A pesar de que se ha ido avanzando en materia de derechos LGTBI+, todavía queda mucho por hacer. Las lesbianas, gays, transexuales y bisexuales a día de hoy siguen siendo víctimas de estigmatización y victimización.
Centrándonos en las personas bisexuales, muchos todavía las ven como medio gays medio heteras, personas que están pasando por una fase o experimentando con sus sexualidad, habiendo quienes creen que la bisexualidad no existe sino que es producto de la confusión de quienes dicen sentirse atraídas por ambos sexos.
Estas y muchas más ideas son discriminatorias y conforman la bifobia. Vamos a ver más a fondo en qué consiste, cómo se manifiesta y qué podemos hacer si somos personas bisexuales que niegan de su propia sexualidad.
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¿Qué es la bifobia?
La bifobia es la discriminación hacia las personas bisexuales o “bi”, quienes se sienten atraídas romántica y eróticamente por individuos de ambos sexos. Los comportamientos bifóbicos van desde actitudes desfavorables hacia las personas bisexuales hasta violencia en forma de acoso, hostigamiento y agresión. La bifobia se basa en emociones como el desprecio, el miedo y el odio hacia las personas bi, y provoca conductas de exclusión y negación de la realidad bi.
Para entender en mayor profundidad qué es la bifobia, es necesario que comentemos una cuantas ideas clave sobre la bisexualidad. Esta se define como la atracción romántica, erótica y sexual tanto personas del sexo masculino como personas del femenino.
Si bien coloquialmente es definida como la atracción hacia hombres y mujeres, se prefiere hablar en términos de sexo y no género pues, dentro de la bisexualidad, también se incluiría la atracción hacia las personas no binarias y transgénero. Algunos consideran que esto sería en realidad pansexualidad, un tema de amplio debate que no vamos a exponer aquí.
Una persona bisexual puede formar varios tipos de relaciones:
- Varón bi + mujer = relación hetero
- Varón bi + hombre = relación homo
- Mujer bi + mujer = relación homo
- Mujer bi + hombre = relación hetero
Sea el tipo de relación que sea, la persona bisexual seguirá siéndolo al margen de con quien salga. No cambia de orientación por tener más relaciones heterosexuales o más homosexuales. Lamentablemente, el desconocimiento de esta realidad lleva a que la gente muestre toda una serie de creencias equivocadas e irracionales acerca de cómo son las personas bisexuales.
A pesar de que se ha avanzado mucho en derechos del colectivo LGTBI+, lo cierto es que a día de hoy siguen habiendo comportamientos discriminatorios hacia sus miembros. Si bien las personas bisexuales han notado grandes avances en cuanto al reconocimiento de su sexualidad, estos no han sido tan notorios como con el caso de los gays y lesbianas. De hecho, los bisexuales son, en muchas ocasiones, víctimas de una doble discriminación: por un lado por las personas heterosexuales y, por el otro, por las homosexuales.
Desde el lado heterosexual, se percibe a los bisexuales como personas que están confusas, que están pasando por una fase y que están experimentando con sus sexualidad y que, tarde o temprano, se les pasará y volverán a la heteronormalidad. Por el lado homosexual, se ve a las bisexuales como personas que todavía no han aceptado su homosexualidad, que están pasando por una fase de transición o, incluso, que son homosexuales reprimidos, homófobos que no quieren reconocer que son gays o lesbianas y se muestran al mundo como si fueran “medio heteros” para no decepcionar a su familia.
Este tipo de ideas y actitudes hacia la bisexualidad son bifóbicas. No reconocer la posibilidad de que una persona pueda sentir atracción romántica y erótica hacia personas de sexo masculino y sexo femenino es un comportamiento discrimintario, ya se haga por ignorancia o de forma totalmente consciente. Lo único que quieren las personas bisexuales es poder amar de forma libre y ser aceptadas por la sociedad, y en especial por las personas no heteronormativas pues al fin y al cabo ellas también forman parte del colectivo.
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Ejemplos de bifobia
Algunos comportamientos propiamente bifóbicos son:
- Rechazar, discriminar, anular y silenciar la bisexualidad mediante actos, palabras y gestos.
