Imaginemos que llega a una consulta un hombre de treinta años de edad, el cual presenta síntomas evidentes de un trastorno de ansiedad y manifiesta la imposibilidad de relacionarse de manera profunda con nadie. Según avanza la sesión el terapeuta le pregunta por su infancia, a lo que el paciente le cuenta con aparente normalidad que sufrió malos tratos y abusos sexuales por parte de su tío, el cual le crió tras la muerte de sus padres en un accidente de tráfico.
El sujeto, por entonces un menor de edad, indica que se forzó a ser fuerte y resistir los ataques de su tutor para no darle la satisfacción de verle sufriendo. También se menciona que en su momento no lo comentó con nadie y que de hecho es la primera vez que lo comenta en público. Si bien el comentario ha surgido de forma espontánea y no parece despertar una emoción en el sujeto, el terapeuta observa que en realidad ese hecho le causó un profundo sufrimiento que le ha impedido confiar en los demás.
En ese momento, decide aplicar un tipo de terapia que pueda servir para que el paciente sea capaz de exteriorizar su dolor y trabajarlo de cara a mejorar su sintomatología y sus dificultades de interrelación con los demás: la terapia primal de Arthur Janov.
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La terapia primal y Arthur Janov
La terapia primal, primitiva o del grito de Arthur Janov es un tipo de terapia psicológica la cual parte de la idea básica de que el sufrimiento del ser humano ante la no satisfacción de necesidades básicas necesita ser expresado de manera simbólica. Para Janov, el síntoma es un mecanismo de defensa contra el dolor.
A lo largo de la infancia y el desarrollo el ser humano puede padecer severos traumas derivados de la negación de necesidades primarias como las de amor, aceptación, experimentación y sustento. Asimismo, en los casos en que la expresión de dichas necesidades es castigada de manera que el individuo no puede ser amado si expresa lo que es, terminará por elaborar maneras de sustituirlas que al bloquear sin embargo lo que realmente desea le van a generar un elevado nivel de angustia.
Dicho dolor psicológico debería ser expresado. Sin embargo, este dolor y sufrimiento tiende a ser reprimido y separado de nuestra conciencia, con lo que poco a poco se almacena en nuestro inconsciente. Dicha represión se va acumulando según las necesidades básicas van siendo negadas, lo que supone para el cuerpo un gran aumento de la tensión que puede generar dificultades de tipo neurótico. Por ejemplo, puede darse miedo a la intimidad, dependencia, narcisismo, ansiedad o inseguridad.
El objetivo de la terapia primal no sería otro que el de reconectar nuestro sufrimiento con nuestro cuerpo, de manera que podamos revivir el dolor y reelaborarlo, expresándolo. Se busca lo que Janov denomina reacción primal, una reexperimentación de vivencias aversivas infantiles tanto a nivel mental como emocional y físico.
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Clasificando la terapia primal
La terapia primal de Janov puede clasificarse como una de las terapias corporales, un subtipo de terapia humanista cuyo principal funcionamiento se basa en el uso del cuerpo como elemento a analizar y a través del cual tratar trastornos y problemáticas psíquicos diversos. Así, en el conjunto de las llamadas terapias corporales es el propio cuerpo el que se trata bajo este enfoque, despertando o focalizándose en las diversas sensaciones percibidas corporalmente.
A pesar de ser considerada de corte humanista, es posible detectar en su concepción una fuerte influencia del paradigma psicodinámico, al considerar que el objetivo principal de esta terapia es reconectar a nuestra parte reprimida e inconsciente con el cuerpo, de manera que sea posible exteriorizar el dolor. Se habla de represión del dolor y de reexperimentación, así como de la lucha contra mecanismos de defensa neuróticos. De hecho, han sido múltiples los esfuerzos posteriores para modificarla e integrar en ella los avances de diferentes corrientes como la humanista.
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Fases de aplicación
La aplicación de la terapia primal o del grito de Janov, en su versión original (posteriormente se han hecho reelaboraciones que reducen el tiempo requerido), requiere del seguimiento de una serie de pasos que pasamos a explorar a continuación.
La terapia se debe llevar a cabo en un local acolchado y preferiblemente insonorizado, y se pide al paciente que cese temporalmente su actividad en distintos niveles mientras dure el tratamiento.
1. Entrevista
En primer lugar, es necesario establecer si esta terapia es o no adecuada para el paciente y su problema, no siendo adecuado para pacientes psicóticos o con daños cerebrales. Asimismo es necesario tener en consideración si el paciente padece algún tipo de problema médico para el que pudiera precisarse de un ajuste del tratamiento o su no aplicación.
2. Aislamiento
Antes de empezar el tratamiento se pide al sujeto que va a recibirlo que el día anterior a dicho inicio permanezca aislado, sin dormir y sin realizar ningún tipo de acción que permita descargar la angustia y la tensión. Se trata de que el sujeto perciba y no pueda evadir la angustia, sin poder reprimirla.
3. Terapia individual
La terapia primal se inicia con sesiones individuales, en las que el sujeto debe colocarse en la posición que suponga un mayor grado de vulnerabilidad para él, con las extremidades extendidas.
Una vez en esa posición el paciente debe hablar de lo que desee mientras el terapeuta observa y elicita los mecanismos de defensa (movimientos, posiciones, balbuceos…) que el primero manifiesta, e intenta que dejen de actuar con el fin de que pueda expresar y sumergirse en las sensaciones emocionales y fisiológicas que le causan sus sentimientos reprimidos.
Una vez surge la emoción el terapeuta debe favorecer dicha expresión mediante la indicación de diversos ejercicios, como por ejemplo respiratorios o mediante la expresión a través de gritos.
Puede ser necesario establecer periodos de descanso entre sesiones, o bien que el sujeto se vuelva a aislar para debilitar aún más sus defensas.
4. Terapia en grupo
Posteriormente a la terapia individual es posible realizar varias semanas de terapia en grupo con el mismo funcionamiento, sin que existan interacciones entre pacientes dentro del proceso.
Crítica
La terapia primal de Janov no ha recibido una amplia aceptación por parte de la comunidad científica. Se ha criticado su centración en los aspectos dolorosos reprimidos, ignorando la posible presencia de otras sensaciones que puedan estar asociadas. También el hecho de que el modelo original no tiene en cuenta el efecto que tiene el propio terapeuta como elemento transferencial. Otro elemento criticado es que supone una exigencia a nivel de tiempo y esfuerzo que puede ser compleja de llevar a cabo.
Asimismo se considera que no se han realizado suficientes estudios para demostrar su efectividad, así como el hecho de que sus efectos son limitados si no se dan en un contexto de aceptación incondicional y de trabajo terapéutico más allá de la expresión.
Referencias bibliográficas:
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Almendro, M.T.; Díaz, M. & Jiménez, G. (2012). Psicoterapias. Manual CEDE de Preparación PIR, 06. CEDE: Madrid.
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Janov, A. (2009). El Grito Primal. Edhasa.