Las mujeres de la Bauhaus: las pioneras olvidadas del diseño moderno

Lucharon por su lugar en la escuela que transformó el arte, el diseño y la arquitectura.

Las mujeres de la Bauhaus

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En 1919, tras el Tratado de Versalles, el fin de la Primera Guerra Mundial y el advenimiento de la denominada República de Weimar, veía la luz una escuela de diseño que estaba destinada a revolucionar la historia del arte y de la creación. Se trata de la Bauhaus, la ‘casa de la construcción’ (de Bau, construcción, y Haus, casa).

Su artífice fue Walter Gropius (1883-1969), que fundó lo que la historia denomina la ‘primera Bauhaus’, ubicada en Weimar. Durante la trayectoria de esta escuela, que marcó las bases del diseño y de la arquitectura del siglo XX, desfilaron por sus aulas, además de Gropius, profesores de la talla de Vassily Kandinsky (1866-1944) y Paul Klee (1879-1940), y muchos ulteriores artistas y diseñadores empezaron en ella como alumnos.

En muchos de los estudios dedicados a la Bauhaus encontramos una evidente falta de atención al elemento femenino. Sin embargo, fueron muchas las mujeres que estudiaron en la Bauhaus alemana y que, más tarde, sobresalieron en alguno de sus campos: Gunta Stölz (1897-1983), Marianne Brandt (1893-1983), Lilly Reich (1885-1947) Friedl Dicker (1898-1944), y tantas, tantísimas otras. Hoy te invitamos a descubrir la historia de las pioneras de la mítica escuela de diseño alemana: las mujeres de la Bauhaus.

La Bauhaus: una nueva escuela para una nueva época

A principios del siglo XX, la arquitectura y la ingeniería seguían bastante distanciadas. Imperaba todavía una estética historicista y ecléctica en la construcción, heredera del Art Noveau y de los sucesivos estilos historicistas que buscaban rescatar la ‘gloria’ del pasado. Sin embargo, los tiempos ya no eran los mismos.

La Escuela de Artes Aplicadas que dirigía Henry van de Velde (1863-1957) fue un claro precedente de la Bauhaus, pues había conseguido establecer un diálogo (¡el tan ansiado diálogo!) entre artesanía e industria. Sin embargo, la sombra de la Gran Guerra era demasiado larga, y esta innovadora escuela se vio obligada a cerrar.

Tras la hecatombe bélica y la proclamación de la República de Weimar en 1918, Walter Gropius, por aquel entonces un conocido arquitecto de treinta y seis años, decide sacar adelante una nueva escuela, totalmente renovada y alineada con el nuevo periodo que empieza. La Bauhaus será la escuela de la nueva arquitectura y el nuevo diseño, dirigida a la juventud y al pueblo.

Así, en 1919 se funda la primera Bauhaus en Weimar, la ciudad de provincias que ha pasado a ser el epicentro de la vida cultural y política de la nueva Alemania. Los objetivos de la recién nacida Bauhaus eran la unificación sin reservas de arte y producción y, sobre todo, la no discriminación de ninguna persona por sexo, raza o religión. Todos eran, en teoría, bienvenidos a la Bauhaus, siempre que se demostraran las capacidades técnicas mínimas exigidas.

¿Ninguna diferencia? ¿Seguro?

En el discurso inaugural de la escuela, el mismo Gropius insiste en que no se hará ‘ninguna diferencia entre el bello sexo y el sexo fuerte’. Como declaración de intenciones quedaba muy bien, pero… ¿era esto verdad?

En su magnífico estudio Las mujeres de la Bauhaus: de lo bidimensional al espacio total, de Josenia Hervás y Heras (ver bibliografía), la autora saca a la luz los siguientes datos, que evidencian que la ‘tolerante’ escuela de Gropius era reacia a aceptar mujeres entre sus estudiantes.

Una de las primeras previsiones del arquitecto, que presenta al gobierno de Weimar, incluye un total de 100 alumnos y 50 alumnas; además, Gropius tiene previsto cobrar 180 marcos a las estudiantes, mientras que la tasa de ingreso prevista para sus compañeros masculinos es de 150. ¿Cuál es el motivo de que Walter Gropius estableciera una diferencia tan significativa entre hombres y mujeres?

Más aún: cuando finalmente se inauguró la escuela, se matricularon 79 chicos y 84 chicas. Gropius manifestó su preocupación al respecto, y propuso al Consejo de Maestros la admisión en exclusiva de las mujeres que tuvieran un ‘extraordinario talento’. Volvemos a la misma cuestión: ¿por qué era Walter Gropius tan reacio a enseñar a mujeres, cuando la Bauhaus se había inaugurado bajo el famoso precepto de ‘no dejar a nadie fuera’?

Las grandes pioneras de la Bauhaus

A pesar de las reticencias, las mujeres siempre fueron un porcentaje altísimo entre el alumnado de la Bauhaus. Era un fenómeno en completa consonancia con los nuevos tiempos, en los que la mujer luchaba por su independencia y su posición equitativa con el hombre a todos los niveles. No en vano, durante la Gran Guerra, ellas habían demostrado que podían sostener un país mientras sus compañeros estaban en el frente, y querían seguir demostrándolo.

1. Gunta Stölzl, líder del textil

Hija de padres dedicados a la pedagogía, Gunta Stölzl estudiaba en la Kunstgewerbeschule (Escuela de Artes Aplicadas) desde 1914, donde la sorprendió el estallido de la guerra. Más tarde, tras el fin de la contienda, descubrió la recién creada Bauhaus de Weimar y decidió seguir sus estudios en ella.

