Konrad Lorenz, autor de libros muy influyentes sobre la conducta animal y ganador del Premio Nobel de Fisiología o Medicina de 1973, es considerado uno de los padres de la etología moderna, la ciencia que analiza el comportamiento de los animales mediante técnicas propias de la biología y de la psicología.
En este artículo hablaremos de la biografía de Konrad Lorenz y sus aportaciones teóricas más significativas, especialmente el concepto de la impronta y otros desarrollos clave en el campo de la etología. Para este último aspecto haremos un breve repaso de la fundación de la disciplina, en la que Niko Tinbergen también tuvo un papel fundamental.
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Biografía de Konrad Lorenz
Konrad Zacharias Lorenz nació en Viena en el año 1903, cuando la ciudad aún era la capital del Imperio austrohúngaro. Durante su infancia Lorenz ya mostró un interés muy intenso por los animales que lo llevaría a dedicarse a la zoología, con especial atención a la ornitología. Desde pequeño tuvo un gran número de mascotas, algunas de ellas muy poco habituales.
No obstante, la trayectoria universitaria de Lorenz empezó por la medicina; en 1928 obtuvo un doctorado en esta disciplina, y no fue hasta 1933 cuando finalizó sus estudios sobre zoología, doctorándose también en su verdadera vocación. Durante esta época Lorenz estudió el comportamiento y la fisiología de distintos animales y dio influyentes charlas al respecto.
Lorenz vivió en Alemania durante el nazismo. En esta época simpatizaba con las ideas eugenésicas de Hitler y colaboró con el régimen en calidad de psicólogo, si bien posteriormente intentó negar su afiliación a este movimiento y mostró su rechazo al genocidio. Participó en la guerra como médico y fue prisionero de la Unión Soviética entre 1944 y 1948.
Tras ser liberado Lorenz volvió a Austria, donde se le concedieron cargos importantes en distintas instituciones relacionadas con la etología, la fisiología y la psicología; además fundó el Instituto Max Planck de Fisiología de la Conducta. En sus últimos años se centró en la aplicación de sus ideas al comportamiento humano. Murió en 1989 en su ciudad natal.
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La fundación de la etología
En el año 1936 Konrad Lorenz conoció a Niko Tinbergen, que también era ornitólogo además de biólogo. Los estudios con gansos que llevaron a cabo juntos constituyeron el punto de partida de la disciplina cuya fundación se atribuye a estos autores: la etología, basada en el estudio científico de la conducta animal, especialmente en contextos naturales.
Aunque las aportaciones de autores como Jean-Baptiste Lamarck o Charles Darwin son claros antecedentes de la etología moderna, esta ciencia no se empezó a desarrollar y a popularizar en la forma en que hoy la conocemos hasta que Lorenz y Tinbergen llevaron a cabo sus estudios, primero en Europa y posteriormente también en los Estados Unidos.
La etología se subordina de forma prioritaria con la biología, si bien también mantiene una relación muy relevante con la psicología. En este sentido, la etología se focaliza en el comportamiento de los animales no humanos, mientras que la psicología comparada se interesa más bien por las similitudes y las diferencias entre éste y el de nuestra especie.
Un concepto fundamental de la etología es el de los patrones fijos de conducta, planteado por Konrad Lorenz y su maestro Oskar Heinroth. Se trata de respuestas instintivas y preprogramadas que se producen en respuesta a estímulos ambientales específicos; esto incluiría, por ejemplo, los rituales de apareamiento de muchos tipos de ave.
El fenómeno de la impronta
Mientras observaba la conducta de crías de pato y de ganso recién nacidas, Lorenz detectó un comportamiento extremadamente llamativo: cuando salían del cascarón, los animales seguían al primer objeto en movimiento que vieran, independientemente de si éste era su madre o no. Lorenz llamó “impronta” a este patrón de comportamiento biológicamente preparado.
Pero la influencia de la impronta no terminaba tras el nacimiento. Lorenz notó que las crías establecían un vínculo social muy cercano con los humanos a quienes improntaban, hasta el punto de que, una vez alcanzaban la madurez, intentaban aparearse con miembros de nuestra especie en lugar de con otras aves de la suya propia. La impronta parecía ser irreversible.
La impronta es un fenómeno limitado a un pequeño número de especies; no se da en todos los animales, ni siquiera en todas las aves. No obstante, este concepto sirvió a Lorenz como base para su hipótesis sobre los patrones fijos de conducta, que tienen un carácter más amplio, y como piedra angular de sus aportaciones a la etología en general.
Las aportaciones de Lorenz en torno a la impronta y otros fenómenos similares se opusieron al conductismo, que rechazaba el papel de los instintos en la conducta, especialmente en la de los seres humanos. La etología ha contribuido a la comprensión de las bases biológicas del comportamiento y de la cercanía entre las personas y el resto de animales.
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Implicaciones para la Psicología
Los trabajos de Konrad Lorenz han servido para establecer una relación entre la zoología y las ciencias del comportamiento.
El estudio de la impronta, a su vez, ayuda a comprender que la genética no suele expresarse de manera unilateral, sino que necesita de la presencia de un entorno "previsto" por la evolución pero que no siempre se da.