Existen en el mundo una gran cantidad de enfermedades y trastornos, muchas de los cuales son grandes desconocidas para la mayor parte del mundo o tienden a resultar extrañas dada su poca prevalencia en nuestros países de origen.
Sin embargo, algunas de ellas causan alteraciones fisiológicas evidentes a simple vista, algo que hace que destaquen y se reconozcan o recuerden algunos casos existentes. Es lo que ocurre con la elefantiasis, también conocida como filiarisis linfática (si bien la elefantiasis haría más referencia al síntoma en cuestión, frecuentemente se identifican como sinónimos).
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¿Qué es la Elefantiasis?
Entendemos por elefantisasis la presencia de una marcada y evidente hinchazón y engrosamiento de los tejidos que aparece como consecuencia de un bloqueo del sistema linfático, que deja de drenar la linfa. Se trata de la tercera fase de un linfodema, en que las alteraciones se vuelven permanentes. Suele aparecer en la fase crónica de la filariasis linfática, hasta el punto de que a menudo se identifica y se emplean como sinónimos filariasis linfática y elefantiasis. Generalmente el engrosamiento es producido en piernas o brazos, siendo también frecuente la afectación de genitales y mamas. En muchas ocasiones puede generar dolor en quienes lo padece. El sistema renal y el inmunitario también suelen verse perjudicados, así como también los huesos.
Las deformidades causadas por este trastorno pueden tener graves consecuencias para las personas que la padecen, no siendo extraña la aparición de fístulas, heridas con posibilidad de infección o incluso la aparición de tumoraciones. A nivel funcional puede alterar también profundamente la vida de la persona, pudiendo alterar e incluso imposibilitar la capacidad de caminar o moverse, siendo un motivo frecuente de discapacidad física. Si se da en los genitales, también altera la funcionalidad sexual.
La infección parasitaria que la genera suele ser de inicio infantil, si bien en la mayoría de casos los síntomas empiezan a observarse en la edad adulta. Dicha infección, de hecho, puede permanecer asintomática a pesar de estar produciéndose daños en el sistema linfático.
Asimismo, dichas alteraciones suelen ser motivo de gran verguenza y malestar para los afectados, rehuyendo muchos de ellos el contacto social y aislándose. De hecho, incluso el término elefantiasis (que pone en comparación las piernas de los afectados con las de un elefente), ya puede ser motivo de estigma para ellos. Vida social y laboral se ven profundamente perjudicados como efecto indirecto, y no es infrecuente la aparición de malestar, depresión y ansiedad.
Se trata de una enfermedad tropical principalmente presente en países de África, Sudamérica, América central o Indonesia. A pesar de que puede parecernos una enfermedad extraña y resulta fácil pensar que es clasificable entre las enfermedades raras y poco frecuentes, lo cierto es que es más común de lo que aparenta: alrededor de 120 millones de personas padecen alguna forma de esta alteración. Sin embargo, se trata de una enfermedad poco tenida en cuenta a nivel general, habiéndose negligido la investigación respecto a su tratamiento durante años.
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Etapas de aparición
Es posible identificar tres fases en las que se va produciendo poco a poco la elefantiasis. Técnicamente, el nombre de elefantiasis correspodería a la tercera o última fase del proceso, evolucionando el linfedema (edema generado por linfa) en el proceso hasta llegar a una fase crónica.
1. Edema postpicadura
El primer momento a tener en cuenta es la aparición de la picadura del mosquito que transfiere la filaria. Inicialmente, puede no aparecer ningún tipo de síntoma. En los casos en que sí se produce suele obervarse una hinchazón palpable en la zona afectada, que poco a poco va a ir a más. Por las mañanas la hinchazón es imperceptible, pero resurge a lo largo del día. La piel sigue siendo blanda.
2. Segunda fase: progresión del linfedema
En una segunda fase, la hinchazón ha ido aumentando y es perceptible en todo momento, si bien parece reducirse aún por las mañanas (algo que con el tiemp dejará de hacer). La piel pasa a endurecerse poco a poco.
3. Elefantiasis
Tercera y última fase, en la que el problema de hinchazón se vuelve irreversible y adquiere una dureza característica. El nivel de hinchazón puede aumentar, y los cambios morfológicos van a ser ya permanentes.
Causas de esta enfermedad
La elefantiasis es un problema que puede tener diferentes causas, si bien la más habitual es la infección por parte de unos gusanos parásitos conocidos como filarias. Este parásito bloquea el sistema linfático, algo que genera edemas o acumulación de líquidos en diferentes áreas del organismo. Concretamente, el más habitual es el Wucheria bancrofti, si bien existen otras especies que también generan esta enfermedad. El parásito suele entrar en contacto con nuestro organismo a través de la picadura de mosquitos como los anopheles y los culex, pasando la infección desde la sangre hasta el sistema linfático (donde los parásitos se alimentan y crecen).
Sin embargo, a pesar de que generalmente la elefantiasis es producida por este motivo, en ocasiones también pueden producirse alteraciones que terminen generando elefantiasis (si la entendemos como síntoma y no como trastorno en sí). Estaríamos hablando entonces de elefantiasis no filariana, provocada por otras lesiones como algunas propias de la metástasis de algunos tumores, otras enfermedades o de las consecuencias de una cirujía que dañara el sistema linfático.
Tratamientos
La enfermedad que causa la elefantiasis afortunadamente puede ser tratada mediante el uso de diferentes fármacos y antiparasitarios, especialmente en una fase aguda e inicial. Entre los más empleados y eficaces suele encontrarse la ivermectina o la dietilcarbamazina. También puede requerirse el uso de antibióticos y analgésicos para combatir infecciones y dolor, frecuentes en esta enfermedad.
Hay que tener en cuenta que aunque se mate a los parásitos, las malformaciones presentes en la fase crónica (es decir, la hinchazón extrema de las partes afectadas) pueden permanecer de por vida. Existen procedimientos como las terapias compresivas y la cirujía que pueden revertir la hinchazón, si bien será necesario el uso de mecanismos de compresión. El drenaje o derivación del exceso de linfa también pueden ser de gran ayuda. En estos casos pueden ser de utilidad medidas compresivas, establecimiento de pautas higiénicas para evitar infecciones y fisioterapia.
Aunque tratable, es necesario tener en cuenta la necesidad de establecer planes de prevención. La higiene y la evitación de mosquitos mediante mosquiteras o insecticidas puede ayudar a evitar este mal, tradicionalmente poco atendido a nivel mundial (si bien la OMS ha puesto en marcha un programa mundial para la eliminación de la filariasis linfática que se espera alcance el éxito aproximadamente sobre el año 2020).
Referencias bibliográficas:
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- Fenwick, A. (2012). The global burden of neglected tropical diseases. Public health, 126 (3): 233-236.
- Fortuny, E.I.; Guerreiro, M.F.; Pereira, J.M. (2014). ¿Es reversible el Linfedema?. Rev. Chilena Dermatol.; 30 (4) .