Cuando escuchamos el concepto “arte abstracto”, seguramente nos viene a la cabeza alguna pintura de Vassily Kandinsky (1866-1944) o de Joan Miró (1893-1983). También es posible que pensemos que no entendemos este tipo de arte, en el que, literalmente, no distinguimos nada. La realidad es que no hay nada que distinguir: el arte abstracto se contrapone al arte figurativo precisamente por eso. ¿Qué es el arte abstracto? ¿Y el arte figurativo? Y ¿en qué se distinguen? En el artículo de hoy, exploramos las diferencias entre el arte figurativo y el arte abstracto.
Arte figurativo versus arte abstracto
Para distinguir claramente qué diferencias son estas, es imprescindible saber a qué hacemos referencia cuando hablamos de “arte figurativo” y “arte abstracto”. A grandes rasgos, podemos decir que el primero representa la realidad que podemos percibir: objetos, figuras o paisajes. No importa el estilo con el que se representen (puede ser más o menos naturalista, detallista o esquemático); la esencia del arte figurativo es la voluntad de plasmar un retazo de la realidad.
Por otro lado, el arte abstracto se aleja de esta representación de la realidad y utiliza las formas y los colores para configurar una estética absolutamente apartada del mundo tangible y visible. En otras palabras, la plástica abstracta no representa nada real, por lo que es absurdo intentar encontrar un significado a este tipo de obras.
El gran público tiende a valorar en mayor medida el arte figurativo, precisamente porque es “descifrable”. Sin embargo, esto no es más que un producto de nuestra cultura artística occidental, todavía muy ligada a la figuración y a las academias. Estamos acostumbrados a identificar objetos (de hecho, se ha demostrado a través de muchos experimentos que nuestro cerebro tiende a “ver” formas donde no las hay; por ejemplo, en las manchas de la pared o en las nubes), por lo que, a priori, valorar el arte abstracto constituye un mayor esfuerzo intelectual, porque implica “separarnos” de nuestra educación, e incluso de nuestra propia tendencia psicológica.
¿Cuándo surge la abstracción?
Si, realmente, la abstracción en la plástica es tan ajena al ser humano, ¿por qué encontramos representaciones abstractas realizadas hace miles de años? Encontramos ya arte abstracto en la Prehistoria; por ejemplo, las pinturas de Lascaux, en Francia (que combinan figuración con elementos abstractos), o las de Tassili (Argelia), cuya plástica muestra una evidente tendencia a la estilización y en cuyas formas, a menudo, no podemos distinguir nada en concreto.
Hilma af Klint y la primera obra abstracta
Sin embargo, para encontrar las primeras manifestaciones de arte abstracto, digamos, “oficial”, debemos remontarnos a principios del siglo XX. Tradicionalmente se ha considerado al ruso Vassily Kandinsky (1866-1944) como el primer artista abstracto, pero no debemos olvidar la obra de la sueca Hilma af Klint (1862-1944), una pintora (desgraciadamente bastante desconocida) que produjo la primera obra abstracta en 1906, algunos años antes que Kandinsky.
Se trata de sus “pinturas para el templo”, donde la artista reúne tonalidades y formas vívidas que no representan nada concreto, muy influenciadas por sus convicciones esotéricas. Si tomamos una de estas obras, Caos primordial nº 16, veremos que la pintora no plasma ninguna realidad visible, sino que las formas onduladas se esparcen por el lienzo como en una danza eterna.
La consolidación de la abstracción y la insistencia del arte figurativo
La Bauhaus alemana dio un gran impulso a la abstracción en las primeras décadas del siglo XX, pues supuso la integración de los conceptos abstractos en la enseñanza artística. Desde entonces, el arte abstracto ha estado siempre presente en el panorama artístico, aunque el arte figurativo ha seguido también su propio camino. Uno de los estilos más conocidos actualmente de plástica figurativa es el hiperrealismo, que traslada la realidad al lienzo con una precisión de detalle realmente sorprendente.
La abstracción moderna es fruto del camino de protestas que se había ido configurando durante el siglo XIX contra el arte “oficial”, es decir, el de las academias, eminentemente figurativo. Pero no debemos caer en el error de considerar las anteriores vanguardias como “abstractas”; el impresionismo, el cubismo, el surrealismo, todas ellas siguen siendo figurativas, aunque contestatarias.
La pintura abstracta: tipos y ejemplos
A pesar de la aparente sencillez de la idea, la pintura “abstracta” no es algo homogéneo. A continuación, destacamos algunas de las corrientes o estilos más significativos.
1. La abstracción geométrica
Como su nombre indica, es una abstracción basada en formas geométricas muy básicas, como triángulos, cuadrados o círculos. Uno de sus representantes más importantes es Piet Mondrian (1872-1944).
2. La abstracción orgánica
Este segundo estilo dentro de la abstracción toma su inspiración de la naturaleza, por lo que en él predominan las formas curvas. El mismo Kandinsky o el catalán Joan Miró (1893-1983) son los principales representantes.
3. La abstracción conceptual
El arte abstracto conceptual se basa en conceptos y les da la mayor relevancia. La obra cumbre es el famoso Cuadrado blanco sobre fondo blanco, de Kazimir Malevich (1879-1935), obra que, por otro lado, es fundamental para entender el camino que toma el arte en el siglo XX. Este pintor ucraniano es el creador de la corriente suprematista, nacida en plena Revolución Rusa, que reivindicaba una supremacía absoluta de la sensibilidad en su mayor grado de pureza.
Conclusiones
A modo de conclusión, podemos afirmar que la principal diferencia entre el arte abstracto y el arte figurativo es su intención. Mientras que el primero no busca plasmar ninguna realidad, el segundo se inspira en ella para la creación de sus obras. Ambos conviven actualmente en el panorama artístico y ambos nutren igualmente la expresión artística, puesto que los dos siguen unos preceptos radicalmente distintos pero igualmente válidos. Mientras que el arte abstracto constituye una liberación de la realidad para adentrarse en caminos nuevos con una expresión nueva, el arte figurativo sigue ligado al mundo circundante del que bebe constantemente.
Es absurdo, pues, intentar encontrar un “significado” a las obras de arte abstractas, puesto que no están plasmando nada real, sino un universo que está más allá de lo visible y lo tangible. Kandinsky asociaba la pintura abstracta con la música, y llamaba a sus obras Composiciones, simplemente. De hecho, existe algo más absurdo que intentar encontrar un significado a una obra abstracta, y es darle un título concreto. Miró lo hizo alguna vez, y ello no hace sino “reducir abstraccionismo” a la obra, puesto que, en el momento en que tienes la intención de plasmar un retazo de realidad, la creación resultante ya no es abstracta.