En la vida de pareja hay momentos bonitos, románticos y divertidos pero, también, pueden haber problemas, conflictos y discusiones que hacen que, tarde o temprano, llegue el final: la ruptura.
Las rupturas amorosas son dolorosas, algo totalmente natural. Asumir que alguien a quien querías ya no te quiere es difícil y deja una herida en el corazón que escuece por mucho tiempo.
Pero no hay ruptura que no se pueda superar. Implica un gran esfuerzo, pero se puede conseguir. Saber cómo volver a empezar tras una ruptura es lo que vamos a descubrir a continuación.
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Cómo volver a empezar tras una ruptura
Romper con la pareja nunca es fácil. Tanto si hemos sido nosotros quienes hemos roto como si ha sido nuestro ex, las rupturas son sin lugar a dudas una de las experiencias más dolorosas que podemos vivir. Independientemente de qué haya sido lo que ha dinamitado la relación, la ruptura amorosa nos trastoca de tal manera que, en ese momento, nos da la impresión de que nunca lo vamos a superar. Llegamos a creer que ese dolor no va a desaparecer jamás.
Romper con alguien tambalea tan fuertemente nuestras vidas que son precisamente las rupturas una de las causas más frecuentes para solicitar ayuda psicológica. Si bien rara vez evoluciona a un cuadro patológico, sí que es innegable que pueden afectar a nuestra salud mental, sobre todo si son mal llevadas o han ocurrido sin que nos las esperáramos.
Con tal de ayudar a poder seguir adelante, a lo largo de este artículo vamos a ver cómo volver a empezar tras una ruptura, aunque ya adelantamos que no existen recetas mágicas. Es un proceso que requiere paciencia, esfuerzo, autorreflexión, fortaleza y, sobre todo, tiempo. Hay que confiar en el paso del tiempo que, al fin y al cabo, es lo que termina curando las heridas.
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El duelo por una ruptura amorosa
Para algunos hablar de duelo tras una ruptura de pareja puede sonarles extraño. ¿Por qué llamarlo duelo si no ha muerto nadie? No ha muerto nadie, pero sí algo: una vida juntos. Cuando se sale en pareja es inevitable pensar a largo plazo, creer que en ese futuro los dos seguirán juntos y, a raíz de esta creencia, se van elaborando ilusiones, proyectos, esperanzas… Todos ellos mueren cuando se produce la ruptura, motivo por el cual se puede llegar a vivir con mucho dolor.
Cuando rompemos con nuestra pareja, seamos nosotros quienes hemos roto o la otra persona nos haya dejado, empezamos por un período de duelo. Es esperable que este duelo lo pasen las dos partes, pero normalmente es la que ha sido dejada la que lo sufre con mayor intensidad. Hay personas que, tras una ruptura, tardan cierto tiempo en decírselo a sus seres queridos. No dicen a sus personas cercanas que ya no tienen pareja porque todavía albergan la esperanza de que eso sea solo una situación temporal, que se cumplan sus expectativas y que la parte que ha decidido romper vuelva.
Aferrarse a la esperanza de que se trate de una ruptura temporal es parte de la fase de negación del duelo asociado a este proceso. El shock de la ruptura puede ser tan grande que uno se niegue a creer que se encuentra en la nueva situación. No es nada patológico, al menos al principio, sino más bien una estrategia que nos sirve para darnos un poco de tiempo para hacernos a la idea.
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Fases del duelo por ruptura de pareja
Como en cualquier otro duelo, el de una ruptura implica pasar por ciertas fases. Cada persona lo puede vivir a su manera, porque incluso en este aspecto las personas mostramos diferencias individuales. No obstante, pese a las diferencias de personalidad, sí que podemos identificar unas fases más o menos universales en todos los duelos por una ruptura de pareja.
La primera fase es el impacto inicial, el shock por la ruptura. Esto se aplica especialmente para la persona que ha sido dejada, quien se ve sorprendida por una noticia inesperada y su sensación es de incredulidad. Tras esto, viene la negación. Como hemos comentado, es común que una de las actitudes de la persona dejada es ver la ruptura como algo meramente temporal, producto de una discusión puntual o un malentendido.
