La evolución tecnológica sin precedentes que hemos experimentado en los últimos años nos ha brindado la posibilidad de incorporar en nuestro día a día una gran variedad de nuevos dispositivos electrónicos útiles, pero no es oro todo lo que reluce.
En ocasiones, el mal uso de estos aparatos vinculados a las TIC nos lleva a desarrollar con relativa facilidad una relación de dependencia hacia todo lo que tiene que ver con Internet y otras plataformas virtuales como Whatsapp, lo cual tiene como una de sus consecuencias la tendencia a sufrir problemas para concentrarnos.
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¿Cómo genera en nosotros problemas de concentración la adicción a las nuevas tecnologías?
Si algo caracteriza al mundo de Internet y de la sociedad interconectada en todo momento mediante sistemas de emisión y recepción y mensajes, es que nos permite estar recibiendo estímulos constantemente. Esto hace que sea muy fácil perder la noción del tiempo al usar, por ejemplo, las redes sociales, donde un algoritmo nos ofrece siempre contenido que encaja con nuestros gustos e intereses y no para hasta que decidimos salir de esa página.
Gracias a esta invitación a exponernos siempre a contenido que llama nuestra atención, las nuevas tecnologías “tiran de nosotros”, de nuestra mente, de modo que incluso cuando no las estamos usando, nos puede venir a la cabeza la tentación de sacar el smartphone del bolsillo y ver cuáles son las últimas publicaciones en Instagram, los últimos mensajes en el chat grupal de los amigos, etc.
Este fenómeno es conocido como FOMO: fear of missing out. Dicho de otro modo, nos vemos sometidos a la presión de estar perdiéndonos experiencias interesantes a las que en la mayoría de las ocasiones podríamos acceder en cuestión de segundos si quisiéramos. Y el hecho de ser conscientes de que esa opción siempre está ahí, que en cualquier momento podríamos sentirnos bien o liberar tensiones revisando la pantalla, hace que sea muy complicado mantener la concentración en cualquier tarea o proceso, además de ser la semilla de la adicción a las nuevas tecnologías.
Así pues, resulta fundamental que aprendamos a gestionar nuestro foco atencional y a no caer siempre en la trampa de revisar una y otra vez el móvil, tener el ordenador siempre encendido y a la vista por si en cualquier momento cambiamos de planes y cedemos al impulso de navegar por Internet, etc.
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¿Cómo superar la adicción a las nuevas tecnologías?
Tal y como sucede en la mayoría de las adicciones comportamentales, la adicción a las nuevas tecnologías puede ser tratada con éxito por parte de un profesional cualificado.
Así, pedir ayuda a un psicoterapeuta es el primer paso para empezar a salir de la vorágine de auto-sabotaje a la que nos induce esta dependencia hacia los dispositivos conectados a la red. Ahora bien, de manera paralela a la psicoterapia, también se pueden usar una serie de rutinas y estrategias que ayudan a romper con ese patrón de comportamiento.
1. Usar pautas para disminuir las horas de uso del dispositivo
Para empezar a superar nuestra adicción podemos iniciar nuestra mejoría disminuyendo las horas de exposición a los dispositivos electrónicos imponiéndonos límites claros; por ejemplo, siguiendo un horario que indique de un modo muy definido cuándo podemos y o podemos usar esas tecnologías.
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2. Compartir los propios sentimientos
Compartir los sentimientos que nos genera la adicción resulta de gran importancia y esto puede hacerse, de nuevo, en compañía de amigos, familiares o de un psicólogo. Esta es una manera de expresar emociones y sentimientos que no estábamos atendiendo y ante los que tratábamos de evadirnos mediante distracciones mediante videojuegos, browseo en redes sociales, etc.
Con la ayuda de un profesional de la psicología aprenderemos a identificar los propios sentimientos y por ende a conocernos mejor a nosotros mismos.
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3. Reincorporar hábitos de vida saludables diarios
Algunos hábitos que habíamos perdido durante el transcurso de la adicción deben ser reincorporados a nuestra vida diaria con el objetivo de mejorar nuestra calidad de vida.
Algunos de estos hábitos pueden ser la realización de actividad física diaria, los hábitos de sueño saludables que nos permitan descansar por la noche o los hábitos de higiene diaria.
4. Cultivar la vida social
Dedicar algunas horas semanales para cultivar nuestra anterior vida social desatendida será una buena forma de reconstruir relaciones sociales que podían haber quedado rotas.
Mantener una vida social sana y activa redundará positivamente en nuestra salud mental y nos ayudará a mejorar el problema.
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5. Realizar actividades de ocio al aire libre
Las actividades al aire libre son altamente recomendables en cualquier tipo de adicción que pueda presentar la persona, especialmente en aquellas relacionadas con las nuevas tecnologías.
Las principales actividades que nos puede recomendar un profesional de la psicología pueden ser los paseos por la montaña, el ciclismo, las acampadas, la escalada o el rafting.
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