- Defender activamente que la bisexualidad es antinatural o ilógica.
- Culpar a los bisexuales de transmitir enfermedades prejuiciosamente asociadas a una u otra sexualidad (p. ej., pasar el VIH de homosexuales a heteros)
- Creer que la atracción solo se puede sentir hacia el sexo contrario (incluiría homofobia).
- Creer que la atracción solo se puede sentir hacia uno u otro sexo.
- Creer que la bisexualidad es en realidad una fase, resultado de una falta de identidad sexual clara.
- Obligar a una persona a que se identifique o hetero u homosexual.
Ideas erróneas sobre la bisexualidad
Las ideas que veremos a continuación, aunque muchas veces sean fruto del desconocimeinto, no dejan de ser ideas bifóbicas que contribuyen a la estigmatización y discriminación de las personas bisexuales.
1. 50% hombres y 50% mujeres
Una de las ideas más equivocadas sobre los bisexuales es que les gusta un 50% los hombres y un 50% las mujeres. Esto no tiene por qué ser así y, de hecho, en la mayoría de los casos no se cumple. Es cierto que las personas bisexuales sienten atracción hacia ambos géneros, pero esto no quiere decir que no tengan cierta preferencia hacia uno de ellos.
Hay personas bisexuales que se sienten más atraídas por mujeres que por hombres, y viceversa. La bisexualidad no es el hecho de que te gusten los hombres y las mujeres por igual, sino que puedas sentir atracción por ambos sexos. Así pues, si habláramos en términos de porcentajes, una persona que le gusta los hombres y mujeres un 50/50 es tan bisexual como quien los prefiere en un 80/20 o un 25/75.
Además, estos porcentajes pueden cambiar a lo largo de la vida. Habrá épocas que a una persona bisexual prefiera tener relaciones con hombres y otras que lo hará con mujeres, sin dejar de ser bisexual por ello.
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2. Tienen relaciones inestables y buscan tríos
Las relaciones de los bisexuales pueden ser tan inestables como las de las personas homosexuales y heterosexuales. Lo que determina la estabilidad, calidad y duración de una relación no es la sexualidad de sus integrantes, sino muchos otros aspectos que poco o nada tienen que ver con si se es bisexual o no.
También cabe destacar que las personas bisexuales no buscan tríos solo por el hecho de ser bisexuales. Pueden sentir la misma curiosidad e interés en tener relaciones con dos personas simultáneamente como la tendrían un hetero o un homosexual. Las personas bisexuales no se sienten incompletas ni insatisfechas estando en una relación monógama con un hombre o una mujer.
3. La sexualidad es dicotómica
Muchos tienen un pensamiento dicotómico con respecto la sexualidad: o se es hetero o se es gay. En esta mentalidad de blanco o negro, en el que no existen los matices de gris, tampoco existen las personas bisexuales. Quienes siguen creyendo que la sexualidad es así muestran una mentalidad muy cuadriculada.
4. La bisexualidad no congenia con la monogamia
Hay quienes creen que la bisexualidad es imposible en una cultura monógama. En las sociedades occidentales, por poner un ejemplo, solemos tener una sola relación de pareja a la vez. Tener una sola relación de pareja no implica que una persona bisexual vaya a jugar a dos bandas o tenga una vida sexual incompleta por no tener a un hombre y una mujer en su vida. Ser bisexual tampoco significa que se sea incapaz de comprometerse.
5. El mito de la transición o la confusión
Uno de los mitos más escuchados al respecto la bisexualidad es que en realidad se trata de una fase, que simplemente se están experimentando y probando cosas nuevas y que, en algún momento, ya se cansarán. Otros lo ven en la dirección inversa, que es el paso necesario entre la heterosexualidad y la homosexualidad, y que en realidad quien es bisexual es un homosexual reprimido que todavía no es consciente de que es gay o lesbiana.
Se vea como un punto medio o como una fase experimental, lo cierto es que la bisexualidad no es ninguna de las dos. La bisexualidad es una realidad y, al margen de si te gustan más los hombres o las mujeres, el hecho de que sientas atracción por ambos en mayor o menor medida te hace bisexual y lo sano es asumirlo y disfrutarlo en total libertad.
