Las benzodiacepinas son psicofármacos de uso relativamente frecuente en el ámbito de la psiquiatría, y conforman un grupo de medicamentos conocidos, entre otras cosas, por haber sustituido los barbitúricos, los cuales se usaban mucho hace décadas debido a sus efectos ansiolíticos y anticonvulsivos pero presentaban un alto riesgo de generar efectos secundarios muy dañinos.
Ahora bien, a pesar de que las benzodiacepinas tienen efectos a los barbitúricos y su utilización es más segura, eso no significa que su utilización no implique ciertos riesgos. De hecho, esta clase de sustancias también son usadas como drogas fuera del contexto clínico, y son muchas las personas que se vuelven adictas a este producto.
Pero además, hay que tener en cuenta que las benzodiacepinas es una de las drogas cuyo síndrome de abstinencia puede llegar a ser intenso que es capaz de causar la muerte. Dicho de otro modo: intentar superar la adicción a las benzos puede matar a la persona que ha desarrollado esta patología si o dispone de asistencia médica en el contexto de la intervención terapéutica. Para entender mejor las características de este fenómeno, en este artículo veremos cómo es el tratamiento y desintoxicación de la adicción a las benzodiacepinas y control de su síndrome de abstinencia.
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¿Qué son las benzodiacepinas?
Como adelantamos, las benzodiacepinas son un conjunto de medicamentos psicotrópicos utilizados sobre todo por su capacidad para contrarrestar los efectos que tienen ciertas patologías asociadas a la excesiva activación del sistema nervioso, como los trastornos de ansiedad, el insomnio, los espasmos, la epilepsia o el trastorno bipolar en su fase maníaca. Por ello, se considera que forman parte de los psicofármacos ansiolíticos e hipnótico-sedantes (aunque sus efectos terapéuticos dependen en parte de la cantidad administrada).
Ahora bien, tal y como sucede muchas veces con los productos creados a partir de las investigaciones en medicina, las benzodiacepinas tienen su faceta como droga de uso recreativo. Lamentablemente, productos como el alprazolam son muy usados sin prescripción médica por la sensación de relajación y bienestar transitoria que generan, y la adicción no tarda en consolidarse.
Este proceso de dependencia emerge cuando el sistema de recompensa del cerebro de la persona que consume la benzodiacepina aprende a “adaptarse” a la presencia de esta sustancia en el sistema nervioso, la cual interactúa con las neuronas y genera una reacción en cadena en ellas.
De este modo, en poco tiempo, el sistema de recompensa cerebral se reestructura para dar total prioridad a la necesidad de volver a consumir esa clase de drogas: las neuronas aprenden a interconectarse de otro modo para que las benzos pasen a ser aquello que motiva a la persona, hacia lo que dirige sus acciones. Y tal y como pasa con todas las adicciones, este “reajuste” del cerebro cada vez se vuelve más extremo, a la vez que la persona cada vez necesita consumir más y de manera más frecuente la droga para sentirse saciada.
Es por ello que para cuando se intenta dejar de consumir benzodiacepinas, lo más común es que la experiencia de pasar muchas horas seguidas sin tomar esta droga cause un fuerte desajuste en el funcionamiento de todas esas neuronas que trabajan de forma coordinada habiéndose adaptado a la presencia de la droga en el organismo. Y en algunos casos, el síndrome de abstinencia causado por esto resulta tan intenso que puede producirse la muerte de la persona si no se va con cuidado.
¿Cómo se trata el síndrome de abstinencia en la desintoxicación de las benzodiacepinas?
Aunque superar la adicción a las benzodiacepinas sea complejo, no es imposible, ni mucho menos. Ahora bien, es imprescindible contar con asistencia psiquiátrica al menos durante la primera etapa del tratamiento, lo que se conoce como fase de desintoxicación, que es cuando se produce la fase más intensa del síndrome de abstinencia y hay riesgo parada cardiorrespiratoria. Veamos cuáles son las características de este proceso.
1. Fase informativa y de psicoeducación
En la primera fase, se informa al paciente acerca de las características de la adicción que sufre, las consecuencias de no dejar de consumir la droga, y las implicaciones del proceso de terapia que va a iniciar. En caso de ser posible, también se habla con los familiares para que colaboren en la medida de lo posible y se resuelven dudas, entre otras osas, para combatir ciertas creencias erróneas que podrían dificultar el avance del tratamiento en caso de no ser cuestionadas.
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2. Posible cambio de benzodiacepina
Como el proceso de retirada de la droga debe ser gradual para evitar la aparición de síntomas muy severos o incluso el riesgo de muerte, a veces se opta por sustituir el tipo de benzodiacepina que el paciente había estado tomando durante la consolidación de la adicción, optando por otras sustancias de la misma familia, pero que por sus propiedades sean algo más seguras o faciliten el avance del tratamiento y la gestión de los síntomas en el síndrome de abstinencia.
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3. Establecimiento de las pautas de retirada gradual del consumo de la droga
En esta fase, se planifica el proceso de retirada paulatina de la droga, disminuyendo la cantidad y espaciando las tomas, y se informa al paciente de cuáles van a ser los tiempos a partir de ese momento.
4. Aplicación del programa de desintoxicación
Esta es la parte nuclear de la desintoxicación, en la que se supervisa la retirada gradual de la droga y se ayuda a la persona a gestionar física y psicológicamente el malestar causado por el síndrome de abstinencia. Hay que tener en cuenta que aunque se haya reducido mucho el riesgo de sufrir alteraciones graves de salud, sigue siendo frecuente que aparezcan alteraciones significativas, como por ejemplo:
- Dolor de cabeza
- Temblores
- Aumento de la presión sanguínea
- Elevada ansiedad
- Sensibilidad a la luz
- Mareos
- Náuseas
- Pérdida de peso
- Vértigo
- Visión borrosa
Ante esto, también se ayuda al paciente a prevenir y contrarrestar los pensamientos-trampa que pueden surgir en su mente, los cuales son ideas e imágenes capaces de llevar a sabotear el tratamiento mediante la recaída en el consumo (en este caso, consumiendo a deshoras o en cantidades demasiado altas) para evitar ese malestar a corto plazo.
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