A lo largo de la historia, hemos podido ver cómo diferentes aspectos vinculados a vivir en sociedad han ido evolucionando en diferentes direcciones. Valores, conceptos, culturas, maneras de ver el mundo, filosofías o sistemas políticos han ido naciendo, modificándose y alterándose. La forma de educar no es una excepción, por lo general avanzando hacia una práctica educativa igualitaria que pretende que todo el mundo tenga las mismas oportunidades independientemente de raza, condición, edad o sexo.
En lo que respecta a esto último, en la actualidad en la mayoría de colegios e instituciones educativas de nuestro país niños y niñas reciben una educación de calidad en centros en los que son formados en aulas mixtas en que hay presencia de ambos sexos, estemos hablando de instituciones públicas o privadas. Sin embargo, aún perviven algunos colegios que defienden la educación separada por sexos. En este artículo vamos a analizar qué es este tipo de educación, que defiende y las posturas existentes al respecto.
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La educación separada por sexos: ¿qué es y que pretende?
Denominamos educación separada por sexos, también denominada educación diferenciada o educación segregada, a un tipo de modelo educativo el cual se caracteriza por la defensa de la impartición de una formación por separado de los miembros de cada sexo. Dicho de otro modo estamos ante un modelo que implica que los niños sean educados con los niños y las niñas con las niñas, sin mezclarse en el aula.
La educación formal separada por sexos no es un modelo educativo reciente, sino que aparece desde el momento en que la escolarización empieza a ser obligatoria para ambos sexos. Ya antes de la escolarización obligatoria existía una educación diferenciada, estando en el caso femenino centrada en adquirir cultura y habilidades necesarias para desempeñar con éxito labores domésticas. No sería hasta 1783 en que daría inicio en España la escolarización obligatoria de las niñas, si bien con un currículo diferenciado centrado en los roles de género tradicionales.
Esta diferenciación se mantendría a través de las diversas leyes que fueron surgiendo a través de los tiempos, formándose escuelas masculinas y femeninas. De hecho, la educación mixta no apareció en nuestro país hasta 1901, si bien continuaron existiendo diferencias y mayoritariamente la educación se mantendría como separada por sexos. Asimismo los diversos acontecimientos históricos y dictaduras supondrían una serie de avances y retrocesos en la búsqueda de la educación mixta. De hecho hasta la Ley General de Educación de 1970 no se reconocería la igualdad curricular y la escuela mixta real.
A día de hoy la mayor parte de Occidente ha dejado atrás este modelo, empleándose un modelo educativo en que prevalece la educación mixta de niños y niñas. Sin embargo, siguen existiendo diferentes escuelas que mantienen la educación separada por sexos. Si bien en muchos casos nos encontramos ante un paradigma que se sigue en escuelas más tradicionalistas y religiosas, lo cierto es que también han aparecido sectores que la defienden desde una perspectiva que dice buscar el máximo nivel de desarrollo de ambos sexos.
A continuación vamos a ver algunos de los puntos de vista tenidos en cuenta tanto por las posturas a favor de este tipo de modelo como las de quienes están en contra.
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Posturas a favor de este tipo de educación
Quienes defienden la educación separada por sexos, que tienden a denominarla educación diferenciada, proponen que este tipo de educación proporciona más posibilidades educativas y se amparan en el hecho de que supone un modelo educativo al que pueden adscribirse los progenitores que deseen hacerlo.
Otro punto que suele agregarse es la concepción de que con una educación separada, es posible hacer una valoración y actuación diferenciada en problemas específicos de cada sexo y atender al diferente ritmo de desarrollo presentado por parte de los niños y niñas. Ello podría asimismo facilitar que al adaptarse ritmos de desarrollo concretos la educación fuera más ajustada y generar menor abandono y fracaso escolar y facilitando el éxito académico al adaptarse la educación a las particularidades evolutivas de cada sexo.
Proponen que cada sexo ve aceptado y validado su ritmo de desarrollo, de tal manera que este no se ve coartado por la percepción de las diferencias para con el otro sexo. Asimismo, también mencionan este tipo de educación no como algo sexista que pretenda la sumisión de la mujer respecto al hombre sino como una manera de emanciparla.
