La palabra feminazi ha ido extendiéndose en las últimas décadas como forma de referirse de manera algo ambigua a mujeres que creen en la superioridad de su sexo frente al de los hombres y que quieren imponerse a estos usando práctica totalitarias.
Hasta aquí, e independientemente de si existe alguna persona merecedora del apelativo "feminazi", esta parece una palabra más de las tantas que se han inventado recientemente, pero su existencia no es casual.
La idea a la que se refiere la palabra feminazi está formada por un conjunto de tópicos acerca de las personas feministas. Es una invención periodística que responde a una campaña de desprestigio dirigida contra el feminismo desde posiciones políticas conservadoras. Se ha intentado así crear un discurso en el que las feministas queden asociadas al nazismo.
Para ello cuentan con la inestimable ayuda de los estereotipos y el pensamiento heurístico, dos elementos que se tienen muy en cuenta en la propaganda política y psicología social.
Más allá de los casos concretos
El significado del término feminazi puede cambiar cada cierto tiempo, y aquello a lo que se refiere puede existir en mayor medida dependiendo del contexto. ¿Existen mujeres que se creen superiores a los hombres? Teniendo en cuenta la cantidad de personas que habitan el planeta tierra, sería aventurado decir que no.
Sin embargo, antes de juzgar positiva o negativamente la existencia de esta palabra, hay que tener en cuenta que si se usa hoy en día, es muy posible que, más que hacer referencia a una persona concreta, nos refiramos a todo un movimiento político... relacionándolo con el nazismo. De hecho, esta palabra feminazi fue ideada en los años 90 para deslegitimar no a personas concretas, sino al feminismo, y la herencia de su significado sigue viva hoy en día. ¿Por qué? Porque la palabra feminazi hunde sus raíces en una campaña de desprestigio hacia las feministas que tiene más de 100 años de antigüedad.
Propaganda conservadora
El uso de generalizaciones y tópicos es constante en nuestro día a día. Además, resulta tremendamente difícil detectar cuándo estamos cayendo en este tipo de deslices intelectuales porque forman parte del reino del pensamiento por heurísticos, un modo de pensamiento automático y que prácticamente no requiere esfuerzo.
Con frecuencia estos estereotipos se deben a la ignorancia o la holgazanería intelectual, pero en otros casos hay motivaciones políticas detrás de estos tópicos. El caso de las feministas es un claro ejemplo de esto.
En los países occidentales, el movimiento feminista se consolidó como agente político a finales del siglo XIX para pedir el derecho de voto para las mujeres. Esta es una reivindicación que hoy en día nos parece tan legítima que su puesta en duda produce repulsa inmediata, pero hace un siglo se trataba de algo totalmente revolucionario que hizo saltar todas las alarmas en un stablishment controlado por los hombres. Fue en esa época en la que empezó a alimentarse la opinión pública con propaganda contra las sufragistas que pedían la igualdad de voto.
Así, los Estados Unidos vieron publicarse carteles y caricaturas en las que las feministas de la época son descritas como mujeres crueles y de rasgos masculinos, con ansias totalitarias cuyo principal aspiración era someter al hombre, algo que coincide totalmente con el concepto (algo difuso) de feminazi. Todo esto, recordemos, por hacer campaña por el derecho de voto.
Observar detenidamente las piezas de propaganda que aderezan el debate pro o anti-feminista de la época revela que los estereotipos asociados a la idea de lo que hoy algunas personas llaman "lo feminazi" no han cambiado en absoluto desde que las sufragistas reivindicaban el derecho a voto a finales del siglo XIX y principios del XX.
Estereotipos relacionados con el concepto feminazi
Lo curioso no es que se acusara a las feministas de comportarse tal y como se comportaban los hombres de la época, sino que estos estereotipos siguen manteniéndose vigentes hoy en día, asociados a un tipo de persona que a veces es llamado feminazi para denotar una misteriosa conexión con el totalitarismo y el exterminio. Aquí puede verse cómo los pósters de la época de las sufragistas muestran características que siguen presentes en los memes y tiras cómicas actuales.
1. Mujeres feas y crueles
Asociar la fealdad con la maldad es algo tan común en la propaganda que es una de las leyes más constantes en la caricaturización y desprestigio del rival político. Quien quiera comunicar bajeza moral, tiene suficiente con dibujar unos dientes irregulares, narices grandes y abultadas y ceños fruncidos.
2. Quieren dominar al hombre
Por supuesto, un atributo que va implícito en la palabra feminazi es la voluntad por imponerse a los demás. Sin embargo, este tópico existe desde mucho antes de la invención de la palabra. Hace cien años, las sufragistas eran descritas como si quisieran arrebatarle los roles de género y los privilegios a los hombres, desatendiendo las tareas del hogar y, en general, los quehaceres domésticos.
Hoy en día no es tan frecuente ver críticas al feminismo tan paradójicas (antes las acusaban de hacer exactamente lo mismo que los hombres, aunque poniéndose énfasis en lo antinatural de que la mujer dominase la relación), pero la asunción de que las feministas son intolerantes y autoritarias sigue estando presente.
3. Estética masculina
La acusación de querer parecerse a los hombres es común en las campañas contra el feminismo. Se entiende que las feministas transgreden los roles de género relacionados con la idea de "lo femenino", y eso también es llevado a la estética como si fuese algo negativo.
4. Uso indebido de la sexualidad
Tradicionalmente se ha visto a las mujeres que hacen un uso de su sexualidad similar a la que hacen los hombres como manipuladoras propensas a utilizar su cuerpo para conseguir sus propios fines. Desde esta perspectiva, casi cualquier característica de la mujer que pueda asociarse al sexo y que no tenga que ver con la creación de una familia es retratado como propio de mujeres con un bajo perfil moral, tanto hace 100 años como en la actualidad.
Es una lógica que se utiliza a menudo para atacar a las feministas, que tienen una visión de la sexualidad femenina que va mucho más allá de la familia.
5. Son feministas por su odio a los hombres
Con mucha frecuencia, las caricaturizaciones acerca de las mujeres feministas hacen referencia al papel central que juega el hombre en la "conversión" de algunas mujeres al feminismo. De este modo las motivaciones de las activistas quedan atribuidas a una incapacidad para relacionarse de manera adecuada con los hombres. El concepto feminazi entronca bien con este estereotipo, ya que el nacionalsocialismo alemán se alimentaba de un desprecio totalmente irracional a algunos colectivos etiquetados como razas.
Estos simples ejemplos son parte de una situación social mucho más compleja de lo que puede entreverse en unas simples caricaturas, pero pueden servir para hacernos una idea acerca del contexto en el que aparece el término feminazi. Su significado puede ser totalmente distinto en unas pocas décadas, pero eso no quita que haya sido puesto en circulación con un objetivo político claro en el que entran en juego la psicología y una situación de cambio a favor de los derechos de las mujeres.