El descubrimiento de América, en 1492, supuso el inicio de una nueva era para la humanidad al completo.
Por ello, los relatos de aquellos que vivieron este evento en primera persona, son de un valor incalculable. Bartolomé de las Casas fue uno de los cronistas más importantes, como vamos a poder comprobar en esta biografía de una de las principales figuras de la conquista de América.
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Breve biografía de Bartolomé de las Casas
Bartolomé de las Casas nació en Sevilla, en torno al año 1474 o 1484, pues este dato difiere según los diferentes historiadores que han recopilado la información acerca de su vida. Su familia era de origen francés. El caballero Bartolomé de Casaux se asentó en esta zona tras ayudar al rey Fernando III de Castilla a reconquistar dichos territorios. Posteriormente cambió su apellido, Casaux, por la versión españolizada, las Casas.
De ese caballero nacería la estirpe del propio Bartolomé de las Casas, nacido dos siglos después. Durante varias generaciones, los miembros de esta familia tuvieron relevancia y relación con la nobleza e incluso diferentes reyes. Se cree que recibió su educación en el Colegio de San Miguel, donde experimentó un acercamiento al mundo religioso.
Tras completar las primeras etapas académicas, se trasladó a la Universidad de Salamanca, donde estudió derecho estatal y canónico. Precisamente en el convento de San Esteban, situado en la misma ciudad que esta universidad, se encontraba un pariente de Bartolomé de las Casas, que actuó como enlace para presentarle al mismísimo Cristóbal Colón, quien se alojaba allí.
De hecho, el almirante Colón tenía relación con su familia desde hacía tiempo, pues también había residido en Sevilla. Tanto es así, que en la primera expedición, la de 1492, que conectaría el mundo entero por fin, uno de los tripulantes fue Juan de la Peña, que era hermano del padre de Bartolomé. De este viaje, Colón y demás miembros de la expedición regresaron con siete personas de las Indias, y diferentes ejemplares de animales.
Cristóbal Colón recorrió la península para mostrarle sus hallazgos a los Reyes Católicos. Durante su parada en Sevilla, el propio Bartolomé de las Casas pudo verle y observar en primera persona a las personas que venían de América.
Relación con los amerindios
Pedro de las Casas, padre de Bartolomé, y sus dos hermanos, se unieron a la tripulación del segundo viaje de Colón. A su regreso, los barcos volvieron con nada menos que seis centenares de indios, a los que estaban dando un trato prácticamente de esclavitud. Tanto es así que le asignaron uno de ellos a Bartolomé de las Casas, para que fuera su sirviente.
Pero Bartolomé prefirió aprovechar esa oportunidad para estudiar las características de esta persona y de su cultura. Intentó hacer comparaciones entre la religión que profesaba y el propio cristianismo, e incluso trató de averiguar si había alguna conexión entre su lengua y el latín. Lo que hizo, por lo tanto, fue un estudio humanista en toda regla, en el que intentó averiguar cuáles eran las semejanzas y las diferencias entre ambos grupos humanos.
El hecho de que la expedición de Colón volviera con el grupo de indios tuvo consecuencias al más alto nivel. La reina de Castilla, Isabel la Católica, consideró que los habitantes de las nuevas tierras descubiertas eran súbditos con los mismos derechos y deberes que los demás, y por lo tanto quedaba terminantemente prohibido que fueran convertidos en esclavos, bajo pena de muerte para el que así lo hiciera.
Existen discrepancias sobre si Bartolomé de las Casas viajó a América en la segunda expedición de Colón, en 1493, o bien en la tercera, en 1498. Incluso otros aventuran que debió ser más tarde, hacia 1502. En cualquier caso, una vez completados sus estudios universitarios, se convirtió en doctrinero y se unió en uno de los viajes hacia el Nuevo Mundo.
Aunque él viajaba en la expedición de Antonio Torres, con Francisco de Bobadilla a bordo, una serie de circunstancias hizo que coincidiera en La Española con la cuarta expedición de Colón. Un huracán había hundido varios barcos, y se cree que Bartolomé de las Casas era uno de los encargados de cuidar de los heridos y enfermos por la epidemia desatada posteriormente, a raíz de las condiciones de baja salubridad.
Durante los años venideros, se generaron una serie de batallas contra grupos de indios, seguidas de otras tantas treguas. De las Casas fue gratificado con una encomienda por sus servicios prestados en algunas de estas luchas. Permaneció en América hasta 1506, fecha en la que volvió a España y después a Roma para convertirse oficialmente en presbítero de la Iglesia.
