La práctica de las autolesiones es uno de los problemas de salud mental y física cada vez más normalizados entre los adolescentes; este tipo de acciones incluso han llegado a ser considerados una seña de identidad de ciertas tribus urbanas.
Las personas que se autolesionan generalmente lo hacen como una manera disfuncional de afrontar las alteraciones emocionales o dificultades vitales vinculadas a los síntomas ansiosos o depresivos, motivo por el cual resulta de gran importancia el aprendizaje de estrategias sustitutorias para superar todo ese malestar que uno siente.
Y es que aunque la realización de acciones de autolesión no sea lo mismo que los intentos de suicidio, no por ello debemos subestimar su efecto dañino en la vida de miles de personas, sobre todo adolescentes y adultos jóvenes. Por eso, en este artículo veremos algunas estrategias que pueden ayudar a combatir el fenómeno de las autolesiones entre la juventud, centrándonos en el rol de los padres y las madres como cuidadores y referentes de estas personas.
Conductas autolesivas y adolescencia
La adolescencia es un período de gran agitación en el que se atraviesan determinados procesos tanto físicos como psicológicos que pueden llegar a ser muy duros y que dejan poco tiempo para adaptarse a ellos (ya que aparecen con relativa rapidez).
En este contexto, algunos adolescentes empiezan a dañar su propio cuerpo como mecanismo para aliviar su malestar emocional a través de los estímulos asociados al dolor físico, que son utilizados como una distracción que los sitúa en el aquí y ahora y les permite apartar (aunque sea por el momento) los pensamientos ansiógenos e intrusivos.
Estas autolesiones pueden consistir en una gran variedad de conductas nocivas, y entre las más habituales encontramos los cortes de la piel con objetos o con las uñas, los golpes, las quemaduras con mecheros, los moretones provocados, o tirarse mucho del pelo.
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Estrategias para afrontar las autolesiones entre los adolescentes
En los casos de autolesión en adolescentes, los padres suelen ser los primeros preocupados por la salud de sus hijos y a menudo se encuentran perdidos y sin saber qué medidas tomar para ayudarles.
Teniendo esto en cuenta, en el artículo de hoy presentamos nuestra selección de estrategias que podemos seguir para ayudar a nuestro hijo adolescente en caso de que este presente conductas autolesivas.
1. Brindarle apoyo emocional
La primera medida que debemos tomar como padres de un adolescente que se autolesiona es brindarle todo el apoyo emocional que necesite en un período tan difícil y doloroso por el que está pasando, haciéndole entender desde el principio que vamos a ayudarle en todo lo que necesite.
Además de eso, es importante que nuestro hijo o hija sepa que nos preocupamos por su bienestar y que vamos a encontrar la manera de solucionar el problema cuanto antes, cueste lo que cueste.
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2. Céntrate en la causa de la lesión
Como hemos indicado, los comportamientos autolesivos se deben a menudo a un estado de elevado de sufrimiento en la persona, que puede presentar alteraciones psicológicas emocionales graves. Algunas de estas pueden ser casos de depresión, ansiedad, trastornos alimentarios, déficits sociales o simplemente dificultades para controlar sus emociones.
Es por eso que antes de llevar a cabo cualquier otra estrategia debemos averiguar qué causa subyace tras la autolesión de nuestro hijo, fomentando siempre la comunicación y haciendo preguntas abiertas para que pueda contarnos su problema.
Algunas de las preguntas que podemos formular son del tipo: “¿Qué sientes antes de lesionarte?”; “¿Qué sientes durante la autolesión y en los momentos posteriores?”; “¿Cuándo empezaste a lesionarte y por qué razón?”; “¿Cuáles son tus hábitos diarios?”.
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3. Ofrécele estrategias de distracción
Ayudar a nuestro hijo a incorporar en su día a día una serie de estrategias de distracción que le ayuden a superar la necesidad de autolesionarse es el tercer consejo que podemos poner en práctica en el ámbito familiar.