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6. La bisexualidad es una moda moderna
Uno de los argumentos más simplones al respecto de la bisexualidad, y también el resto de orientaciones sexuales e identidades de género, es que se trata de una moda moderna que en algún momento ya se pasará. Muchas personas lo ven como algo producto de la globalización y los Mass media, defendiéndose la idea de que cada vez que sale un famoso bisexual los jóvenes lo imitan y dicen que ellos también lo son.
Tan moda no debe ser si ya desde tiempos antiguos se tiene constancia de figuras históricas que tenían “affaires” tanto con hombres como mujeres. Alejandro Magno, Julio César, Sor Juana Inés de la Cruz, Francis Bacon, Lord Byron, Emiliano Zapata, Virginia Woolf y Hans Christian Andersen, entre otros muchos otros, son personajes históricos bisexuales o de los que se tiene la sospecha que tuvieron relaciones de este tipo.
No nos debemos olvidar tampoco de Alfred Kinsey, inventor de la escala Kinsey de la sexualidad en la que no concibe la sexualidad como algo de blanco o negro, de hetero o gay. Como él mismo bien sabía que la sexualidad no es algo dicotómico, sino un continuum, diseñó una escala en la que uno puede ubicarse libremente en términos de qué prefiere. Gracias a su trabajo, hoy en día entendemos mucho mejor qué implica ser heterosexual, homosexual y bisexual.
7. A los bisexuales les gusta todo sin filtros
Pensar que a las personas bi les gusta todo sin filtros es otro mito muy extendido. Esta es la creencia de que a todas, absolutamente a todas las mujeres y hombres bi les va cualquier tipo de persona, sin tener unos estándares ni preferencias. Se tiene la concepción de que son viciosas, de que les da a todo sin miramientos. Esto es una mentira. De la misma manera que a los heteros y a los gays ni lesbianas no les gustan todos los hombres o todas las mujeres, lo mismo les pasa a las personas bisexuales.
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Negación: cuando negamos que somos bi
Debido a los muchos mitos que siguen existiendo sobre la bisexualidad y la doble discriminación que sufren, muchas personas bi pueden negar que lo son, ocultándola y convenciéndose a sí mismas de que solo están pasando por una etapa. El proceso es similar a cuando no se acepta que se es gay, con la diferencia de que entre las personas bi se puede caer en la idea de que, como se siente preferencia por las personas del otro sexo, tarde o temprano dejarán de estar confusas y volverán a ser personas “normales”, es decir, heterosexuales.
Ser bisexual y reprimirse es condenarse a no asimilar nuestra vida romántica de forma integral, plena y satisfactoria. Son muchas las formas en las que se trata de ocultar esta realidad, especialmente en forma de mantener relaciones heterosexuales para ocultar el hecho de que, también, nos gustan las personas de nuestro mismo sexo. También hay casos de personas que mantienen relaciones homosexuales y temen que, si salen con personas del otro sexo, sean acusadas de jugar a dos bandas o ser unos gays o lesbianas reprimidos.
La bisexualidad es totalmente natural, como la homosexualidad, la heterosexualidad y la asexualidad. Ser bisexual no es inmoral, vicioso, promiscuo ni signo de tener las ideas poco claras. Cada uno es libre de vivir su sexualidad de forma plena, y eso se consigue dejando de luchar contra nosotros mismos. Si alguien de nuestro entorno nos rechaza por ser bi, es que no se merecía tenernos a su lado. Quiérete a ti mismo o misma por encima de los demás.
¿Cómo gestionar y superar la bifobia interiorizada?
Para superar la bifobia interiorizada es fundamental seguir estos pasos:
- Dejar de creer en los mitos que hemos visto.
- Naturalizar la bisexualidad.
- Refutar las creencias bifóbicas que puedan tener personas de nuestro entorno.
- Reivindicar los derechos de este y demás grupos del colectivo LGTBI+.
Nadie nos debería juzgar por querer acostarnos tanto con hombres como mujeres. Tenemos todo el derecho del mundo a formar una relación o familia con las personas que queramos, sin importar cuál sea su género, sexo o identidad sexual.