a las falsas necesidades y para darnos cuenta de qué formas estamos metido en esta rueda de hiperconsumo sin darnos cuenta.
Conclusiones
En la búsqueda constante de satisfacción, hemos examinado las trampas de las falsas necesidades. Desde la creación psicológica hasta las consecuencias sociales, estas artimañas impactan profundamente en nuestras vidas. Sin embargo, al adoptar un enfoque reflexivo y educado del consumo, podemos liberarnos de estas cadenas. Al comprender las estrategias de detección, estamos equipados para tomar decisiones conscientes que fomenten la autenticidad sobre la ilusión, transformando nuestro actuar en un acto de empoderamiento.