La escala de coma de Glasgow: cómo medir la inconsciencia

Esta es la herramienta de evaluación y pronóstico más útil para estimar el grado de inconsciencia.

Hace no muchos años, en el mundo de la medicina y la psicología, existían muchos problemas en lo que se refiere identificar signos de alteración en el nivel de consciencia (en fases tempranas) de miles de pacientes alrededor del mundo, por lo que en muchos casos existían fallas en los diagnósticos, desencadenando entonces en consecuencias negativas, pues el tratamiento que se llevaba a cabo de igual forma no era el correcto.

Tampoco existía un consenso general con respecto a lo que implicaba una lesión craneal “grave”, y en distintos partes médicos había diferentes términos y notas medicas de corte subjetivo que no eran del todo claros: coma leve, coma profundo, semi coma; “se encuentra más consciente el día de hoy”, etc.

Afortunadamente, todo eso ha cambiado, pues en la actualidad existe una escala reconocida a nivel internacional que permite valorar de manera muy precisa y objetiva el nivel de consciencia de un paciente. Se trata de la Escala de coma de Glasgow.

Características de esta herramienta 

La Escala de coma Glasgow fue creada en la Universidad de Glasgow durante el año de 1974 por los neurocirujanos ingleses Bryan Jennett y Graham Teasdale. Esta herramienta, en términos generales, permite evaluar la gravedad del coma y valorar el estado de consciencia de la persona a través de pruebas que se le realizan, las cuales giran en torno a 3 ejes: respuesta ocular, respuesta motora y respuesta verbal. 

Por otro lado, esta escala evalúa de forma puntual dos aspectos:

1. El estado cognitivo

Se estudia el nivel de comprensión que pueda tener la persona, esto a través del cumplimiento o no cumplimiento de las órdenes que el evaluador le pide al evaluado llevar a cabo. 

2. El estado de alerta

Se estudia el grado en el que la persona está consciente está el evaluado del entorno que le rodea.

Ventajas de la escala de coma de Glasgow

Este instrumento posee las propiedades de la discriminación, la evaluación y la predicción, algo que ningún otro de los similares posee hasta la fecha.

  • Discriminación: gracias a la escala se sabe qué tratamiento es el más indicado para el paciente, esto dependiendo del tipo y gravedad de lesión (leve, moderada, etc.).
  • Evaluación: de igual modo, permite evaluar el progreso, estancamiento e incluso decremento que tenga el paciente (esto se podrá observar por la aplicación y calificación de la escala en repetidas ocasiones tiempo después).
  • Predicción: también logra estimar un pronóstico sobre el nivel de recuperación que se puede esperar al final del tratamiento.

En cuanto al mal pronóstico, la puntuación que se obtenga de este instrumento, y la duración que haya del coma, representaran dos medidas muy importantes a considerar para poder determinar el riesgo de deterioro cognoscitivo que pueda existir. La probabilidad de muerte se incrementa en los siguientes casos: comas que duren más de 6 horas, en personas de edades avanzadas, y con puntuaciones menores a 8 (se puede obtener desde tres y hasta quince puntos).

Error común en su aplicación e interpretación

Existen casos en los que no se toma en consideración las limitaciones que tiene el paciente en el momento de evaluarlo. En ocasiones se valora la respuesta verbal cuando la persona se encuentra con una obstrucción en la vía área (traqueotomía o intubación endotraqueal, por ejemplo). Sería un error entonces aplicárselo a esa persona, pues evidentemente él o ella no se encontrará en condiciones.

Otra equivocación, y que va en el mismo sentido que la anterior, es el valorar la respuesta motora cuando la persona esta sedada o tiene en su organismo algún bloqueador neuromuscular.

Lo que es adecuado en estos casos no es evaluarlo/a con un dígito en específico, sino más bien registrar como “no valorable”, pues si se le aplica y califica como si no tuviera impedimentos, existe la posibilidad de que en el informe médico quede la impresión de que la situación es muy grave, pues existiría un registro de 1 punto en esa área, siendo que a lo mejor el evaluado pudo obtener los 5 puntos, pero no en ese momento que se le aplicó, justo por lo que ya hemos visto, hubo un objeto que no le permitió desenvolverse en la prueba de la mejor forma posible; fueron limitaciones ajenas a algo relacionado a lo neurológico, y se debe continuar con las subescalas que si pueden ser valoradas.

Características básicas

La escala de coma de Glasgow posee dos aspectos valiosísimos que le han dado la oportunidad de ser el instrumento de mayor uso en varias unidades médicas para hacer evaluaciones del nivel de consciencia:

Simplicidad

Al ser un instrumento fácil de usar, la comunicación entre distintos profesionales de la salud ( incluso las personas que no fueran especialistas en el tema, tales como enfermeras, paramédicos, etc.) mejoró en gran medida, pues el entendimiento entre las partes fue mucho mayor, al contar todos con “el mismo canal” de comunicación.

Objetividad

El uso de una escala numérica deja a un lado cualquier apreciación que pueda considerarse de corte subjetivo, aquí no hay cabida para que se presenten distintas interpretaciones por parte de diferentes evaluadores; en este caso es más bien decir si presenta el movimiento ocular-verbal-motor, o no, sumando puntos o teniendo un punto en dicho rubro.

Referencias bibliográficas:

  • Antonio, P. P. (2010). Introducción a la neuropsicología. Madrid: McGraw-Hill.
  • Muñana-Rodríguez, J. E., & Ramírez-Elías, A. (2014). Escala de coma de Glasgow: origen, análisis y uso apropiado. Enfermería universitaria, 11(1), 24-35.

Estudiante de Psicología

Estudiante de la Licenciatura en Psicología en la Universidad Iberoamericana. Mental Health Facilitator por la National Board for Certified Counselors (NBCC)

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