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Regreso a América
En el año 1508, Bartolomé de las Casas volvió a La Española y poco después llegó la Orden de los Dominicos, que sería clave para las relaciones con los indios en el futuro. Desde el principio, estos religiosos pusieron mucho interés en proporcionar un trato digno a los habitantes de América. Esta cuestión provocó grandes divergencias con algunos dirigentes, que no estaban por la labor de cumplir dichos requis itos.
La discusión alcanzó tal nivel que incluso algunos hicieron llegar al rey Fernando el Católico la petición de expulsión de la orden religiosa de los Dominicos, para que no interfirieran en sus asuntos. El rey escuchó a los representantes de ambas posturas, y de estas audiencias nacerían las conocidas como Leyes de Indias, unos códigos de conducta para el buen trato a los indígenas. Dicho documento supone los cimientos de los Derechos Humanos que hoy conocemos, por lo que no se puede infravalorar su importancia.
Bartolomé de las Casas participó en la conquista de varias zonas de la isla de Cuba, ya que utilizaba un sistema consistente en el envío de un emisario indio, que preparaba el terreno para la llegada de los españoles. Todos esos pueblos eran cristianizados y agregados a los dominios del imperio. La labor principal de Bartolomé durante ese tiempo fue precisamente el bautismo de los indios y la transmisión de la palabra del Dios cristiano.
Decepción con los conquistadores
Sin embargo, tras una serie de eventos, como la matanza de Caonao, en la que los hombres de Pánfilo de Narváez mataron injustificadamente a un grupo de indios, Bartolomé de las Casas quedó muy decepcionado con dichos actos y amenazó con transmitir al rey lo que estaba ocurriendo en América.
Por sus servicios en diversas campañas de Cuba, de las Casas recibió nuevas encomiendas, en el entorno de Cienfuegos. Aunque trataba a los indios de una manera adecuada, según la ley, y les enseñaba el evangelio, como dictaba su labor, también les utilizaba para conseguir oro de las minas cercanas.
Pero ocurrió algo que cambió su perspectiva, y fue la llegada de otro grupo de frailes dominicos, que hicieron saber a Bartolomé de las Casas lo mucho que admiraban su reputación, por el buen trato que dispensaba a los aborígenes. Esto le hizo darse cuenta de que, aunque recibiera esos halagos, no se había comportado de manera justa, y que el sistema que habían elaborado necesitaba cambios.
Fue en una misa de Pascua donde realizó un importante sermón, denunciando los actos de los encomenderos. Este hecho generó una gran polémica. Le criticaron por atacar a un grupo del que él mismo era miembro. Fue entonces cuando quiso renunciar a todas sus encomiendas, por mucho que intentaron persuadirle de que no lo hiciera, pues significaba renunciar a todas las riquezas que estaban por venir.
Protector de los nativos y últimos años
Bartolomé de las Casas regresó a España y tuvo audiencia con el cardenal Cisneros, para hacerle saber sus observaciones. El cardenal le encargó un plan para la colonización y le nombró protector universal de los amerindios. En 1516, regresó una vez más a América. A partir de aquí, se sucedieron una serie de luchas entre los partidarios de hacer cumplir las leyes de proyección de los indios y los que no estaban por la labor.
Tras muchos años de duro trabajo, predicando el cristianismo y el buen trato a los indígenas, en 1540, Bartolomé de las Casas volvió a España y se reunió con el emperador, Carlos I. En dicha audiencia, pudo trasladarle toda la problemática que había presenciado tras sus años de servicio en América. Esta audiencia acabó desencadenando las Leyes Nuevas, que liberaban a todos los indios de los encomenderos.
Bartolomé de las Casas fue nombrado obispo de Chiapas. Regresó a América en 1544, pero muchos le recibieron con desagrado, al no estar de acuerdo con las leyes que había conseguido promulgar. En 1547 volvió a España, renunció a su obispado. Redactó algunas de sus obras más conocidas, como la Brevísima relación de la destrucción de las Indias.
Pasaría sus últimos años en Madrid, antes de fallecer, en el año 1566. Bartolomé de las Casas, el conocido como el Apóstol de los Indios, descansa en Valladolid, tal y como solicitó en sus últimas voluntades.