Cuántas expectativas se centran en la llegada de un hijo, expectativas que tienen que ver con lo individual de los padres. Expectativas que pueden llegar a contener la promesa de una relación estrecha, la esperanza de la duplicación, de la continuidad, el reflejo de la propia imagen, el cumplimiento de algunas fantasías en cuanto al éxito en lo que ellos mismos han fracasado. Son transferencias de sentimientos que convierten al niño en un potencial redentor de esperanzas perdidas. Esperanzas se van construyendo desde el útero materno por medio de la comunicación.
Durante el embarazo, entre la madre y el bebé por nacer se establece una comunicación que va cimentando un vínculo. Un vínculo que comienza desde la vida intrauterina de distintos modos que veremos más adelante. Este vínculo, tiene tres componentes, el primero, las representaciones maternas en cuanto su capacidad de fantaseo y de otorgamiento de características físicas y psicológicas e intencionalidades al bebé por nacer. El segundo componente, el emocional, en la sensibilidad de la interacción y preocupación por él. Y, por último, la asunción de roles y prácticas de autocuidado.
¿Cuál es la manera en que se establece el vínculo?
Se da a través de la estimulación prenatal, que pueden ser de distintos modos: por voz, táctil, musical, visual y las prácticas de autocuidado. Las prácticas de autocuidado tienen que ver con la abstención de consumo de sustancias, cigarrillos, alcohol, en el cuidado de la alimentación, la preparación del entorno del niño en el hogar, es una adquisición de vida saludable.
La técnica visual se da con la utilización de iluminación artificial, con el empleo de linterna u objeto lumínico colocado en el vientre materno o muy cerca de él encendiendo y apagando la fuente de luz o moviéndola suavemente. La técnica sensitiva táctil, puede realizarse a través de caricias o instrumentos como masajeadores sobre el vientre materno, su aplicación a diferentes presiones genera vibraciones que se transmiten a través del líquido amniótico. Con la estimulación sensorial auditiva que puede ser al canto de la voz, lecturas y/o estímulos con instrumentos musicales, el bebé se va familiarizando a los sonidos.
Reconoce el tono y la entonación de voz de su madre y al nacer, demuestra la distinción y preferencia por la lengua materna. Con estos distintos tipos de estimulación en mamás que le hablan y cantan al niño por nacer, que practican el autocuidado o con técnicas táctil o visual y que tienen la percepción que su bebé responde al estímulo con los movimientos fetales, les dan la interpretación a esas señales, un sentido, y adjudican una personalidad, un temperamento, una imagen.
Así se va creando y afianzando la diada vincular y el niño, depositario de fantasías, es capaz de sentir el amor, el afecto, escuchar la voz de la madre y de otros miembros de la familia desde la vida intrauterina, especialmente a partir de la semana 20 (5 meses). Este dialogo emocional que se establece durante la gestación, lo suele iniciar la madre al procesar una acción o pensamiento.
Estudios aseguran que esta vinculación prenatal se da de 3 maneras: En mayor medida en grado moderado y alto, identificando a este tipo de vínculo como un vínculo seguro que tiene una conexión intensa que evidencia emociones y percepciones positivas entre la mamá y el bebé por nacer. En proporción menor, un grado bajo de vinculación afectiva, lo que podría atribuirse al miedo de embarazos de alto riesgo, motivo que le genera inseguridad a la madre, un vínculo inseguro y ambivalente. Y en menor medida que el anterior, puede encontrarse un vínculo evitativo a raíz de representaciones de rechazo que tienen que ver con la realidad materna.
Beneficios de la vinculación mama-bebé por nacer
Este vínculo que inicia como proceso comunicativo, reviste en beneficio del desarrollo emocional y mental del niño. El cerebro del niño que, si bien se desarrolla durante la vida intrauterina, hace que nazca con potencialidades que puedan desarrollarse al máximo dependiendo de la estimulación que su ambiente le brinde, por tanto y desde la vida intrauterina la significancia que encierran los modos de comunicación verbal, táctil, musical, visual y prácticas de autocuidado, empiecen desde los comienzos del embarazo. Lo crucial e importante es la calidad del vínculo que se comienza a establecer desde lo prenatal, para la existencia o mejora de patrones de apego seguro en la interacción diádica.
Y, por último, y a diferencia de lo que grandes autores afirmaban a comienzos del S.XX “venimos al mundo como una página en blanco, tabula rasa”, hoy no es válido porque se sabe que la estimulación prenatal tiene beneficios importantes para el desarrollo del niño, porque mientras el bebé aún está en el útero, siente, oye, mira, saborea, responde y de esta manera, aprende.