Esto es uno de los motivos por los que la persona no informa a su entorno de lo que ha ocurrido, con la esperanza de que se trate de algo pasajero. Piensa “¿Para qué informar de algo que se va a solucionar?”. Se tiene la esperanza de que se reconciliarán, pero esto no son más que falsas esperanzas y negación a aceptar la realidad.
Pero al final empieza a entender el hecho de que ya no está con esa persona que tanto quería. Así comienza la siguiente fase, una marcada por la intensa tristeza de tener que aceptar el hecho de que ya no le quiere. Empiezan a aparecer síntomas propios de la depresión: tristeza, apatía, problemas de sueño, cambios en la alimentación, pensamientos obsesivos… Dada la intensidad emocional de esta etapa es muy importante no reprimir las emociones, sino dejarlas que salgan. Esta liberación es terapéutica, ayudará a superar la ruptura de la mejor manera posible.
Finalmente se acepta lo que ha ocurrido y la nueva situación. Esto no quiere decir que, inmediatamente, se sea feliz. Lo que ocurre en este momento es que la persona empieza a animarse, tratando de recuperar aquello que le gustaba hacer antes de conocer a su pareja y retoma el contacto con familiares, amigos y otros seres queridos.
Como decíamos, cada persona es diferente y esto también lo muestra en su forma de pasar el duelo por una ruptura sentimental. El proceso de duelo no tiene un tiempo concreto, sino que depende de cada persona. No obstante, si han pasado seis meses desde la ruptura y todavía se manifiesta sintomatología depresiva podemos hablar de un duelo patológico y lo recomendable es buscar ayuda profesional.
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¿Qué hacer para superar la ruptura?
Ahora que entendemos mejor qué implica pasar por un proceso de ruptura vamos a ver qué podemos hacer para superar la ruptura cuanto antes y de la mejor manera posible. No hay recetas mágicas que hagan que este proceso sea fácil y rápido, y por ello es fundamental tener mucha paciencia y permitirnos sentir lo que tengamos que sentir.
No podemos reprimir nuestras emociones dejando que nos carcoman por dentro. Nos encontramos mal, y tenemos todo el derecho del mundo a liberar nuestras emociones. Si no nos apetece hacer nada, entonces no hagamos nada. Si sentimos rabia, permitámonos sentir y no nos culpemos por ello. Pero esto debe ser durante una temporada, no para siempre. Estirarlo eternamente nos va a privar de vivir la vida, darnos la oportunidad de encontrarnos mejor.
Cuando ya estemos hartos de llorar y sentirnos mal, aunque todavía nos cueste un poco y apenas haya ganas, nos debemos obligar a hacer cosas. Ha llegado la hora de volver a quedar con los amigos, apuntarse al gimnasio, estudiar un idioma, ir de excursión, comprar ropa bonita, permitirte un capricho… lo que sea con tal de activarnos, de salir de la momentánea depresión en la que nos sumergió la ruptura. Y también hay que buscar ayuda profesional en caso de que lo veamos necesario.
1. Aceptar la realidad
Así, tal cual como suena: acepta la realidad. Lo mejor es no aferrarse a lo que pudo ser, ni obsesionarse con un “quizás podemos volver”. Aferrarse a lo que crees que pudo ser pero no ha sido, manteniendo la esperanza de que la relación se va a retomar, solo es anclarse al pasado y no nos va a dejar vivir el presente ni el futuro.
Te va a costar, no te va a gustar en lo más absoluto, pero hay que aceptar que esa ruptura forma parte de tu vida. Aceptar la realidad es doloroso, pero es mucho mejor eso que mantener la esperanza en algo que no ocurrirá y estirar el sufrimiento que provoca.
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2. Mantenerse ocupado
Mantenerse todo el tiempo que podamos es de las mejores maneras para superar la ruptura. Cuando estamos prestando atención a otras cosas, la tristeza desaparece y poco a poco vamos recuperando la ilusión. Casi sin darnos cuenta, vamos levantando cabeza y dejamos de obsesionarnos con nuestro ex.
