Históricamente, las emociones han sido un elemento “incómodo” dentro de la investigación de las capacidades cognitivas y el comportamiento humanos.
Algunos investigadores las han definido como “ruido”, que interfiere sin cesar con los procesos realmente importantes, como son la atención, la cognición, la consciencia o la toma de decisiones.
¿Por qué las emociones son importantes en terapia?
En las últimas décadas, sin embargo, la importancia de las emociones ha ido ganando terreno, encontrando un lugar propio dentro del ámbito de la psicología y de las neurociencias. En la actualidad es comúnmente aceptado que no podemos comprender en su complejidad la psique humana sin tener en cuenta las emociones y su relación con el resto de capacidades ejecutivas.
Sin embargo, aún no comprendemos bien esas relaciones, ni disponemos de modelos que nos permitan integrarlas de forma natural.
Estas limitaciones en nuestro conocimiento están causadas por dos factores principales. El primero es el hecho de que las experiencias emocionales son fenómenos subjetivos que difícilmente pueden ser evaluados científicamente en toda su complejidad; el segundo lo constituye la necesidad de abordar su funcionalidad dentro de un contexto evolutivo, razonando su existencia dentro de los hitos que nos han definido como especie y como individuos.
ETR (Emotional Theory of Rationality): ¿qué es?
Recientemente, un nuevo paradigma denominado ETR (Emotional Theory of Rationality , Garcés y Finkel 2019) ha aportado un enfoque original que nos permite abordar esas lagunas de conocimiento desde una perspectiva diferente.
Esta nueva aproximación parte de la base de que todo ser vivo, para sobrevivir, se ve sometido a una serie de constricciones que le obligan a desarrollar un sutil equilibrio entre las capacidades que adquiere y la energía y los recursos necesarios para mantenerlas.
Esto significa que, las leyes físicas fundamentales, junto con los procesos evolutivos y adaptativos sostenidos durante largos períodos de tiempo, han configurado el sistema nervioso como un mecanismo altamente optimizado en el procesamiento de la información, que permite el desarrollo de respuestas que facilitan la interacción efectiva y eficiente de los seres vivos con el entorno, mejorando así sus posibilidades de supervivencia y reproducción.
Como parte del mecanismo de optimización, debido a las incertidumbres sobre las características y la simultaneidad de los estímulos que enfrentará un individuo, la evolución ha designado al sistema emocional como responsable de llevar a cabo tres funciones principales:
- Implementar respuestas innatas de amplio espectro que permitan la exploración y aborden rápidamente estímulos nuevos o inesperados para los cuales no hay una respuesta específica.
- Activar los sistemas cognitivos, responsables de la búsqueda y desarrollo de nuevas respuestas, solo bajo demanda, mejorando así el tiempo de respuesta y el consumo de recursos.
- Evaluar la criticidad de los estímulos a resolver, modulando la atención para permitir el acceso prioritario a los recursos más avanzados y escasos, si ocurre concurrencia con otros procesos.
Su influencia en los sistemas cognitivas
Según el modelo ETR, el sistema emocional siempre está activo y controla la atención, que a su vez es la encargada de regular y priorizar el acceso de la información a los sistemas cognitivos.
Los sistemas cognitivos desarrollan respuestas modulan las respuestas emocionales, cerrando así una arquitectura circular, complementaria, dinámica e interdependiente. De acuerdo con este modelo, la emoción y la cognición no compiten, sino que colaboran y se complementan mutuamente para lograr una forma más eficiente de resolver los desafíos con los que se enfrenta el individuo.
Esta nueva aproximación describe y fundamenta claramente la relación que existe entre los mecanismos emocionales, la atención y las capacidades cognitivas, que a su vez modulan la respuesta emocional, cerrando así el sistema y definiendo su dinámica global.
Así, dentro de este nuevo paradigma, las emociones serían el elemento de optimización del funcionamiento cerebral, permitiendo entender cómo y por qué son ellas las que regulan las relaciones del resto de funciones ejecutivas, condicionando su dinámica y, en ocasiones, generando fenómenos de comportamiento alejados del ideal socialmente establecido, pero muy cercano al ideal evolutivo de supervivencia.
Asimismo, el modelo abre la puerta para incorporar el componente somático, asociado a las respuestas emocionales, como un nuevo estímulo que entra a ser procesado por el sistema, generando dinámicas que dan lugar a fenómenos mentales y de comportamiento muy diversos y complejos.
Aplicaciones de este nuevo modelo
Este nuevo modelo tiene importantes implicaciones para explicar estos fenómenos psicológicos y de comportamiento que hasta el momento sólo podían ser descritos. Permite además identificar factores concretos que pueden ayudar a mejorar el abordaje y la comprensión de dichos fenómenos, teniendo importantes aplicaciones en ámbitos como la educación, la motivación, la toma de decisiones o la explicación de determinados comportamientos no adaptativos, entre otros muchos.
A nivel de las organizaciones, este nuevo modelo ya está siendo utilizado para desarrollar las capacidades personales relacionadas con la adaptación al cambio, la creatividad y la innovación, así como con la mejora de las relaciones interpersonales, el liderazgo o la reestructuración de las propias organizaciones.
Referencias bibliográficas:
- Garcés, M., & Finkel, L. (2019). Emotional Theory of Rationality. Frontiers in Integrative Neuroscience, 13. https://doi.org/10.3389/fnint.2019.00011