Cada vez son más las personas que sienten ansiedad y que incluso viven con esta desagradable sensación con frecuencia. A su vez, es también más frecuente que las personas afronten la ansiedad con psicofármacos. Pero, ¿es realmente la solución para superar la ansiedad? Los psicofármacos tienen una función específica que nos impide sentir síntomas, pero no soluciona la raíz del problema. La medicación masiva no puede ser la solución.
En casos de ansiedad, los profesionales de la medicina que trabajan de forma ética (tanto médicos como psiquiatras) siempre inciden en la importancia de la terapia para solucionar la ansiedad.
En mi caso como psicólogo que acompaña a personas en sus procesos de cambio y terapia, los datos son claros: desde el año 2020 casi el 90% de las personas a las que acompaño sienten ansiedad de forma frecuente. A su vez, las personas que toman psicofármacos de forma duradera tienen un pronóstico más complicado.
En este artículo vamos a profundizar en qué es realmente la ansiedad, por qué los psicofármacos no son una solución (sino una ayuda puntual que no siempre es necesaria) y cómo abordamos este problema desde la terapia para superar la ansiedad de forma estable y saludable. Lo que voy a contarte está basado en la experiencia directa con personas en terapia.
Entendiendo la ansiedad
La palabra ansiedad ha terminado por ser una palabra muy popular hoy día con la que explicamos múltiples síntomas. Sin embargo, vivimos en la época de la sobre información y eso nos confunde e impide resolver el problema. Vamos a profundizar en qué es realmente la ansiedad.
La ansiedad es una forma de miedo e inseguridad que se ha hecho muy intensa, frecuente y duradera, bien sea de forma general o focalizada en algo que te preocupa (una noticia, exponerte ante ciertas situaciones, conflictos en la pareja, rupturas, ambientes que te sobrecargan, etc.). Cuando sentimos ansiedad es muy frecuente una sensación desagradable en el pecho y boca del estómago. De ahí, sentimos que nos abordan pensamientos intrusivos, agotamiento, e incluso a veces problemas gástricos, de sueño, mayor adicción tecnológica, etc.
Pudiéramos entender la ansiedad como un estado de alerta al que hemos llegado por varios factores (nuestra forma de respirar, forma de gestionar nuestras emociones, sistema de creencias, etc.). Sin embargo, este colapso es el resultado de un proceso, no una enfermedad en sí misma.
Este es probablemente el aprendizaje más necesario hoy día: la ansiedad no es una enfermedad, ya que considerarlo así nos lleva irremediablemente a tratar de solucionarla con fármacos. La ansiedad es un problema psicológico y emocional que debemos abordar a tiempo.
¿Qué es realmente una enfermedad? Una enfermedad es el resultado de una ausencia de salud en nuestro organismo. La salud es la capacidad para recuperarnos cuando una experiencia nos abruma. Podemos recuperarnos de un día de estrés, pero si el estrés es continuado, cada día, finalmente colapsamos y necesitamos una recuperación mayor. La ansiedad no es entonces una enfermedad, sino la consecuencia de estar viviendo y gestionando nuestras emociones de forma disfuncional.
Desde este enfoque nos responsabilizamos de lo que nos ocurre de forma positiva en lugar de recurrir a los psicofármacos.
Factores que causan ansiedad
Principalmente son cuatro los factores que nos llevan a la ansiedad.
1. Un problema de mecánica respiratoria
La sensación de ansiedad se refleja en el pecho o boca del estómago debido a una mecánica respiratoria disfuncional. Cuando estamos en alerta, preocupados y con pensamientos intrusivos, respiramos de forma rápida y superficial, de tal forma que los movimientos de nuestro diafragma causan esas sensaciones molestas.
Este patrón respiratorio nos condiciona de mayor manera con el tiempo: gastritis, otros problemas de vientre, cervicales por la tensión, dolor de cabeza, problemas alimenticios o para dormir (no podemos conciliar el sueño cuando vivimos en alerta).
2. Patrones cognitivos
Nuestra forma de pensar, analizar las situaciones, anticiparnos a ellas, enfoque, etc, determina el valor que le damos a lo que ocurre, nos aísla y provoca una mayor ansiedad. Por este motivo, todo proceso terapéutico trabaja con tu sistema de creencias.
3. Gestión de emociones
La ansiedad es el resultado de un miedo e inseguridad que no hemos gestionado de forma funcional. Estas emociones no son el problema, sino que terminen por ser demasiado intensas, frecuentes y duraderas.
4. Aprendizajes
Experiencias desagradables, bien sea puntuales o a lo largo del tiempo, nos condicionan y causan ansiedad. Cuidarnos es fundamental, poner límites también, pero sin que esos límites nos llevan a evadir situaciones que necesitamos.
Ahora vamos a entender por qué los psicofármacos no son una solución para la ansiedad (salvo casos puntuales y por periodos breves). Antes, te dejo este contenido en formato vídeo (el artículo continúa más abajo).
