Incendios de Los Angeles: sobrevivir al trauma de haberlo perdido todo

Los vecinos afectados por las llamas empiezan ahora a procesar el daño emocional sufrido.

Incendios de Los Angeles: sobrevivir al trauma de haberlo perdido todo

Dos semanas después de que el fuego empezara a arrasar los diferentes barrios de LA, los vecinos de esta ciudad apenas han podido empezar a digerir todo lo que ha pasado hasta ahora. "Un evento de esta magnitud es muy complejo de procesar. El nivel de información que deben asumir la mente y el cerebro es muy, muy alto", explica a Psicología y Mente la argentina Gabriela Correa, psicóloga especializada en Trauma y terapia EMDR, que atiende pacientes de la zona de Los Ángeles. "El trauma es precisamente todo este exceso de información que no puede ser procesado adecuadamente en nuestro cerebro. Esta información son, en realidad, experiencias que por defecto van a ser traumáticas", relata.

Y es que no es para menos. Los titulares mediáticos en prensa, radio y televisión se centraron los primeros días en las lujosas mansiones de los actores y famosos de los barrios más icónicos (y adinerados) de la ciudad, para dejar paso, después a una realidad mucho más cruel: la que viven los vecinos de los barrios más humildes, la mayoría miembros de la comunidad latinoamericana, que han perdido ya no sus segundas residencias sino sus hogares y sus negocios. Su medio de vida. Se trata de un doble golpe emocional mucho más difícil aun de gestionar, según los expertos consultados.

El número de víctimas mortales por las llamas asciende ya a 25 personas y los desplazados se cuentan por decenas de miles. Según un estudio de la Universidad de California Los Angeles (UCLA), basado en datos del censo, más de 74.000 latinos viven en zonas donde se han emitido avisos y órdenes de evacuación por los incendios, lo que supone aproximadamente 1 de cada 4 desplazados o en riesgo de desplazamiento del condado de Los Angeles. Y la cifra podría ser aún mayor, ya que el informe se publicó el 8 de enero, solo un día después que se declararan los primeros fuegos.

Según el trabajo de UCLA, las comunidades latinas "se enfrentan a vulnerabilidades entrecruzadas [...] que amplifican sus retos de salud, económicos y de recuperación" durante los incendios. La mayor exposición a la contaminación del aire, condiciones de salud preexistentes, la ocupación en industrias al aire libre y barreras sistémicas como una cobertura limitada de seguro médico -según recoge el informe, un 14 % de los habitantes de los barrios latinos ni siquiera disponen de uno, en comparación con el 3% de los barrios blancos- son algunos de los factores con los que tiene que lidiar parte de la comunidad latina en Los Angeles.

Todos estos aspectos aumentan el impacto a largo plazo de los incendios, especialmente entre aquellas personas que lo han perdido todo tras llegar a los Estados Unidos en busca de una vida mejor. De hecho, el estudio destaca que para muchos de los afectados latinos no se trata solo de un desastre natural, sino de un desastre social. Y también psicológico.

"Estoy preocupada por mi trabajo. Hasta ahora no ha podido abrir y estoy sin el pago de la quincena [...] Yo tengo techo, pero muchos de mis compañeros están sin casa", afirmaba hace unos días en declaraciones a la CNN Fanny Gasca, residente de California, desde el punto de donaciones de ropa, agua y comida habilitado en el hipódromo de Santa Anita Park, en Arcadia. En el mismo lugar, a la espera de ayuda, Sara Gonzales también lamentaba su caso: "Tanto que trabajamos duro yo y mi esposo para comprar la casa y se perdió [...] Todo estaba quemado, puras cenizas", explicaba.

“Estas personas lo tienen más difícil, sin duda, porqué no están en su tierra. La situación migrante es otra cosa más a sumar y gestionar” en su recuperación, explica la psicóloga Correa. El shock traumático, y sus efectos, no se definen tanto por el evento en sí sino por como lo vivimos internamente, recuerda la psicóloga, y ahí juega un papel decisivo la red de apoyo, la familia y el acompañamiento, unos factores mucho más difíciles de conseguir para las personas migrantes, aclara Correa.

Los testimonios recogidos estos días de las familias latinas afectadas reflejan esta situación. Resignada a sacar fuerzas para “comenzar de nuevo”, Gonzales explicaba a los medios que se aferraba al hecho de haber podido salvar a sus perros, las fotografías de su boda y algunos vídeos familiares. Pero no todos los afectados tuvieron la misma suerte. En una publicación reciente en Facebook, Irene Vasquez, viuda del historiador Juan Gómez-Quiñones, pionero en estudios chicanos, confirmó por ejemplo que el incendio de Palisades habia destruido no sólo la vivienda familiar, sino también todo el trabajo de su marido: "La biblioteca, el arte y las colecciones de archivos mexicanos y chicanos de Juan han desaparecido", lamentaba.

Empezar de cero: “Solos no se puede”

Hay pocas experiencias vitales que se asemejen a sufrir un incendio de este tipo: quizá un accidente aéreo, otra catástrofe natural como unas inundaciones o que se hunda un edificio, comenta la psicóloga Correa. “Hechos como estos shockean el sistema nerviosa e impiden a nuestro cerebro procesar adecuadamente”, explica. En momentos como estos, cuenta Correa, “se produce una sobredescarga adrenalínica ante una situación de peligro y nuestro sistema se activa para protegernos: es en realidad un sistema de seguridad, de alarma”, añade.

Los síntomas que se suceden pueden variar en función de cada persona y de los recursos internos y externos de los que disponga. Pero en general, en una primera fase aguda del trauma (los primeros 15 días aproximadamente) pueden darse dificultades para dormir, que no se revierta la alarma, mantener un alto grado de activación neurofisiológica (fashbacks), problemas para comer, para concentrarse o de memoria (como la pérdida de memoria). “Es lo que a veces llamamos bloqueos”, argumenta la psicóloga.

Alrededor de un mes después, los síntomas deberían ir cediendo. Si, por el contrario, se mantienen pasados tres meses los psicólogos empiezan a considerar el trastorno por estrés post traumático. “Si más adelante los síntomas se enquistan o este hecho se consolida en la memoria lo llamamos trauma complejo”, aclara esta experta.

“No existe un tiempo determinado para superar un trauma”, avanza Correa, que insiste que dependerá tanto de los recursos emocionales internos como de la red de apoyo exterior. “Pero sí, se puede superar y continuar con la vida”, sostiene. Para avanzar en este proceso la psicóloga aconseja buscar apoyo profesional y familiar temprano y hablar del tema. “Es importante escoger una terapia orientada al trauma y rodearnos de profesionales informados y con las herramientas adecuadas. Solos no se puede”, concluye.

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Natalia Pérez. (2025, enero 25). Incendios de Los Angeles: sobrevivir al trauma de haberlo perdido todo. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/social/incendios-los-angeles-sobrevivir-al-trauma

Periodista

Natalia Pérez es licenciada en comunicación audiovisual, tiene un máster en periodismo y una extensa formación en documental social. A lo largo de sus 20 años de experiencia profesional se ha especializado en la búsqueda de contenidos diferenciales de actualidad política y social y ha trabajado en la producción de artículos para prensa y televisión con un amplio currículo en cuestiones centradas en la salud mental y la psicología.

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