Su nombre, expresado sólo con sus iniciales, evoca irremediablemente a otro gran creador de escenarios irreales, el escritor H.P. Lovecraft. Y es que H.R. Giger, artista y diseñador suizo de fama internacional (detrás del cual están creaciones tan sonadas como el monstruo de Alien o los escenarios de Poltergesit II) se inspiró para gran parte de su trabajo en los relatos lovecraftianos de ciencia ficción.
De hecho, la obra más conocida del artista, actualmente objeto de verdadero culto, es su serie gráfica denominada Giger’s Necronomicon, cuyo título hace referencia a la obra homónima de Lovecraft. Pero Giger no se limitó a trasladar los universos del escritor estadounidense a sus diseños, sino que fue mucho más allá e inventó un mundo muy personal y repleto de originalidad. Si deseas conocer más sobre la vida y la trayectoria del artífice del monstruo de Alien, sigue leyendo. Su extraordinaria capacidad creativa no te dejará indiferente.
- Te recomendamos leer: "Cleopatra: biografía de la legendaria reina de Egipto"
Breve biografía de H.R. Giger, el diseñador suizo que creó a Alien
No se trata, por supuesto, de su única creación, pero sí la más conocida. Y es que el nombre de Hans Ruedi Giger, más conocido por las siglas H.R. Giger, está y estará siempre ligado a la criatura que fue lanzada a la gran pantalla en 1979 y cuyo fantástico diseño le valió, por cierto, el Oscar al mejor diseño escénico en la gala de 1980.
Pero, al margen del misterioso alienígena que viajaba en la nave junto a Sigourney Weaver, Giger tiene en su nómina creaciones colosales, deliciosamente oníricas, que siguen haciendo hoy en día las delicias de los amantes del género fantástico y de ciencia ficción.
La era psicodélica
Hans Ruedi Giger vino al mundo en febrero de 1940 en la ciudad de Chur, Suiza. Tras realizar sus estudios primarios en su localidad natal, a inicios de la década de 1960 lo encontramos en Zurich, en la Escuela de Artes Aplicadas (KGSZ), donde estudia Diseño de interiores y Diseño industrial, disciplina de la que se gradúa en 1966, con veintiséis años. Mientras duraban sus estudios, el joven Giger ha estado trabajando como diseñador de interiores, por lo que, a mediados de los 60, posee una experiencia bastante amplia en el campo.
Sus primeros trabajos, elaborados con tinta y óleo, datan de los primeros años de la década, hacia 1964. Su extraordinario talento y su poderosa voz creadora llaman la atención de artistas y diseñadores, y pronto lo encontramos trabajando en el diseño de muebles para Andreas Christen.
Los años 60 son tiempos de revulsión a nivel internacional. Se extiende el movimiento hippie, y las drogas de diseño, como el famoso LSD, hacen estragos entre la juventud y los artistas, que ven en ellas el vehículo perfecto para crear obras nunca vistas. Esta efervescencia creativa hace mella en el espíritu de Giger, que empieza a producir obras notables. En 1966, la Galerie Benno de Zurich le permite, por primera vez, exhibir sus creaciones en solitario.
Humanos-máquina
El mismo año de su exposición en la Benno, Giger se traslada a vivir con el actor Paul Weibel y su pareja, la también actriz Li Tolber, que se convertirá en su gran y trágico amor. Lo que empieza con una amistad se convierte rápidamente en algo más profundo y, al año siguiente, Giger y Tolber se mudan al ático de una casa en ruinas, en poética consonancia con las creaciones del artista. Es en esa época cuando Giger realiza algunas de sus obras más notables, como la famosa Birth Machine, que más tarde recuperaría en aluminio para la fachada de su futuro museo en Gruyères, Suiza.
El tema de la obra es decididamente inquietante y, según sostuvo el psicólogo Stanislav Grof, amigo de Giger, refleja el trauma acaecido en su nacimiento (el artista tuvo que ser extraído con fórceps, en un parto verdaderamente difícil), una circunstancia que le provocó pesadillas terribles durante toda su vida. En Birth Machine, Giger muestra un extraño aparato que “dispara” niños al mundo, unos niños que, por sus formas, son los precedentes de los “alienígenas” que saldrían de su mente creativa años más tarde.
