Se puede hablar sobre tantas medicinas como culturas y períodos históricos han habido. La forma en que se han tratado y abordado las enfermedades del ser humano son muy variadas y han dependido del contexto histórico en el que el médico vivía.
La medicina griega no es una excepción. La forma que tenían los antiguos griegos de ver las enfermedades es bastante diferente a cómo lo hacemos hoy en día, aunque ha influido y sentado los fundamentos de la actual práctica médica.
Aún así, no se puede decir que la civilización griega fuera algo estático y culturalmente monolítico. De hecho, hubo grandes cambios, que han hecho que los historiadores helenísticos dividan la civilización griega en dos grandes períodos.
Es por ello que a la hora de hablar de medicina griega no se puede obviar las grandes diferencias que hubo entre los tiempos más antiguos en comparación con los más clásicos, y en este artículo los vamos a ver con mayor profundidad.
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Medicina de la Grecia Antigua
Dentro de los grandes períodos de la historia de la civilización occidental, se denomina Grecia Antigua al período que va desde el siglo XI-XII a. C. hasta el V a. C. En estos siglos, la cultura helena fue incorporando elementos de otros grupos étnicos, procedentes de Mesopotamia, Oriente Medio y África. En esta época la medicina griega se caracterizaba por no ser refinada ni sofisticada.
Grandes acontecimientos históricos de la época dan pistas de cómo era la tarea médica en la antigua cultura griega. Uno de ellos fue la batalla de Troya, uno de los grandes conflictos armados vividos en los primeros tiempos de la joven Europa. Fue durante la guerra en la que se plantearon varios interrogantes sobre cómo se debían tratar las heridas de los soldados malheridos. . Las prácticas médicas, a juzgar por poemas épicos como La Ilíada y La Odisea de Homero, se entremezclaban con ritos religiosos y supersticiones. De hecho, en la primera de las obras comentadas se hace referencia a quienes, según Homero, fueron los primeros practicantes de la medicina: Polidirio y Macaón.
De acuerdo con la leyenda, Macaón puso en práctica sus conocimientos sanadores con un rey, el espartano Menelao, quien había sido herido por una flecha. La historia cuenta que Macaón trató al monarca primero explorando la herida y en qué estado se encontraba su paciente, luego, succionó la sangre de la lesión y, finalmente, le administró el tratamiento.
Culto al dios Asclepíades
Como ya íbamos comentando, en los primeros tiempos de la cultura griega, la visión que se tenía sobre el proceso terapéutico estaba muy marcada por la creencia de que la salud de uno dependía de los deseos y voluntades de los dioses del Olimpo. La mayoría de los templos helénicos se construían cerca de fuentes de agua, dado que se tenía la creencia de que si alguien enfermaba, podría curarse mediante el agua que, al surgir cerca de un templo, adquiriría poderes regenerativos.
De entre las múltiples deidades que conforman el panteón griego, destaca una por sobre las demás en cuanto a su rol en el proceso terapéutico: Asclepíades. Esta deidad era el dios de la medicina, siendo hijo del que había sido anteriormente el dios con esa misma función, Apolo, y una bella virgen pero mortal llamada Coronis.
Cuenta la leyenda que Apolo se enamoró perdidamente de la virgen viéndola bañarse en el bosque y la dejó embaraza, sin embargo, el padre de ella quería que se casara con su primo, Isquión. Al enterarse de ello, Apolo maldijo su sino, y decidió matar tanto a su amada como a su prometido, sin embargo, tras arrebatarles la vida, sintió pena por su hijo nonato y decidió extraerlo del vientre muerto de Coronis, dando nacimiento a Asclepíades.
El recién nacido fue llevado al monte Pelión y criado por el centauro Quirón, quien le enseñó múltiples conocimientos, entre ellos la medicina. Asclepíades, una vez hubo crecido, fue a practicar sus conocimientos en las grandes ciudades, desenvolviéndose como un prestigioso médico. Con el paso del tiempo, su padre, Apolo, quien hasta ese momento había sido el dios de la medicina, abdicó de este título, cediéndoselo a su hijo.
Entendido el mito detrás de este dios, es lógico pensar que los médicos de la Grecia Antigua lo veneraran, considerando sus designios algo fundamental para que el paciente pudiera llegar a curarse. Los enfermos acudían a él para vencer su enfermedad o preguntarse por qué los había castigado con ella.
Algunos templos erigidos a Asclepíades funcionaban de una forma similar como lo hacen hoy en día los modernos hospitales. Por ejemplo, en Pérgamo y en otros templos los enfermos iban ahí y se desnudaban para colocarse unas túnicas blancas. Una vez hecho esto, se dirigían a otro recinto del templo, similar a un hotel, con atenciones para tratar a los pacientes y hospedarles por un tiempo.
En los orígenes del culto a este dios habían creencias que hoy en día serían impensables, e, incluso, los griegos de varios siglos después se negarían en rotundo a usarlas como tratamiento efectivo. Se hacían curas y encantamientos, y se seguían ciertas prácticas consideradas ‘naturales’ como la de que las úlceras fueran lamidas por perros bendecidos por el dios.
El sacerdote que se encargaba de vigilar que los ritos al dios Asclepíades fueran llevados de acuerdo a la tradición, además de recogerse las ofrendas destinadas a él y de vigilar que los pacientes recibieran los debidos tratamientos religiosos, se llamaba iatros y, de hecho, esta palabra ha sobrevivido a nuestros días, significando ‘lo médico, lo quirúrgico’. Este iatros tenía una función similar a la visión que tenemos hoy en día de los chamanes y brujos.
