El alcoholismo es uno de los trastornos adictivos más frecuentes, y en la actualidad supone un verdadero problema de salud pública en la mayoría de países, el cual se salda con la muerte de más de 3 millones de personas cada año a nivel mundial.
Como en cualquier trastorno basado en la conducta adictiva, el alcoholismo ejerce un efecto destructivo en la persona que lo padece y también en su entorno social, laboral y familiar más próximo. Además de eso, esta enfermedad acarrea importantes problemas de salud a nivel físico y emocional que llevan a la persona a un círculo vicioso de consumo y malestar.
Los profesionales de la salud que nos especializamos en los trastornos adictivos con drogas ofrecemos un tratamiento global e integral para los casos de alcoholismo que se basa en 4 fases bien diferenciadas, las cuales resultan esenciales para el éxito final del proceso.
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¿Cuáles son las etapas del tratamiento de la adicción al alcohol?
Aquí explicaremos de manera resumida las características y funciones de las 4 fases del tratamiento de la adicción al alcohol.
1. Desintoxicación
La primera fase en el tratamiento del alcoholismo es la de desintoxicación, el cual se lleva a cabo por un equipo de profesionales sanitarios normalmente encabezado por un/a médico psiquiatra especializado/a, profesional que a menudo colabora conjuntamente con un psicólogo o un terapeuta experto en adicciones.
La fase de desintoxicación consiste en una evaluación del estado del paciente, el establecimiento de un diagnóstico y la aplicación de un tratamiento centrado en apoyar a la persona mientras su organismo elimina la droga, y adaptado a las necesidades y situación de la persona que presenta el trastorno por adicción al alcohol
Durante la fase de desintoxicación se lleva a cabo un análisis exhaustivo del estilo de vida del paciente, y se plantea un plan de intervención dividido en varias sesiones terapéuticas para conocer en profundidad la gravedad de su caso y aplicar estrategias adaptadas esa persona y a necesidades. Estas sesiones pueden ser individuales con la persona o también grupales con otras personas adictas o bien con los familiares del primero.
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2. Deshabituación
Si en la ase de desintoxicación se ponía el foco en los aspectos biomédicos el trastorno, en la fase de deshabituación el componente comportamental gana protagonismo.
La fase de deshabituación tiene como objetivo que la persona elimine el hábito del consumo de alcohol de su vida, que acepte de manera voluntaria la nueva situación libre de alcohol tanto a nivel físico como psicológico y que aprenda a vivir sin depender de la droga.
En ella se ponen en práctica diversas técnicas y terapias psicológicas, así como una intervención farmacológica (en caso de que sea necesario), con el objetivo de que la persona se implique para lograr bienestar y la calidad de vida previa a su adicción, sin recurrir al alcohol.
Esta fase también está dirigida por un profesional de la salud y en ella se trabajan elementos como la aceptación del problema, la motivación o la fuerza de voluntad, las habilidades sociales, y se entrenan modalidades de pensamiento positivo y resolutivo dirigidas a la superación del trastorno mediante la búsqueda de nuevos incentivos y actividades motivantes y asociadas a un estilo de vida sano.
La deshabituación suele tener una duración de algo más de un año y finaliza cuando la persona se encuentra satisfecha de su situación de abstinencia; en caso de no lograrlo se impone una abstinencia obligatoria el tiempo que sea necesario.
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3. Rehabilitación
En la fase de rehabilitación se produce una reducción de la ansiedad de la persona, así como de su impulso por beber, y se observa una mejora en sus habilidades sociales y en sus relaciones interpersonales.
Esta fase tiene como objetivo que la persona incorpore patrones de comportamiento social saludables alejados del consumo de alcohol, así como un cambio radical en la manera de relacionarse y de gestionar las amistades y el entorno social que propiciaban el mantenimiento de la adicción.
Además de eso, en la fase 3 también **se realiza un aprendizaje de nuevas habilidades útiles para la vida de la persona **y se ponen en práctica todas aquellas actividades que ésta no pudo realizar o dejó de hacer por su adicción.
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4. Reinserción
La última fase es la de reinserción; se trata de una de las más importantes de todo el proceso, ya que es la que aporta las claves para evitar las recaídas en el consumo de alcohol. Se fundamenta en dar apoyo ante las situaciones difíciles del día a día, reforzar la presencia de las técnicas aprendidas en las fases anteriores mediante recordatorios, sesiones de motivación y resolución de dudas, y la detección temprana de pensamientos y sensaciones que pueden preceder a una recaída.
Esta fase también está tutelada por los diversos profesionales de la salud mental que hayan participado de manera conjunta en durante todo el proceso y en ella se trabajan de nuevo algunos de los elementos más necesarios para mantener la reinserción total en la vida de la persona.
Las áreas más importantes que se trabajan en esta última fase son el autoconocimiento de la persona y se afianzan conceptos relativos a los riesgos de recaída y cuáles son los comportamientos saludables que deben seguir llevándose a cabo diariamente.
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