El sueño es de vital importancia para el desarrollo infantil. Ya no solo porque el organismo necesita descanso, más bien, porque durante este tiempo ocurren procesos metabólicos cruciales tales como el crecimiento infantil, la regulación del peso corporal y el desarrollo cognitivo. Por consiguiente, es normal que una de las mayores preocupaciones para todos los padres sea el sueño de su bebé, y al ver que el pequeño no descansa como debería, angustia a muchos.
Cada bebé es un mundo, por tanto, son muchas las razones por las que un recién nacido puede llegar a dormir poco. Antes de adentrarnos en el artículo, nos gustaría aclarar que cada niño adquirirá los hábitos de sueño en un momento dado, unos a los pocos meses y otros casi a los dos años de edad. No es un motivo para juzgarse como padre, simplemente significa que ante todo debemos ser pacientes y comprensivos.
A este respecto, es importante conocer los patrones de sueño de un recién nacido, ya que, ahí se puede esconder la respuesta a todas las preguntas. Por consiguiente, en el artículo de hoy, hablaremos sobre las pautas de sueño de los bebés, y por supuesto, analizaremos qué pueden hacer los progenitores o cuidadores principales para ayudarlos a conciliar el sueño. Sigue leyendo para descubrirlo.
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Patrones de sueño de un recién nacido
Para los nuevos padres suele ser difícil saber cuánto tiempo y cada cuánto debe dormir el recién nacido. Las primeras semanas de vida de tu bebé son un periodo de adaptación, por tanto, es común que no tengan un horario establecido y muchos confunden el día con la noche, piensan que deben estar despiertos durante la noche y dormir durante el día.
Es demasiado pronto para esperar patrones de sueño regulares, así que es crucial mantenerse atenta a las señales que te dé el bebé. Por norma general, los recién nacidos duermen aproximadamente entre ocho y nueve horas durante el día y aproximadamente ocho horas durante la noche. La mayoría de los bebés no duermen toda la noche hasta que cumplen los tres meses de vida.
Sin embargo, como comentamos anteriormente, esto varía considerablemente y algunos bebés no duermen toda la noche hasta que cumplen casi un año. Lo que sí está claro es que a medida que crecen, su organismo necesita cada vez menos tiempo para recuperar energía y las horas de sueño se van reduciendo de manera natural.
Los recién nacidos se despiertan muchas veces
Cualquiera que tenga un recién nacido cerca, se habrá dado cuenta de la cantidad de veces que se despiertan. Es normal. De hecho, durante los primeros meses, el bebé se quedará dormido y se despertará a cualquier hora del día y por supuesto, de la noche. Los bebés de corta edad tienen un estómago pequeño y deben despertarse cada pocas horas para comer.
En la mayoría de los casos, el bebé se despertará para comer aproximadamente cada tres horas. No obstante, la frecuencia con la que coma dependerá de cuál sea su comida y su edad. Como padres o cuidadores principales, es de suma importancia fijarse en si se producen cambios repentinos en los hábitos de sueño del recién nacido, ya que podrían ser un indicio de enfermedad o un aumento repentino de hambre por una fase de crecimiento acelerado.
¿Cuáles son las distintas fases de alerta de un recién nacido?
Resulta curioso que los recién nacidos presentan diferentes grados de alerta mientras están despiertos. Cuando un recién nacido se despierta al final de un ciclo de sueño, hablamos de una fase de alerta tranquila. En este momento, el bebé permanece muy tranquilo, pero despierto y atento al entorno. Durante el período de alerta tranquila, es posible que los bebés observen o fijen la mirada en objetos y respondan a sonidos y movimientos.
Esta fase generalmente progresa hasta la fase de alerta activa, en la que el bebé está atento a lo que escucha y lo que ve, y se mueve activamente. Luego de esta fase, sigue una fase de llanto. El cuerpo del bebé se mueve sin dirección y es posible que llore enérgicamente. Los bebés pueden sobreestimularse fácilmente durante esta fase de llanto.
Para calmarlo, se recomienda estrecharlo entre los brazos o envolverlo en una manta. Asimismo, lo mejor es alimentar a los bebés antes de que entren en la fase de llanto. Durante la fase de llanto, es posible que el bebé se sienta muy molesto y rechace el pecho o el biberón.
¿Por qué un bebé duerme menos de lo normal?
Pueden ser muchas las razones que expliquen el porqué un recién nacido duerme menos de lo normal. Por ello, a continuación, enlistamos algunas causas:
1. Tomas frecuentes durante el día
Muchos progenitores o cuidadores principales consideran que cada vez que el bebe llora, se le debe dar de comer, por tanto, lo amamantan muchas veces a lo largo del día. El problema reside en que organismo del bebé se adapta a ser alimentado continuamente y a estar cerca de su madre de manera habitual, por lo que al llegar la noche les resulta difícil dormir de un tirón y suelen despertarse varias veces para pedir comida y estar en brazos de su madre.
2. Siestas diurnas muy largas
La mayoría de los bebés duerme muchas horas a lo largo del día, pero a medida que crecen las siestas se van haciendo cada vez más cortas mientras que el sueño nocturno se alarga. No obstante, si el bebé hace siestas demasiado largas durante el día es normal que al llegar la noche no tenga apenas sueño. En estos casos, es habitual que al bebé le cueste conciliar el sueño o se despierte varias veces a lo largo de la noche.
3. Postura incómoda para dormir
Hay bebés que necesitan encontrar su postura favorita para descansar bien. En estos casos, es habitual que si el bebé se encuentra en una postura incómoda no consiga conciliar el sueño y/o se despierte varias veces en la noche porque no puede dormir bien. Algo tan simple como ponerle una almohada o una manta podría solucionar este problema.
4. Ser un bebé de alta demanda
Este término hace referencia a aquellos recién nacidos que se caracterizan por ser niños muy activos que necesitan una estimulación continua y, en consecuencia, duermen poco a lo largo del día. Por lo general, hacen siestas muy cortas, de 15 a 30 minutos, y por la noche requieren pocas horas de sueño para reponer las energías, con lo que pueden tardar en conciliar el sueño o despertarse varias veces en busca de atención. En resumidas cuentas, sólo duermen cuando están muy agotados.
5. Enfermedad en curso
Otra de las causas más comunes y básicas para que un bebé duerma menos de lo normal es que esté enfermo. Tanto una enfermedad crónica, transitoria o incluso, en incubación, los síntomas de malestar generalizado o las molestias puntuales pueden quitarle el sueño a un bebé.
6. Alteraciones emocionales
La ansiedad, la irritación o el miedo son algunos de los estados emocionales más habituales que influyen en la conciliación del sueño infantil. De hecho, si el bebé está intranquilo le costará conciliar el sueño y, en caso de conseguirlo, es probable que se despierte varias veces en la noche o que no tenga un sueño profundo.