Las elucubraciones más conocidas de Giger, sus famosos Biomecanoides, siguen esta línea: medio humanos medio máquinas, representan seres turbadores que se mueven por mundos desconocidos. Parecen auténticos supervivientes de una hecatombe mundial causada por el avance imparable de la tecnología, que en la década de 1960 parecía cernirse como una amenaza sobre el mundo; no olvidemos que son los años del fantasma de las bombas atómicas. La idea queda todavía más clara en la serie de dibujos We Atomic Children, donde la imaginación desbordante de Giger plasma seres amorfos o deformes que han perdido toda razón o moral y se mueven por parajes desolados. De nuevo, Lovecraft acecha en la sombra.
El gran salto al cine
Mientras su futuro profesional se va perfilando, la situación sentimental de Giger es inestable. Su relación con Li Tolber ha seguido adelante, pero se trata de una relación abierta, en la que comparten su tiempo con terceras personas. La salud mental de Li es quebradiza y, tras un periodo de depresión y abatimiento, en mayo de 1975, la actriz se pega un tiro. Tiene sólo veintisiete años.
Giger queda devastado tras su muerte. Li ha sido, además de su gran amor, una musa de valor incalculable para espolear su ya de por sí fecunda imaginación. De hecho, en la obra del artista podemos ver repetidas veces el rostro de la mujer, que nos observa entre atenta y distraída desde mundos que no podemos llegar a alcanzar.
En 1973, dos años antes de tan trágico desenlace, Salvador Dalí, el genio surrealista por excelencia, había puesto en relación a Giger con Alejandro Jodorowski (n. 1929), cineasta que tenía en mente llevar a la gran pantalla Dune, la exitosa novela de ciencia ficción de Frank Herbert. Pero, a pesar de que los preparativos, que contaban con las ideas de Giger para los diseños, duraron varios años, el proyecto nunca llegó a materializarse por falta de financiación. Dune no sería llevada a la pantalla hasta 1984, de las manos de David Lynch y, recientemente, Denis Villeneuve ha realizado una nueva versión de la historia.
El éxito le llegaría a Giger con el diseño de la criatura protagonista de la película Alien, el octavo pasajero, dirigida por Ridley Scott y estrenada en 1979, así como de diversos escenarios para el film. Scott pensó en Giger tras hacerse con un ejemplar de su obra Giger’s Necronomicon, donde el artista plasmaba los escenarios de pesadilla que lo ahogaban por las noches. Por su trabajo en Alien recibió el Oscar al mejor diseño escénico en 1980. Desde entonces, participaría en otros proyectos cinematográficos de la talla de Poltergeist II (de cuyo resultado final siempre se desvincularía, alegando que no habían respetado sus ideas originales) y Alien III.
El legado de H.R. Giger
Giger no sólo participó en películas; sus diseños se hallan presentes también en portadas de discos y merchandising relacionado, como el famoso poster que diseñó para el disco Frankenchrist, del grupo Dead Kennedys, que tuvo serios problemas con la censura al mostrar abiertamente a varios penes que penetraban vulvas. No olvidemos que los mundos de fantasía de Giger se fusionaban con una evidente carga erótica.
Por otro lado, Giger también hizo sus incursiones en el mundo del videojuego, tan importante para la sociedad de la década de 1980 y 1990: sus diseños están presentes en Dark Seed (1992) y Dark Seed II. Esa misma década de 1990 verá nacer el museo dedicado a su obra, que Giger reunió en el Chateau de Gruyères, Suiza, y donde todavía se puede ver actualmente. En la colección no sólo están presentes algunos de sus diseños más famosos (como el de Alien), sino también algunas obras de su colección particular, que incluyen nada menos que a Salvador Dalí, entre otros autores.
H.R. Giger falleció en 2014, a causa de una infortunada caída, a los 74 años. Es difícil imaginar el mundo de la ciencia ficción (y, por tanto, del cine) sin él; mucho debemos a este genio suizo que consiguió extraer lo mejor de la esencia lovecraftiana y del surrealismo y crear una obra única y original.
Newsletter PyM
La pasión por la psicología también en tu email
Únete y recibe artículos y contenidos exclusivos
Suscribiéndote aceptas la política de privacidad