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Medicina de la Grecia Clásica
A partir del siglo V a. C. hay una serie de cambios sociopolíticos y culturales que hacen que Grecia se transforme en la gran potencia del momento y esto se refleja también en su conocimiento, especialmente en el campo de la biología, la astronomía y, muy destacablemente, en la medicina. Se podría decir que es en esta época, aunque de forma muy alejada a cómo se entiende hoy en día, aparece la medicina científica.
En esta época aparece uno de los grandes pensadores de la historia de la civilización occidental, Aristóteles, quien realizó un extenso estudio de las formas de vida, comenzando por los animales. Este filósofo, de la ciudad de Estagira, estudió y clasificó cerca de 500 animales con la intención de entender no solamente el mundo natural, también la propia naturaleza humana.
Pero si bien la obra de Aristóteles y de otros grandes pensadores griegos clásicos es indudablemente algo que merece atención y un mayor grado de profundidad, quien debe tener auténtico papel destacado en este artículo es, sin lugar a dudas, Hipócrates de Cos.
Hipócrates: la enfermedad es un fenómeno natural
Hipócrates de Cos es, tanto para los médicos como para quienes no lo son, una figura quien ha tenido un importante papel y fama dentro del campo de las ciencias de la salud. Su nombre se asocia con uno de los grandes descubrimientos de la historia, suponiendo un gran cambio en la concepción que se tenía sobre el origen de las enfermedades en la Grecia precristiana: toda enfermedad es un fenómeno natural.
Hipócrates era contrario a pensar que la enfermedad era resultado de una posesión demoníaca, castigo divino o hechicería. Así pues, dentro de la visión hipocrática de la medicina se consideraba que uno podía enfermar por causas que estaban en el entorno, como el clima, los alimentos, agua en mal estado… No es de extrañar que a Hipócrates se le conozca como el padre de la medicina tal y como es entendida hoy en día.
De entre los grandes aportes de la práctica y teoría hipocrática, se pueden mencionar lo siguientes tres:
1. Observación y razonamiento
Como ya se iba comentando, se superó la visión religiosa de la enfermedad y se pasó a observar y explorar con detenimiento la condición médica de la que se aquejaba el paciente.
Las enfermedades tienen síntomas, los cuales dan pistas de qué condición médica es la que está sufriendo el paciente y cómo se le puede hacer frente.
De hecho, Hipócrates fue uno de los primeros en establecer el diagnóstico diferencial, concretamente entre las enfermedades del paludismo y la fiebre.
2. Causa orgánica de las enfermedades
La idea principal de Hipócrates y que hoy en día es el fundamento detrás de la medicina moderna es que toda enfermedad fisiológica tiene una causa biológica.
En la teoría hipocrática de los cuatro humores se habla de cómo surgen las enfermedades, defendiendo la idea a que son la consecuencia de un desequilibrio entre cuatro sustancias: bilis, flema, sangre y agua.
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3. Deontología
Defendió la idea de que el médico debía trabajar de la forma más ética y moral posible para con el paciente, asegurándole beneficio y sin discriminar entre grupo social, etnia, sexo o raza.
Hasta la época, quienes tenían derecho a ser atendidos por un médico solían ser los hombres que se encontraban entre las élites más altas de su ciudad-estado. Hipócrates cambió esto, haciendo que mujeres, pobres y extranjeros recibieran, de alguna manera, atención médica.
Influencia de la medicina griega en la actualidad
Pese a que han pasado más de veinte siglos desde la época en que Hipócrates vivió, son muchos los grandes aportes de este griego que han repercutido a la visión que se tiene hoy en día de la medicina y su campo de aplicación.
No se debe obviar que, gracias a los grandes avances científicos, además de la fundación de disciplinas como la microbiología, la oncología y la genética, se saben con mayor claridad cuáles son las causas de las enfermedades. Sin embargo, éstas difícilmente podrían haber surgido si hoy en día se siguiera creyendo que las enfermedades son el resultado de invisibles maldiciones celestiales.
El aporte que quizás sea el más conocido es el del Juramento Hipocrático. Como ya se ha dicho, Hipócrates defendía la idea de que toda persona enferma tenía derecho a ser atendida, independientemente de su estatus o condición social. Hoy en día, este juramento es fundamental en la práctica médica y, de hecho, quienes acaban de finalizar sus estudios de medicina deben recitarlo durante el acto de graduación.
Otra de las grandes contribuciones de la medicina griega, en este caso de la mano de Aristóteles, es el estudio de la anatomía animal y humana. Gracias a ello, y pese a lo rudimentario de la técnica, se pudieron hacer las primeras intervenciones quirúrgicas con resultados auténticamente terapéuticos.
Por último, es muy importante la idea que se desprende de la medicina griega del siglo V a.C. Toda enfermedad tiene un origen biológico y, por tanto, de una u otra forma es posible evitar que lo que causa la enfermedad llegue a ocasionarla. Es decir, gracias a la medicina de la época se pudieron ir elaborando tratamientos mejores, no únicamente con la intención de curar a los pacientes, sino también de evitar que llegaran a sufrir la enfermedad. La prevención y el cuidado mejoraban significativamente el bienestar de las personas.
Referencias bibliográficas:
- Cohn-Haft, L. (1956), The Public Physicians of Ancient Greece, Northampton, Massachusetts.
- Jones, W. H. S. (1946). Philosophy and Medicine in Ancient Greece, Johns Hopkins Press, Baltimore.
- Mason, S. F. (1956) A History of the Sciences. Collier Books: New York.