En términos muy generales, el feminismo es un conjunto de movimientos políticos y teóricos que luchan por la reivindicación de las mujeres (y de otras identidades históricamente subordinadas) que tiene una historia de muchos siglos, y que ha pasado por etapas y transformaciones muy diversas.
Por eso suele dividirse en corrientes teóricas, que no suponen el fin de una y el comienzo de la otra, sino que, al haberse incorporado distintas experiencias y denuncias de contextos de vulnerabilidad con el paso de tiempo, el feminismo ha ido actualizando las luchas y los matices teóricos.
Después de la “Primera Ola” del feminismo (también conocida como Feminismo Sufragista), que abogaba por la igualdad de derechos, las feministas centraron la atención en cómo se construye nuestra identidad con base en las relaciones sociales que entablamos especialmente a través de la distinción entre el espacio público y el espacio privado.
La propuesta en este momento es que la reivindicación de las mujeres tiene que ver con nuestra incorporación a la vida pública, además de promover la igualdad legal. A esa corriente se le llama Feminismo Liberal.
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¿Qué es y de dónde viene el Feminismo Liberal?
Las décadas de 1960 y 1970, principalmente en Estados Unidos y Europa, vieron surgir movilizaciones feministas relacionadas con la New Left y los movimientos pro derechos civiles de afroamericanos.
En este contexto las mujeres lograron visibilizar sus experiencias de sexismo y la necesidad de organizarse entre ellas mismas, para poner en común esas experiencias y buscar estrategias de reivindicación. Surgieron, por ejemplo, organizaciones feministas como la NOW (Organización Nacional de Mujeres) impulsada por una de las figuras clave de esta corriente, Betty Friedan.
Asimismo, y a nivel teórico, las feministas tomaron distancia de los paradigmas más populares del momento, generando teorías propias que dieran cuenta de la opresión que experimentaban. Por eso, el Feminismo Liberal es un movimiento político, pero también teórico y epistemológico que tiene lugar desde la segunda mitad del siglo XX, en Estados Unidos y Europa principalmente.
En esta etapa, el feminismo apareció públicamente como uno de los grandes movimientos sociales del siglo XIX cuyas repercusiones conectaron con otros movimientos y corrientes teóricas, como el socialismo, ya que proponían que la causa de la opresión de la mujer no era biológica, sino que estaba fundamentada en los inicios de la propiedad privada y las lógicas sociales de producción. Uno de los antecedentes clave en esto es la obra de Simone de Beauvoir: el segundo sexo.
Así mismo su crecimiento tuvo que ver con el desarrollo de la ciudadanía de las mujeres, que no ocurrió de la misma forma en Europa que en Estados unidos. En este último, el movimiento feminista de la Segunda Ola convocó varias luchas sociales, mientras que en Europa estuvo más caracterizado por movimientos aislados.
En suma, la principal lucha del Feminismo Liberal es lograr la igualdad de oportunidades con base en una crítica a la distinción entre el espacio público y el espacio privado, porque históricamente a las mujeres se nos ha relegado al espacio privado o doméstico, lo que ha hecho que tengamos menos oportunidades en el espacio público, por ejemplo, en el acceso a la educación, la salud o el trabajo.
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Betty Friedan: autora representativa
Betty Friedan es quizá la figura más representativa del Feminismo Liberal. Entre otras cosas describió y denunció las situaciones de opresión que vivían las mujeres norteamericanas de clase media, denunciando que estaban obligadas a sacrificar proyectos de vida propios, o en igualdad de oportunidades que los hombres; lo que además, promueve algunas diferencias en la experiencia de salud y de enfermedad entre unas y otros.
De hecho, uno de sus trabajos más importantes se llama “El problema que no tiene nombre” (capítulo 1 del libro Mística de la feminidad), donde relaciona el desplazamiento al espacio privado y la vida silenciada de las mujeres con el desarrollo de esas enfermedades inespecíficas que la medicina no termina de definir y tratar.
Así, entiende que construimos nuestra identidad en correspondencia con las relaciones sociales e impulsa un cambio personal de las mujeres y una modificación de estas relaciones.
En otras palabras, Friedan denuncia que la subordinación y la opresión que experimentamos las mujeres tienen que ver con restricciones legales que ya de entrada nos limitan el acceso al espacio público, ante lo cual, ofrece opciones reformistas, es decir, generar cambios graduales en dichos espacios de manera que esta situación se modifique.
Algunas críticas y limitaciones del Feminismo Liberal
Hemos visto que el Feminismo Liberal se caracteriza por luchar por la igualdad de oportunidades y la dignidad de la mujer. El problema es que entiende a “la mujer” como un grupo homogéneo, en donde la igualdad de oportunidades hará que todas las mujeres reivindiquemos nuestra dignidad.
Si bien el Feminismo Liberal es un movimiento necesario y comprometido con la igualdad de oportunidades, no se cuestiona la relación entre esa desigualdad y la estructura social, lo que mantiene ocultas otras experiencias de ser mujeres.
Es decir, se ocupa de los problemas de las mujeres blancas, occidentales, amas de casa y de clase media, y aboga por la igualdad de oportunidades en el espacio público, dando por sentado que esta lucha será la que emancipe a todas las mujeres, sin considerar que que hay diferencias de clase, raza, etnia o condición social que construyen distintas experiencias en el “ser mujer” y con esto, distintas necesidades y reivindicaciones.
De ahí viene la “tercera ola” del feminismo, donde se reconoce la multiplicidad de identidades y de formas de ser mujer en relación con las estructuras sociales. Reconoce que las reivindicaciones de las mujeres y de los feminismos no son las mismas en todos los contextos, entre otras cosas porque no todos los contextos dan las mismas oportunidades y vulnerabilidades a las mismas personas.
Así, por ejemplo, mientras que en Europa hay una lucha por descolonizar el propio feminismo, en América Latina la principal lucha es la sobrevivencia. Son cuestiones que han llevado al feminismo a reinventarse constantemente y a mantenerse en pie de lucha de acuerdo con cada tiempo y cada contexto.
Referencias bibliográficas:
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