Algunas de estas estrategias que se pueden poner en práctica para distraerse son hacer ejercicio, jugar a algún deporte que pueda gustarle a la persona, hablar con amigos o familiares, caminar o hacer senderismo, leer, ver la televisión, jugar con la mascota o participar en juegos de mesa con amigos o familiares.
Estas son algunas de las actividades que pueden hacerse para que la persona olvide o se distraiga de su deseo autolesivo, pero las posibilidades son infinitas y dependen de los intereses de cada adolescente.
4. Ayúdale a creer que puede superar su dolor
Contribuir a que nuestro hijo empiece a creer que la superación de su problema es posible y que con el tiempo y la ayuda de sus padres se encontrará mejor es otra de las estrategias fundamentales que podemos poner en práctica durante el proceso de ayuda que le brindamos.
Esto ayudará a mejorar su autoestima y a que pueda empezar a construir los cimientos necesarios de motivación y optimismo para iniciar su recuperación y lograr el éxito.
5. Ayúdale a expresarse
Como hemos mencionado anteriormente, es importante que el adolescente pueda expresarse para que sus padres puedan conocer en profundidad todo lo que le sucede y cuál es la magnitud del problema que pueda tener, tanto a nivel psicológico como físico o emocional.
Para promover esta expresión de sentimientos es importante que los padres se muestren siempre colaboradores, empáticos y cercanos, con el objetivo de que el hijo se sienta cómodo y protegido en todo momento.
Además de eso, podremos ayudar a que nuestro hijo se abra hacia nosotros siendo comprensivos con él y evitando perder el control de la situación, sin enfadarnos y sin tener reacciones negativas ante lo que pueda decirnos o ante el hecho de haber descubierto los comportamientos autolesivos.
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6. Fomenta actividades sustitutorias de la lesión
Además de las estrategias de distracción anteriormente mencionadas, los profesionales de la psicología también recomiendan fomentar una serie de actividades con las que poder sustituir las pulsiones autolesivas de nuestro hijo adolescente.
Estas técnicas o comportamientos sustitutorios deben estar adaptados a las preferencias de cada persona y deben ser aquellas actividades que mejor efecto puedan tener en la persona y que le ayuden en mayor medida a superar su problema de autolesión.
Algunas de estas técnicas pueden ser: estrujar una pelota elástica que quepa en la palma de la mano, bailar, zapatear contra el suelo, o escribir sentimientos negativos y romperlos. Es recomendable que o tengan naa que ver con comer sin tener hambre.
7. Fomentar estrategias de expresión
Algunas de las principales estrategias de expresión que se pueden poner en práctica siempre que se tengan ganas de autolesionarse son; escribir lo que uno siente en un diario; pintar; llorar; llamar a alguien por teléfono; hablar con la familia; hacer ejercicio con todo lo que le hace feliz a uno.
Todas estas técnicas pueden poner en práctica de manera sistemática, hasta que nuestro hijo adquiera automatizaciones con ellas que le permitan encontrar siempre alternativas a la autolesión.
8. Buscad actividades relajantes
Las actividades relajantes permiten lograr un estado de calma y equilibrio con las cuales nuestro hijo podrá hacer frente a las ganas de autolesionarse.
Algunas de estas actividades relajantes pueden ser tomar un baño con sales, escuchar música relajante, meditar, hacer yoga, tomar un chocolate caliente u otros alimentos relajantes, encender una barra de incienso, leer poesía o ponerse crema en la parte del cuerpo que se quiera lesionar.
9. Ayuda a fomentar su vida social
Mantener una vida social activa también puede ser una forma excelente para superar la necesidad de autolesionarse en nuestro hijo adolescente.
En estos casos podemos ayudarle a quedar con sus amigos, con su pareja o con otros familiares que le hagan sentir mejor y con el que pueda pasar un rato agradable.
Ester Fernández
Ester Fernández
Psicologa - Coach . Colegiada 16900
10. Acudir a psicoterapia
Independientemente de si las estrategias anteriores surte efecto o no, hay que acudir a los profesionales de la psicoterapia para que exploren ese caso concreto y ofrezcan soluciones a medida, además de monitorizar el progreso hacia la mejora de la salud mental del adolescente.