El análisis transaccional es una teoría humanista de la personalidad, las relaciones humanas y la comunicación que se aplica en psicoterapia, crecimiento personal, educación e incluso el ámbito de las organizaciones.
Inicialmente, era una forma de psicoterapia fundada entre los años 50 y 60 por el médico y psiquiatra Eric Berne, un pensador innovador y creativo que unió ideas de otras corrientes (psicoanalítica, cognitiva-conductual, fenomenológica, etc.), pero este cuerpo teórico y práctico sigue vigente en la actualidad y se aplica en multitud de contextos.
Quién fue Eric Berne
Eric Leonard Bernstein, más conocido como Eric Berne, es el padre del Análisis Transaccional. Nació en Canadá en 1910 y falleció en 1970. Era hijo de un médico polaco que murió de tuberculosis cuando Eric era solo un niño. Berne decidió seguir el camino de su padre y, tras doctorarse en Medicina en 1935, en 1936 comenzó su carrera como psiquiatra en la Clínica Psiquiátrica de la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale, donde trabajó durante dos años.
Unos años más tarde iniciaría sus estudios en psicoanálisis con Paul Federn, uno de los primeros discípulos de Sigmund Freud. Tras su paso por varios centros sanitarios y tras servir al ejército norteamericano como psiquiatra, en 1946, cuando decidió vivir en California, continuó su formación psicoanalítica con Erik Erikson.
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Entendiendo el concepto de Análisis Transaccional
Pero Berne, a pesar de respetar sus orígenes como psicoanalista, no estaba de acuerdo con ciertas ideas que este modelo promovía y, tras la publicación de distintos artículos y libros, desarrolló su propio modelo de “psiquiatría social”. Sus obras fueron auténticos best sellers, siempre escritas con un vocabulario sencillo permitiendo la comprensión tanto de los profesionales como de los clientes. Para Berne, la comunicación y el conocimiento son en gran medida la solución de los problemas emocionales, y centra su planteamiento en la relaciones sociales, donde la transacción es la unidad básica.
El propio Eric Berne explica en su libro “Los juegos en que participamos” que: “La unidad de relación social es la transacción. Si dos personas se encuentran la una a la otra...tarde o temprano una de las dos hablará, dará alguna indicación o mostrará agradecimiento por su presencia. Esto se conoce como estímulo de transacción. La otra persona entonces dirá o hará algo que esté relacionado con el estímulo, y eso se llama respuesta transaccional”.
El modelo de Eric Berne fue ganando popularidad, y éste decidió fundar la ITAA (Asociación Internacional de Análisis Transaccional) con la misión de profundizar en ciertos conceptos del análisis transaccional y aportar desarrollos diferentes dentro de la teoría. Esta institución sigue vigente hoy en día para asegurar la calidad terapéutica y formativa en los distintos centros que se practica el análisis transaccional.
Un enfoque integrativo
El análisis transaccional, debido a su naturaleza multifacética, se describe mejor como un enfoque integrativo. A diferencia de un enfoque ecléctico, en el cual el practicante elige las ideas o técnicas más apropiadas de una gran variedad de teorías o modelos, el enfoque integrativo, encuentra un punto de unión entre distintos modelos, unificados en un nuevo modelo o teoría.
Dentro del análisis transaccional existen distintas escuelas, por ejemplo. la clásica o la catexis. A medida que un practicante integra los conceptos del análisis transaccional, se decanta por una escuela que encaje con su manera de ser o de hacer terapia, o se mueve por los distintos enfoques dentro esta misma teoría, de modo que se trata de encontrar una forma que se adapte mejor a los casos tratados. De algún modo, se parte de una base teórica y práctica y se pasa a algunas variantes, tal y como suele ocurrir con los psicoanalistas.
Partiendo del psicoanálisis
De hecho, el enfoque integrativo de Berne nació gracias a que éste, influenciado por el psicoanálisis, pensó que la teoría freudiana centraba todo su esfuerzo en el pasado, lo que resultaba en una práctica terapéutica que dejaba de lado el “aquí y el ahora”, olvidando aspectos tan beneficiosos para la terapia como la concentración en lo consciente (aunque también lo inconsciente).