3. Contacto cero
Un clásico en todas las rupturas es aplicar la estrategia del contacto cero. Esta consiste en cortar con todo posible contacto con nuestra ex pareja. Ningún contacto con esa persona nos va a ayudar, lo mejor es cortar por lo sano.
Para conseguir que llegue ese momento en el que ya no nos duele el corazón es fundamental que nos alejemos por completo de esa persona. Hay que quitarla de nuestros contactos, no enviarle mensajes, eliminarla de nuestras redes sociales… así evitaremos estar pendientes de él o ella, cotillear sus fotos para ver si ha rehecho su vida.
4. No quedar como amigos
No quedes con tu ex como amigos. Suena maravilloso que lleguéis a ese acuerdo, pero la realidad es que es algo muy excepcional y raro que, en todo caso, ocurre tras superar el duelo. Es muy difícil ser amigo o amiga de alguien a quien una vez quisiste a un nivel tan íntimo como lo es una relación de amor. Quedar como amigos con un ex justo después de la ruptura lo único que sirve es para estirar el dolor, contradiciendo el punto anterior del contacto cero.
5. No busques culpables
Mejor no buscar culpables porque, aunque cueste admitirlo, seguramente no los haya. Claro que habrá responsabilidades, pero estas se repartirán entre los dos. Los dos hicisteis cosas que, por muy pequeñas que fueran, hicieron que la relación llegara a un punto en el que no era natural continuarla. Nunca es uno solo el responsable de una ruptura.
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6. Retomar el contacto con seres queridos
Salir con alguien no significa que perdamos el contacto con nuestros amigos y familia. Sin embargo, no son pocas las veces que la relación amorosa toma semejante prioridad en nuestras vidas que vamos dejando un poco de lado a nuestros seres queridos.
Ahora que estamos pasando por una ruptura, ya no hay excusa para volver a establecer contacto con esas personas. Es hora de retomar el contacto con amigos y familiares, dedicarles más tiempo.
Amigos y familiares son cruciales en este periodo pues nos servirán para desahogarnos, expresando lo que sentimos. Eso sí, hay que entender que no debemos prolongar demasiado ese desahogamiento, pues de convertir nuestra antigua relación en una obsesión no nos podremos liberar del pasado. Además, la paciencia de nuestros amigos y familiares tiene un límite, y tener que aguantar a alguien que lleva demasiado tiempo quejándose de su pasado y no haciendo nada por mejorar el presente no es algo agradable.
7. Volver a hacer lo que nos gusta
De la misma manera que saliendo con alguien dejamos apartados a nuestros seres queridos, lo mismo sucede con nuestras aficiones. Suele ocurrir que en la vida de pareja uno abandona aquellas actividades que tanto le gustaban, ya sea porque no tiene tiempo o porque, simplemente, a su pareja no le gustaba.
Ahora que ya no forma parte de nuestra vida, es el momento de volver a hacer lo que antes nos llenaba de satisfacción. Es el momento de retomar todas esas actividades que realmente te gustan, aquello que te hace sentir bien. Toca atender exclusivamente a nuestras preferencias, divertirnos haciendo aquello que realmente nos gusta. Suena a obviedad pero, cuando uno hace cosas que le gustan y divierten, mejora su estado de ánimo y, en este caso, le ayuda a salir de la tristeza de la ruptura.
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8. Cuidarse
Acciones tan básicas como lavarse los dientes, ducharse, peinarse y vestirse son difíciles de hacer cuando uno está sumido en la absoluta tristeza. No tener pareja no es el fin del mundo. Duele al comienzo, y es posible que nos cueste hasta levantarnos, pero hay que hacer un esfuerzo y no descuidar nuestra salud, fomentar la autoestima y mimarse. No debemos olvidarnos de mantener una vida saludable, comiendo sano, haciendo ejercicio de vez en cuando y cuidarnos.