También suele plantearse que en la educación mixta se exige un ritmo y manera de actuar concreto hacia todos los alumnos, sin atender a las diferencias no solo de desarrollo sino de manera de comportarse. Se considera que el niño tiende a ser más enérgico, competitivo y movido mientras que la niña tiende a un mayor nivel de disciplina y razonamiento verbal y emocional.
Desde esta posición también se cree que es habitual que muchas niñas se sientan intranquilas por el elevado nivel de agitación y actividad de los varones, mientras que los niños suelen ver que el nivel de maduración biológica de sus compañeras es mayor que el propio y además se les penaliza su nivel de activación.
También se ha observado que en la educación diferenciada tiende a existir un menor nivel de trastornos de la alimentación y problemas de autoimagen corporal, además de menores niveles de distracción por parte de ambos sexos.
Posturas contrarias a la segregación por sexos
Las posturas contrarias a la educación separada por sexos, que suelen denominarla educación segregada, mantienen por otro lado que la separación de ambos sexos en aulas diferentes dificulta la adaptación al mundo real. De hecho, en el día a día los estudiantes conviven y trabajan con personas de ambos sexos de manera contínua, siendo la segregación de sexos en el ámbito escolar algo que dificulta que estén acostumbrados a trabajar conjuntamente.
Asimismo, la coeducación o educación mixta supone la existencia de igualdad de oportunidades entre ambos sexos, siendo educados de la misma manera y con las mismas opciones. La educación segregada implica limitar estas opciones y la generación de dos clases distintas de alumno, no beneficiándose todos los alumnos de la misma educación.
La validación que se tiene de los posibles niveles de desarrollo diferenciados puede suponer atribuir erróneamente una menor capacidad de unos u otros en determinado tipo de estudios o aprendizajes. Se corre el riesgo de estereotipar a los alumnos, y asimismo no tener en cuenta diferencias individuales dentro de un mismo género.
También tienen en cuenta que gran parte de las diferencias clásicamente atribuidas a diferencias de sexo parten en realidad de maneras diferenciadas de educar o considerar la figura del hombre y de la mujer, y que las diferencias biológicas que sí existen y parecen facilitar que algunas habilidades sean más fáciles de adquirir y/o dominar por determinado sexo no son mayores que las existentes entre los miembros del mismo. En lo que respecta a las diferencias individuales, desde la educación mixta deberían tenerse en cuenta las particularidades y necesidades específicas de cada alumno sin considerar que se deban únicamente al sexo biológico con el que han nacido.
Además, también se produciría un efecto positivo a nivel de valores. El hecho de ser educados conjuntamente implica que los niños y niñas pueden desarrollar actitudes tales como la aceptación de perspectivas y maneras de hacer diferentes, fomenta la tolerancia y facilita la existencia de respeto y igualdad entre hombres y mujeres.
La situación actual
Como hemos visto, la educación separada por sexos es un modelo educativo polémico y que tiene sus defensores y detractores. En España, recientemente el Tribunal Constitucional ha determinado que este modelo educativo es constitucional y que puede ser sufragado a nivel público, ofreciéndose a aquellas familias que así lo deseen. No se trata de un caso aislado: en diferentes países europeos (por ejemplo Reino Unido y Francia) y en el continente americano (en Canadá y en Estados Unidos) este modelo educativo es aplicado en diferentes centros de titularidad no necesariamente privada. Lo mismo ocurre en África, Sudamérica, Asia y Australia.
Sin embargo, en la actualidad este tipo de educación sigue siendo rechazada por una gran parte de la población y de la sociedad occidental considerándose un modelo basado en los roles de género tradicionales, que genera desigualdades y diferencias entre sexos, que resulta poco adaptativo, poco representativo del mundo real y en que se facilita la falta de comprensión y aceptación de las diferencias y de la tolerancia a la diversidad.
Referencias bibliográficas:
- Alcázar, J.A. y Martos, J.L. (2005). Algunas reflexiones sobre la educación diferenciada por sexos. Navarra: Eunsa Astrolabio.
- De la Orden, M. (2017). Análisis de la educación diferenciada en un contexto de políticas educativas igualitarias. Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Cadiz.
- Calvo, M. (2005). Los niños con los niños, las niñas con las niñas. Córdoba: Almuzara.
- Subirats, M. (2010). ¿Coeducación o escuela segregada? Un viejo y persistente debate. Revista de la Asociación de Sociología de la Educación 3 (1): 146.
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