La figura de Chris Argyris ha sido clave para la evolución de la filosofía empresarial de EEUU a lo largo del siglo XX.
A través de esta biografía de Chris Argyris vamos a conocer mejor los detalles acerca de su vida, realizando un repaso por su trayectoria intelectual y profesional y revisando cuáles han sido sus aportaciones más destacadas en el terreno del desarrollo de las organizaciones, por las que hoy se le conoce.
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Breve biografía de Chris Argyris
Chris Argyris nació en Newark, en el estado de New Jersey de los Estados Unidos, en el año 1923, junto con su hermano gemelo, Thomas S. Sus padres eran inmigrantes de origen griego, que se habían trasladado a América en busca de un futuro más prometedor para su familia.
La crianza de Chris Argyris tuvo lugar a caballo entre sus dos tierras, por una parte creció en Irvington, otra ciudad de New Jersey, pero también pasó un tiempo en Atenas, la capital de Grecia.
Su etapa de juventud
Una vez cumplida la mayoría de edad pasó a servir en el ejército de los Estados Unidos, concretamente en el cuerpo de señales, participando en diversas operaciones dentro del contexto bélico de la Segunda Guerra Mundial. Una vez pudo regresar a América, prosiguió su formación, en este caso ingresando en la Universidad de Clark, donde lograría la titulación en Psicología.
Precisamente en esa facultad, Chris Argyris tuvo la oportunidad de conocer a uno de los psicólogos más importantes de la historia, el experto en psicología organizacional, Kurt Lewin, quien influiría notablemente en el pensamiento y la línea de trabajo del propio Argyris. Tras titularse en el año 1947, continuó su educación superior, esta vez en la Universidad de Kansas, donde se especializaría en psicología y economía en el año 1949.
Solo dos años después, se convirtió en doctor, presentando una tesis centrada en el comportamiento dentro del mundo empresarial, que estuvo dirigida por el sociólogo William Foote Whyte, toda una figura en su campo, que desarrolló la metodología de la observación participante y estudió durante toda una vida los comportamientos etnográficos urbanos de las bandas callejeras de Boston.
Carrera académica
Inmediatamente, Chris Argyris se sumergió en el mundo académico para comenzar su carrera como docente e investigador. Esta primera etapa, que duraría dos décadas, tuvo lugar en la Universidad de Yale. Dentro de esta prestigiosa institución, Argyris se unió al equipo del Centro Laboral y de Gestión de la universidad. El director de esa sección era el experto en sociología y economía, Edward Wight Bakke.
Bakke representaría otra de las figuras clave que generaría una huella significativa en los planteamientos de Chris Argyris en su obra posterior. Su recorrido en la Universidad de Yale también le ofreció la oportunidad de comenzar la docencia en el campo de las ciencias de la gestión, por lo que estos años también los pasó como profesor universitario, compartiendo sus conocimientos con las nuevas generaciones de alumnos.
Tras una larga etapa en Yale, en el año 1971 decidió trasladarse a la Universidad de Harvard, otra de las mejores instituciones de los Estados Unidos. En este centro asumiría el rol de profesor en materias de comportamiento organizacional, en las cuales era ya una eminencia. Chris Argyris no se limitaba solo al ejercicio de la docencia, pues también dirigía una empresa de consultoría en la ciudad de Cambridge, llamada Monitor.
Últimos años
Gracias a toda una vida dedicada a la investigación y a la docencia, en el año 2006, Chris Argyris fue nombrado Doctor Honoris Causa en la disciplina de Derecho a través de la Universidad de Toronto. No es la única acreditación a su excelente carrera, pues la Universidad de Yale, precisamente donde Argyris pasó buena parte de su carrera, también le asignó el título de doctor en ciencias, en el año 2011.
Fue en el año 2013 cuando, teniendo Chris Argyris 90 años, falleció. Sus restos mortales se encuentran en la ciudad de Weston, perteneciente a Massachusetts.
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Principales contribuciones de su obra
La obra de Chris Argyris es amplia y consta de varias contribuciones importantes para el campo de las organizaciones. En un principio se centró en estudiar los tipos de estructura que predominaban en las empresas a nivel formal, así como los mecanismos que se utilizaban para gestionar a las personas y controlarlas, y cómo afectaban a los propios individuos. Más adelante reorientó sus investigaciones para centrarse en la conducta de los directivos.