Para lograrlo, combinó ideas y técnicas del psicoanálisis clásico con ideas del humanismo o el conductismo. La nueva teoría no se centraba tanto en la introspección hacia el pasado, sino que el presente, el contexto interpersonal o la autorrealización y el crecimiento personal cobraban vida en su nueva forma de hacer terapia.
Las transacciones y los estados del yo
Uno de los grandes logros del análisis transaccional es que propone una metodología y unos conceptos básicos expresados en un lenguaje simple y sin tecnicismos, y a su vez facilita técnicas para el cambio personal.
Las transacciones psicológicas se analizan mediante los estados del ego, distintos de los que propuso Freud. Existen tres estados del yo: Padre, Adulto y Niño.
- Padre: Se habla y piensa con los patrones aprendidos de una figura autoritaria en la niñez. Es una copia de la infancia.
- Adulto: Estado más racional y realista
- Niño: Es el estado más impulsivo y espontáneo.
Un analista transaccional elaborará un diagrama en el que se podrá apreciar los estados del ego que se manifiestan en una transacción. Por ejemplo, una transacción Adulto-Adulto puede ocurrir cuando un cirujano está operando y hace una mirada a la enfermera para que le acerque la herramienta de trabajo. Ésta se lo acerca produciéndose una transacción complementaria, donde el gesto de mirar sería el estímulo de la transacción y la entrega de la herramienta la respuesta de transacción. La comunicación será fluida mientras las transacciones complementarias continúan.
Pero, desgraciadamente, no todas las interacciones son complementarias y, por tanto, algunas son disfuncionales, a lo que Berne llamaba transacción cruzada. Por ejemplo, en una relación de pareja, uno de los miembros, en este caso la mujer, pregunta al otro miembro si ha visto sus gafas. Y el otro miembro, en este caso el hombre, responde: “¡Siempre me culpas a mí de todo!”. El hombre, en vez de responder con el ego “Adulto”, responde de forma impulsiva, es decir, con el ego “Niño”, y aquí se produce un conflicto o una comunicación disfuncional.
Objetivos del Análisis Transaccional
El análisis transaccional es un modelo decisional de la personalidad que ayuda a comprender la relación con los demás y con nosotros mismos. Permite sentir y tomar conciencia de lo que somos y de lo que necesitamos y deseamos. Asimismo, nos empodera frente al cambio y nos permite tener autonomía e iniciativa en nuestro propio desarrollo personal.
Los objetivos del análisis transaccional son, básicamente tres: la conciencia, la espontaneidad y la intimidad:
- Ser consciente es ser capaz de distinguir lo que es real de lo que es fantasía. Es el autoconocimiento.
- La espontaneidad se relaciona con la expresión de los pensamientos, los sentimientos, las emociones y las necesidades de uno mismo.
- La intimidad es la capacidad de abrirse al otro, de ser auténtico y cercano.
Legado
El análisis transaccional es una teoría popular, aunque su eficacia está cuestionada por la falta de estudios científicos que demuestren su eficacia (en parte, esto se debe a que parte del psicoanálisis y su epistemología). Hoy en día, todavía es posible formarse no solo en terapia, sino que existen másters enfocados hacia otros campos de aplicación, por ejemplo, en Coaching Transaccional para Organizaciones.
A continuación se exponen algunos de los son aspectos más importantes de esta teoría. El análisis transaccional se centra en:
- Las relaciones, en todas sus formas: con uno mismo y con los demás.
- La creencia de que el cambio profundo ocurre a través de la experiencia.
- Es una teoría de la comunicación que analiza las distintas formas de interacción: entre los individuos, parejas, familias, organizaciones, etc.
- Permite analizar y entender creencias irracionales, conductas impulsivas, prejuicios, ilusiones…
- Es un método de terapia individual y grupal, e interviene sobre parámetros cognitivos, afectivos, relacionales, psicológicos, de conducta y de personalidad.
- El practicante es un participante activo en su trabajo puede ser un observador neutral, y lo mismo ocurre con el cliente.
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