El estrés y la ansiedad son fenómenos que a veces se usan como sinónimos. Y no es de extrañar, porque están muy relacionados; ambos dan lugar a síntomas del mismo tipo, e incluso pueden aparecer juntos.
Pero si nos paramos a pensar, existen diferentes tipos de estrés (estrés crónico, estrés laboral, estrés agudo, etcétera) y distintos trastornos de ansiedad (TOC, trastorno de ansiedad generalizada, ataque de pánico, etc.). Además, es importante saber cómo distinguirlos para gestionarlos bien emocionalmente. Por eso, en este artículo daremos un repaso a las diferencias entre estrés y ansiedad, viendo las características distintivas de cada elemento.
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Las principales diferencias entre estrés y ansiedad
Entonces, ¿qué es lo que diferencia al estrés de la ansiedad? En este artículo puedes encontrar una lista de diferencias entre el estrés y la ansiedad, que si bien pueden parecer abstractas y su importancia es relativa a no ser que te dediques al ámbito de la salud, te ayudarán a comprender esta clase de fenómenos emocionales.
1. El origen
El estrés y la ansiedad suelen estar relacionados y ambos pueden ser adaptativos en ocasiones. No obstante, el origen estos fenómenos puede ser diferente.
La ansiedad puede aparecer tras una reacción de alerta, y puede asociarse con el miedo y la preocupación. Por ejemplo, ante la amenaza de un animal o la idea anticipatoria de algo malo va a ocurrir. En cambio, el estrés es un fenómeno que ocurre porque la persona no posee (o piensa que no posee) las habilidades, las capacidades o el tiempo necesario para afrontar una situación concreta. Es decir, que se produce un desajuste entre la demanda específica y los recursos para afrontar esta demanda.
El estrés también puede ocurrir cuando una persona se encuentra en el trabajo y tiene que llevar a cabo unas funciones determinadas, pero no recibe suficiente información sobre su rol por parte de la empresa, o la información que recibe de ésta es ambigua. Entonces se produce lo que se conoce como conflicto de rol y ambigüedad de rol, que son variables psicosociales que se relacionan con el estrés en el entorno de trabajo.
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2. La ansiedad es un síntoma del estrés
Mucha de la confusión que existe entre ambos fenómenos y lo que los hace similares es que muchas veces aparecen juntos. De hecho, una situación estresante provoca ansiedad como uno de sus síntomas, aunque también puede producir otros, por ejemplo, depresión o dolores de cabeza.
El estrés prolongado, además, puede provocar la aparición de otras consecuencias como la desmotivación o la despersonalización. El estrés prolongado quema a la persona y le causa fatiga emocional.
3. Respecto a la intensidad objetiva
Aunque el estrés puede provocar muchos problemas para la persona que se encuentra en una situación estresante, es posible reducir el estrés con la eliminación del estímulo que provoca esta situación. Por ejemplo, cuando alguien se siente estresado porque no ha gestionado bien su tiempo y se le acumula el trabajo antes de un examen. Una vez que el examen pasa, la persona puede volver a la normalidad.
Si bien un individuo con trastorno de ansiedad puede sentir una gran ansiedad ante un estímulo, por ejemplo, en el caso de una fobia, aunque el estímulo desaparece, la persona seguirá sufriendo la fobia incluso con solo imaginarse la presencia del estímulo. Se podría decir que el estrés es, al menos en la mayoría de los casos, una causa real (aunque venga mediada por las expectativas de la persona). Sin embargo, la ansiedad patológica es una interpretación irracional sobre un peligro o una preocupación exagerada. La intensidad de la ansiedad no es acorde con la situación objetiva.
4. El momento temporal
Al asociar el estrés a un estímulo desencadenante, suele manifestarse en el momento presente. Por ejemplo, cuando una persona tiene que entregar una tarea en la universidad y no tiene tiempo de realizarla. Ahora bien, el estrés puede ser prolongado, por ejemplo, cuando alguien no llega a fin de mes y tiene que pagar la hipoteca de su casa (estresor sigue ahí mes a mes, y la hipoteca se hace cada vez más grande) por lo que el estrés se cronifica. Si la persona tiene la suerte de pagar la hipoteca, dejará de sentirse estresado y se sentirá aliviado.
Pero la ansiedad puede aparecer una y otra vez, por preocupaciones de otros momentos temporales. Por ejemplo, al anticipar consecuencias que pueden no haber ocurrido (como en el trastorno de ansiedad generalizada). La ansiedad es un sentimiento de aprehensión o miedo y la fuente de esta inquietud no siempre es conocida o reconocida, lo que puede aumentar la angustia que una persona siente.
5. La relación del estrés con los estresores
Como ves, posiblemente lo que más caracteriza al estrés es la presencia de los estresores, y es que son muchos los causantes de estrés. Estos estresores pueden ser personales (por ejemplo, por las creencias que tiene un individuo o por su nivel de estudios y capacitación), aunque también pueden ser organizacionales (por los estilos de liderazgo de los superiores o la comunicación de la empresa) o sociales (por la crisis económica o la desestabilización política). El estrés tiene que ver con las demandas del medio.
6. La ansiedad y el impacto emocional
Por tanto, las situaciones que causan estrés son fruto de factores externos. Pero en el caso de la ansiedad, tiene más que ver con los factores psicológicos y las emociones. Es decir, que suele tener su origen en las interpretaciones que pueden o no ser reales. Una persona sufre estrés ante situaciones vitales de lo más variadas, que percibe como excesivas o en la que una persona no tiene los recursos necesarios para poder afrontarlas con eficacia.
En el caso de la ansiedad, ésta es una reacción, emocional, física y cognitiva de alerta ante una amenaza sea real o no, pero también es una respuesta emocional frente al estrés que continúa después de que un factor estresante haya desaparecido y que responde y crece a través de los pensamientos.
Por ejemplo, cuando se acerca un examen en que alguien se juega mucho. Por un lado está el estrés de la situación y la sobrecarga de trabajo, pero por otro está la preocupación de jugarse todo el curso en un examen. Esta ansiedad puede hacer que la persona tenga dificultades para dormir durante esa época, pensando en sí logrará superar o no el examen. Si no aprueba el examen, seguramente la ansiedad se apodere de la persona, pero la carga de trabajo habrá disminuido y por tanto el individuo no estará estresado.
¿Qué hacer ante los problemas de este tipo?
Por suerte, las alteraciones psicológicas asociadas a la ansiedad y al estrés pueden ser abordados desde la psicoterapia, a través de formas de intervención eficaces. En la consulta del psicólogo se aplican estrategias de intervención terapéutica personalizadas según las características de cada paciente y que suponen un entrenamiento en la gestión de las emociones; se ayuda a las personas no a suprimir totalmente la ansiedad o el estrés (eso es imposible), sino a gestionar adecuadamente estos fenómenos naturales, sin dejar que den lugar a problemas añadidos. Este proceso suele durar unos pocos meses, y se realiza a través de sesiones de frecuencia semanal.
Por ello, si estás sufriendo alguna forma de malestar de este tipo, ponte en contacto con profesionales y busca la ayuda de psicólogos.
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