En el caso de los ejecutivos, Chris Argyris encuentra una importante variable en el tipo de personalidad de estos en relación a la madurez de los empleados. En este sentido, si el directivo mantiene un trato de corte positivo con sus subordinados, haciéndoles ver que les considera responsables, estos van a tener una productividad más óptima. Esto se explica porque los trabajadores con un nivel alto de madurez van a preferir aumentar sus responsabilidades y poder tomar decisiones.
En contraposición a este razonamiento, cuando contamos con un equipo formado por personas adultas y un nivel razonable de madurez, pero al frente hay un ejecutivo que utiliza técnicas más tradicionales, basadas en una mera autoridad y sin delegar en los subordinados ni permitirles asumir más responsabilidades de las que tienen, obtendremos un rendimiento más pobre provocado por un bajo nivel de motivación.
En otro giro de timón en el objeto de sus principales trabajos, Chris Argyris estudió cuál era el efecto que el investigador social tenía en la organización cuando trabajaba sobre esta. Otra de sus grandes áreas de interés residía en el estudio de la razón humana en el terreno empresarial. Es decir, más allá de la conducta en general, quería saber cuáles eran los razonamientos que los trabajadores realizaban a la hora de tomar decisiones y generar acciones.
La ciencia de la acción
Buena parte del trabajo de Chris Argyris estuvo centrado en esa última corriente, a la que se refería como la ciencia de la acción. Lo que le interesa con estos trabajos es encontrar el modelo que explica la forma de razonar de los seres humanos cuando se enfrentan a escenarios amenazantes, para así poder explicar la forma en la que diseñan su patrón de acciones de respuesta.
Esto le permitió distinguir entre dos modelos de aprendizaje, el de ciclo único frente al de ciclo doble. El primero de ellos hace referencia a aquellos comportamientos realizados para obtener unos resultados que prevemos y así neutralizar la situación difícil a la que nos estamos encontrando. La alternativa sería el aprendizaje de ciclo doble. A lo que se refiere este otro modelo es a las conductas que, no solo pretenden acabar con la amenaza, sino también aprender sobre ella.
El sentido de las acciones que se ajustan a este segundo modelo sería el poder aprender cómo generar un cambio en las variables que han hecho aparecer la amenaza para así estar en disposición de evitarla en un futuro, contando con la información necesaria para ello. Estas explicaciones sobre las conductas de las personas se podrían aplicar tanto a nivel personal como al organizacional.
La escalera de la inferencia
Dentro de las teorías de la ciencia de la acción, Chris Argyris creó una herramienta a la que se refería como la escalera de la inferencia. Con ella trata de explicar el esquema de pensamiento que una persona genera desde que se le presenta una situación hasta que la evalúa y decide ejercer una conducta determinada al respecto. Para ello dibuja una escalera de mano en la que cada peldaño, desde el más bajo hasta el más alto, representa un paso en ese esquema de pensamiento.
La escalera comenzaría por la realidad y los hechos, que supondrían el escalón más bajo. De ahí pasaríamos a la realidad seleccionada, es decir, la situación objetiva tal y como ha aparecido ante el sujeto. Después encontraríamos la realidad interpretada, es decir, la realidad tal y como la concibe esa persona en concreto, que no tiene por qué coincidir con la de otras personas. El siguiente paso serían las suposiciones que este sujeto realiza al respecto de esa interpretación de la realidad.
A su vez, esas suposiciones le llevarán a generar unas conclusiones determinadas sobre el evento que está presenciando. Las conclusiones le harán ascender otro escalón más, hasta las creencias acerca de lo que debe hacer al respecto. Finalmente, completará su ascenso en este esquema de pensamiento, alcanzando el que sería el último escalón, que no es otro que las acciones o conductas que de hecho, realizará.
La escalera de las inferencias es solo una de las múltiples contribuciones a la ciencia organizacional que Chris Argyris nos dejó en su legado.
Referencias bibliográficas:
- Argyris, C. (1970). Intervention theory and method: A behavioral science view. Addison-Wesley.
- Argyris, C. (1977). Double loop learning in organizations. Harvard business review.
- Argyris, C. (1994). Good communication that blocks learning. Harvard business review.
- Argyris, C., Schon, D. A. (1974). Theory in practice: Increasing professional effectiveness. Jossey-Bass.
- Fulmer, R.M., Keys, J.B. (1998). A conversation with Chris Argyris: The father of organizational learning. Organizational Dynamics.
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