​La teoría de los cuatro humores, de Hipócrates

Una de las primeras teorías que trataron de explicar el temperamento de los humanos.

La psicología es una de las ciencias más jóvenes, pero eso no significa que no se haya ido gestando a lo largo de siglos, o incluso milenios.

De hecho, algunas de las grandes preguntas a las que intenta dar respuesta empezaron a generar teorías hace más de 2.000 años. La teoría de los cuatro humores, relacionada con las distintas clases de personalidad que podemos encontrar en los seres humanos, es un ejemplo de ello. Fue propuesta por el griego Hipócrates.

Los orígenes de la teoría de los cuatro humores

Hacia el siglo V a.C., la Antigua Grecia, que fue la cuna de lo que se convertiría en la civilización occidental, ya se empezaban a fraguar teorías sobre por qué somos como somos y hacemos lo que hacemos. En realidad esta clase de propuestas teóricas también habían aparecido antes en otras zonas del planeta, pero el caso griego fue de especial importancia porque allí se unían los avances técnicos de Asia y Egipto con la filosofía y la potente actividad cultural y filosófica de la zona.

Grecia era una región en la que el conocimiento se divulgaba de un modo mucho más libre que, por ejemplo, en el Imperio Persa, en el que la enseñanza de la escritura estaba muy centralizada y se utilizaba básicamente para el comercio y la administración.

Eso explica que en tan solo tres siglos la Antigua Grecia pudiese llegar a ser un referente del desarrollo de la filosofía y las ciencias (un su fase más embrionaria). Pero la ciencia griega, al igual que lo que ocurría en otras partes del mundo, estaba mezclada con las religiones y una visión del mundo aún muy fundamentada en viejos mitos. Eso es lo que explica la aparición de la teoría de los cuatro humores.

¿Qué es la teoría de los cuatro humores?

Originariamente, la teoría de los cuatro humores, propuesta por primera vez por el médico griego Hipócrates, se basaba en el supuesto de que el cuerpo humano está compuesto por cuatro sustancias básicas (los denominados "humores") y que los equilibrios y desequilibrios en las cantidades de estas sustancias en un organismo determina la salud de este.

Estos humores se correspondían a los elementos aire, fuego, tierra y agua, que unos años antes habían sido señaladas por el filósofo Empédocles como las materias primas de todo lo que existe.

Así pues, la teoría de los cuatro humores no estaba aislada del modo en el que se entendía la realidad en la Antigua Grecia, sino que entroncaba con una creencia sobre el origen del planeta y del cosmos en general; supuestamente, toda la realidad era una combinación de diferentes cantidades de estos cuatro elementos, y de ahí surgía la teoría de los cuatro humores. Las propiedades de estos cuatro elementos, a su vez, se reflejaban en las características de los cuatro humores que según Hipócrates fluían por el cuerpo humano.

Los diferentes humores según Hipócrates

¿Y cuáles eran estos humores? Cada uno de ellos expresa características físicas concretas, en la línea de los pensadores de la época, que intentaban describir la realidad a partir de propiedades cotidianas y fácilmente identificables materialmente. Explicados muy por encima, eran estos:

1. Bilis negra

Sustancia vinculada al elemento tierra, cuyas propiedades eran el frío y la sequedad.

2. Bilis amarilla

Humor correspondiente al elemento del fuego. Sus cualidades eran la calidez y la sequedad.

3. Sangre

La sustancia vinculada al elemento del aire, cuyas propiedades eran la calidez y la humedad.

4. Flema

La sustancia relacionada con el agua, cuyas propiedades son el frío y la humedad.

Los humores y la personalidad

Para Hipócrates y una buena parte de los médicos que asimilaron las teorías del primero durante los siglos posteriores, la teoría de los cuatro humores ofrecía una base sobre la que trabajar en medicina, por muy precaria que fuese. De ese modo, muchos tratamientos para enfermedades consistían en modificar la dieta de los pacientes de modo que, ingiriendo ciertos alimentos, sus niveles humorales se equilibrasen. En algunos casos se realizaban sangrías para que los pacientes perdiesen líquido con el mismo propósito.

Pero esta base para la medicina no fue lo único que surgió a partir de la teoría de los cuatro humores. Algunos pensadores la expandieron para que fuese capaz de explicar no solo la salud de las personas, sino también las tendencias de su conducta y de su vida mental. Entre estos investigadores destacó Galeno de Pérgamo, un médico y filósofo romano nacido en el siglo II d. C.

Las ideas de Galeno

Para Galeno, los desequilibrios en las cantidades de humores tenían una influencia en el modo en el que pensamos, sentimos y actuamos. Dicho de otra manera, sus proporciones eran la base del temperamento de las personas. De manera natural, cada individuo tiene unos niveles de humores que en muy raras ocasiones son totalmente proporcionadas, y eso es lo que explica las diferencias de personalidad.

Cuando predomina el humor bilis negra, por ejemplo, creía que la persona tendía a ser melancólica y con tendencia a la tristeza y la expresión de emociones intensas, mientras que en los individuos en los que hay mayor proporción de flema que del resto de sustancias su temperamento se caracterizaría por su tendencia al análisis racional de las situaciones y su facilidad para mantener la calma.

Los tipos de personalidad eran los siguientes

Tal y como hemos visto, según esta visión humoral del ser humano la salud se encontraba en el equilibrio de estas sustancias (la lógica de los equilibrios entre elementos fundamentales era muy frecuente en la época).

Se creía que algunas enfermedades o situaciones especiales podían hacer que esta desproporción creciese, agravándose la salud de la persona y/o haciendo que su temperamento se volviese más extremo y discordante respecto a la manera de ser de los demás.

1. Sanguíneo

Correspondía a personas alegres y optimistas, con tendencia a expresar su cariño por los demás y con seguridad en sí mismas. Correspondía a la sustancia de la sangre.

2. Melancólico

Temperamento definido por la presencia de una gran cantidad de bilis negra, su temperamento asociado es triste, con sensibilidad artística y fácil de conmover.

3. Flemático

Correspondiente al humor de la flema, las personas asociadas a este temperamento serían frías y racionales.

4. Colérico

Temperamento relacionado con la bilis amarilla, se expresaría en personas apasionadas, de enfado fácil y con una gran energía.

La teoría de los cuatro temperamentos, hoy

La teoría nacida con Empédocles e Hipócrates y expandida por Galeno fue uno de los pilares de la medicina hasta la época del Renacimiento. Más allá de esta etapa histórica, sin embargo, ha servido de inspiración a algunos psicólogos interesados por el estudio de las diferencias individuales y la personalidad, entre ellos Hans Eysenck.

Hay que tener en cuenta que este sistema de clasificación no tiene valor científico; en todo caso, puede servir para inspirar a la hora de desarrollar teorías e hipótesis que, con el tiempo, lleguen a contar con evidencia empírica a su favor.

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