​Coitofobia (genofobia): el miedo a las relaciones sexuales

Algunas personas son incapaces de tener relaciones íntimas. ¿Por qué tienen este problema?

La coitofobia es un miedo irracional hacia las relaciones sexuales, que forma parte de la amplia variedad de fobias sexuales o erotofobias. Los individuos que presentan este trastorno pueden iniciar relaciones románticas, besar a otras persona o abrazarlas, pero sienten un gran temor a las relaciones sexuales y la penetración.

Tener relaciones sexuales, especialmente con la persona que amamos, es uno de los mayores placeres de la vida, y es esencial para gozar de una vida saludable, tanto a nivel individual como en pareja. Pero cuando el miedo se apodera de una persona, las consecuencias a nivel psicológico y social pueden ser muy serias.

En este artículo hablaremos de la coitofobia (también conocida como genofobia) y profundizaremos en las causas, los síntomas y las consecuencias de este miedo irracional.

Qué fobias sexuales existen

Las fobias sexuales o erotofobias son una variedad de trastornos relacionados con el sexo. Algunas personas sienten fobia a la penetración (como en el caso de la coitofobia), otras sienten miedo a los penes y otras a la intimidad.

Las fobias, en general, son miedos irracionales que generan una gran ansiedad, malestar y picos de estrés y provocan que la persona fóbica evite el estímulo o situación temida. Existen diferentes tipos de fobias sexuales además de la coitofobia, son las siguientes:

1. Nudofobia

Esta fobia también se conoce como gimnofobia, y es el miedo a la desnudez. Por tanto, estas personas tienen miedo a estar desnudas o que otros les vean así.

2. Miedo a la intimidad

La nudofobia puede confundirse con el miedo a la intimidad, pero no son lo mismo. El miedo a la intimidad se refiere no tanto al hecho de estar desnudo, sino a sentirse próximo a la otra persona tanto a nivel físico como emocional.

3. Hafefobia

Y el miedo irracional a la intimidad tampoco es lo mismo que temer al contacto físico de una persona, lo que se conoce como hafefobia. Este miedo se caracteriza porque el individuo teme ser tocado por diferentes causas (por ejemplo, por miedo a contraer enfermedades).

Aunque la hafefobia no está relacionada sólo con el sexo, este trastorno afecta también a las relaciones sexuales.

4. Falofobia

Es el miedo irracional a los penes tanto flácidos como erectos (medortofobia), lo que dificulta seriamente tener relaciones sexuales.

5. Parafobia

Es un trastorno fóbico caracterizado por un el miedo a la perversión sexual. Es una fobia compleja en la que algunas personas temen a pervertirse a sí mismas, mientras que otras temen las perversiones de otros.

6. Fobia a la vulnerabilidad

La fobia a la vulnerabilidad es el miedo al abandono, a quedarse en soledad si alguien las rechaza Afecta también a la intimidad, puesto que algunos individuos no creen que puedan gustar a otros.

Esta fobia tiene consecuencias negativas en diferentes tipos de relaciones interpersonales incluidas las de pareja y, por tanto, el sexo con ésta se ve afectado.

7. Filemafobia

También se conoce como filematofobia, y es la fobia a los besos, es decir, el miedo irracional hacia estos actos de amor. Suele asociarse diferentes causas, como las preocupaciones por el mal aliento o el miedo a contagiarse con enfermedades.

Causas (y el condicionamiento clásico)

La coitofobia, como cualquier fobia, suele desarrollarse como consecuencia de una experiencia traumática. Esto ocurre por un tipo de aprendizaje asociativo llamado condicionamiento clásico, en el que la persona sufre una experiencia traumática del pasado que le provoca una fuerte reacción emocional.

John B. Watson fue el primero científico en experimentar este tipo de aprendizaje con humanos, y logró que un niño pequeño de nombre Albert aprendiese un miedo irracional, es decir, una fobia. Este polémico experimento no podría llevarse a cabo hoy en día porque no se considera ético. Puedes saber más sobre el experimento con el pequeño Albert en el siguiente vídeo:

Otras causas de esta fobia

Las malas experiencias que pueden provocar esta fobia pueden ser diferentes de una persona a otra: abuso sexual, un comportamiento sexual manipulador o el dolor sufrido durante la penetración. Las fobias puede tener su origen en la infancia, aunque en este caso es muy normal que se inicie en la edad adulta, cuando la conducta sexual es más pronunciada.

Muchas veces pueden desarrollarse como consecuencia de otros problemas de índole sexual, como pueden ser la disfunción eréctil, la eyaculación precoz o la dispareunia, una condición médica que hace que para algunas mujeres el sexo sea doloroso.

Las creencias religiosas o creencias irracionales sobre el sexo (muchas veces fruto de la desinformación o la televisión) pueden llevar a una persona a sufrir esta fobia.

Síntomas de la genofobia

La coitofobia presenta la misma sintomatología de otras fobias, ya sean específicas (como en el caso de esta fobia) o complejas (como en el caso de la fobia social o la agorafobia). La ansiedad y el malestar son los síntomas característicos, y la persona suele evitar cualquier situación relacionada con tener sexo con otra persona.

Los síntomas de la coitofobia pueden clasificarse en tres grupos:

  • Síntomas cognitivos: pensamientos irracionales, angustia, miedo…
  • Síntomas conductuales: evitación de la situación o estímulo temido, es decir, las relaciones sexuales.
  • Síntomas físicos: opresión en el pecho, sequedad de boca, náuseas, mareos, dolores de cabeza, hiperventilación y falta de aire, aceleración del latido del corazón, temblores, escalofríos…

Tratamiento de esta fobia

Según las investigaciones, las fobias pueden superarse gracias a la psicoterapia. Y los datos de estos estudios demuestran que la terapia cognitivo conductual es realmente efectiva. Algunas de las técnicas que más se emplean en este tipo de terapia para superar fobias son las técnicas de relajación o las técnicas de exposición.

Respecto a esta última, suele emplearse la desensibilización automática, que consiste en exponer al paciente poco a poco al estímulo fóbico mientras aprende herramientas más adaptativas para hacer frente a la situación. Lógicamente, no es posible que el paciente tenga sexo en consulta, pero pueden emplearse otras estrategias que ayuden a exponer al paciente a este tipo de situaciones y pueda comprobar que sus hipótesis son erróneas. También pueden emplearse algunas técnicas cognitivas para modificar algunas creencias irracionales.

Asimismo, muchas veces, la aceptación es clave para reducir la ansiedad, por lo que en los últimos tiempos vienen empleándose nuevas formas de terapia como la terapia cognitiva basada en Mindfulness (MBCT) o la terapia de aceptación y compromiso.

En casos extremos, el tratamiento farmacológico ha resultado ser útil, pero siempre en combinación con la terapia psicológica.

Psicólogo de las organizaciones

Licenciado en Psicología por la Universidad de Buenos Aires. Máster en Recursos humanos y experto en comunicación empresarial y coaching. Posgrado en Nutrición y Alimentación Sanitaria y Social por la UOC. Especialmente interesado en el bienestar y el deporte.

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