Relación de los psicofármacos y la ansiedad (uso y perjuicio)
Todo fármaco tiene un efecto químico u hormonal que reduce nuestra sensibilidad a los síntomas. Si tienes un dolor de cabeza muy intenso, un fármaco puede ayudarte a no sentir ese dolor y poder recuperarte mejor. Sin embargo, ese fármaco no explica ni soluciona tu dolor de cabeza. ¿Tenía las gafas mal graduadas? ¿Era tensión arterial o emocional? Etc.
Con los psicofármacos ocurre de igual manera. Un ansiolítico (u otro tipo de psicofármaco) nos alivia el síntoma, pero no supone una solución contra él. Lo que nos ocurre no son los síntomas, sino las causas por las cuales llegamos a esos síntomas. Posteriormente se da una tolerancia al psicofármaco, y esto nos lleva a los famosos "subidas de ansiedad" que solo se tratan con dosis mayores.
En relación a las personas que acompaño, el pronóstico es totalmente diferente cuando toman psicofármacos que cuando no. Un psicofármaco puede ser útil, como en el caso del dolor de cabeza, para mitigar un síntoma muy molesto en un momento concreto, pero no como una forma de cronificar los síntomas y generar dependencia.
Superar la ansiedad sin fármacos es un proceso natural que se da en terapia, y puede ser mucho más rápido de lo que pensamos.
Superar la ansiedad sin fármacos
Si la ansiedad es un estado de alerta o de colapso, lo fundamental es abordar sus causas y no limitarnos a los síntomas. En terapia trabajamos estos factores para que la mejoría no sea pasajera, sino estable: la persona aprende de sí misma y adquiere recursos que le permiten reducir la ansiedad a lo largo de su vida gracias a su propio aprendizaje.
Estos factores serían los siguientes.
1. Entender cómo gestionas tus emociones ahora
El miedo, la inseguridad o incluso la ira pueden ser emociones útiles, y en sí mismas son positivas. El problema es cuando son demasiado intensas, frecuentes y duraderas por cómo las gestionamos con nuestros propios comportamientos e interpretaciones. Para poder solucionarlo debemos primero descubrir cómo gestionas tus emociones ahora y, de ahí, encontrar cambios (que pueden ser pequeños detalles de tu día a día).
2. Trabajar con mecánica respiratoria
Si la respiración es la principal causa fisiológica de la ansiedad, debemos buscar ahí también la solución. Cuando respiramos de forma completa y orgánica, oxigenamos mejor, se calma la sensación desagradable en el pecho o boca del estómago, y también reducimos pensamientos intrusivos. La respiración es la gran clave para disminuir la ansiedad, ya que respiramos cada segundo del día y nos condiciona sobre nuestro estado emocional.
3. Compañía constante
En mi caso no acompaño solo con eventuales sesiones (que no suelen funcionar si están muy distanciadas en el tiempo) sino de forma constante, cada día, sin límite de consulta, para que la persona se sienta totalmente acompañada y podamos encontrar soluciones en el día en que tiene la dificultad (no muchos días después, en una sesión alejada en el tiempo).
4. Plan de acción
Para solucionar lo que nos ocurre debemos aplicar cambios específicos. Sin cambios en nuestro comportamiento, nada cambiará. Aunque nuestro contexto nos lo ponga difícil, no podemos cambiar este contexto ni depender de él. Un plan de acción nos ayuda a aplicar esos pequeños cambios en ti que, con el tiempo, harán el gran cambio en tu forma de sentirte, vivir y relacionarte.
5. Trabajar con todas las partes de la personalidad
La ansiedad puede ser el problema, pero la solución a lo que te ocurre eres tú y tu propio aprendizaje. Por este motivo en terapia no nos quedamos solo con el problema, sino que nos enfocamos en la solución. De ahí que trabajemos con todas las partes de la personalidad: el sistema de creencias, tu autoestima, tu forma de comunicarte o construir relaciones, tus valores, e incluso tu identidad.
El objetivo final es que la terapia o un proceso de cambio no sirva solo para encontrar un bienestar temporal, sino que sea una experiencia profunda que te lleve al bienestar estable que te mereces.
Terapia como solución para la ansiedad
La ansiedad puede ser abrumadora y buscamos soluciones rápidas, como así nos ocurre con otro tipo de experiencias (comida, placeres, etc.). Los seres humanos hacemos esto porque buscamos estar bien y reducir el malestar. Sin embargo, no siempre la solución que parece más inmediata es la que realmente nos lleva a estar mejor.
Un proceso terapéutico tampoco es una experiencia larga o necesariamente dilatada en el tiempo. Cuando se trabaja cada día, con compromiso y apoyo, los resultados llegan antes de lo esperado. Se trata de conocerte mejor y que tu bienestar dependa principalmente de ti.
Si es lo que quieres, recuerda que puedes agendar una primera sesión exploratoria conmigo para conocernos, profundizar en tu caso y ver cómo podemos solucionarlo. Puedes agendar esa sesión en Empoderamiento Humano.


Newsletter PyM
La pasión por la psicología también en tu email
Únete y recibe artículos y contenidos exclusivos
Suscribiéndote aceptas la política de privacidad