Para conseguirlo, tuvo que aprobar el necesario curso de acceso, que impartía Johannes Itten (1888-1967), profesor de la Bauhaus desde 1919 hasta 1923 en los talleres que trabajaban el metal, el cristal y la pintura mural, y cuyas particulares creencias influyeron en muchos de los estudiantes.

Gunta Stölzl accede definitivamente, y becada, a la Bauhaus en el año 1920. Se hará muy popular entre sus compañeras, especialmente por su liderazgo en el taller de textil, un apartado que los directores de la escuela consideraban demasiado ‘femenino’, pero que Stölzl dotó de una gran personalidad. Fue nombrada oficialmente maestra en 1927, y siguió ligada a la Bauhaus cuando esta se trasladó a Dessau y, finalmente, hasta su expulsión por presión nazi en 1931.

2. Marianne Brandt, pionera del metal

De verdadero nombre Marianne Liebe, tomó el apellido Brandt tras su matrimonio con un artista noruego. Interesada, como muchas otras mujeres, en la enseñanza moderna que se impartía en la Bauhaus, ingresó en ella en 1923, cuando todavía se encontraba en Weimar, y la siguió en su traslado a la Dessau, en 1926.

Marianne Brandt estudió en el taller de metalurgia de la escuela, a pesar de que profesores y alumnos consideraban que no era este un lugar apropiado para una mujer (creían que las alumnas estaban mucho mejor en el taller textil). En este sentido, Brandt marcó un hito: no solo estudió en el taller de metalurgia, sino que llegó a ser profesora del mismo en 1928, cuando el docente húngaro László Moholy-Nagy, un destacado impulsor de las estudiantes de la Bauhaus, abandonó su puesto.

Entre las obras más importantes de Brandt encontramos sus ceniceros, lámparas y servicios de té, realizados en metal que, actualmente, están reconocidos como algunas de las creaciones más notables de la Bauhaus.

3. Lilly Reich y su inmortal ‘silla Barcelona’

Reich es uno de los grandes nombres de la Bauhaus. Se había formado como diseñadora de moda femenina, pero en 1908 empieza su colaboración con los talleres de la Wiener Werkstätte, para los que realiza diseños de interiores. Su dilatada trayectoria en este sentido facilitó que, en 1914, Reich abriera su propio taller.

En 1924 se produce un encuentro que será eminentemente productivo: Lilly Reich conoce al arquitecto Ludwig Mies van der Rohe (1886-1969), y ambos inician una colaboración que dará como fruto el proyecto de apartamentos de la exposición de la Werkbund de Stuttgart (1928). Más tarde, ambos artistas fueron nombrados directores artísticos de la Sección Alemana de la Exposición Universal de Barcelona (1929). Fue en el marco de esta exposición donde se presentó su fabuloso Pabellón Alemán, que también incluía la celebérrima ‘silla Barcelona’, obra de Lilly Reich con colaboración de Mies.

Debido al enorme éxito de sus diseños, Mies invita a Reich a la Bauhaus como profesora del taller de diseño de interiores y de tejidos. Ejerció como tal en Dessau y en la última Bauhaus, ubicada en Berlín. Lamentablemente, Lilly se incorpora en 1932, justo un año antes de la clausura definitiva de la escuela.

4. Friedl Dicker, brillante y polifacética

Fredericke Dicker, llamada cariñosamente Friedl, se adhirió a las filas de la Bauhaus en el mismo año de su fundación, 1919. Tres años antes, en 1916, había sido alumna del ya citado Johannes Itten, profesor de la Bauhaus, en la escuela privada que este tenía en Viena.

En la Bauhaus de Weimar estudió en los talleres de diseño textil, de tipografía y de encuadernación. Fue una alumna brillante, tal y como la describe Walter Gropius en su carta de recomendación, donde habla de ‘… la naturaleza multifacética de sus dones y su increíble energía’.

Su experiencia en la Bauhaus, admirada por todos, dio sus frutos cuando, en 1923, inaugura en Berlín un estudio, el Werkstätten Bildender Kunst, dedicado a las más diversas actividades creadoras; desde la encuadernación hasta el diseño y fabricación de juguetes.

De hecho, las creaciones de Dicker y de su socio, Franz Singer, dieron un paso más allá en la crianza a través de entretenimientos que lograban estimular a los niños y un mobiliario infantil abatible que permitía una mayor comodidad y aprovechamiento del espacio. La vida de esta creadora se truncó trágicamente con la llegada del nazismo y su deportación al campo de concentración de Auschwitz, donde falleció en octubre de 1944.

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  • DROSTE, M. (2019) Bauhaus, ed. Taschen
  • HERVÁS Y HERAS, J. (2024), Las mujeres de la Bauhaus: de lo bidimensional al espacio total, Diseño editorial
  • WICK, R. (1993), Pedagogía de la Bauhaus, Alianza Editorial

Al citar, reconoces el trabajo original, evitas problemas de plagio y permites a tus lectores acceder a las fuentes originales para obtener más información o verificar datos. Asegúrate siempre de dar crédito a los autores y de citar de forma adecuada.

Sonia Ruz Comas. (2025, agosto 5). Las mujeres de la Bauhaus: las pioneras olvidadas del diseño moderno. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/cultura/mujeres-bauhaus

Periodista

Licenciada en Humanidades y Periodismo por la Universitat Internacional de Catalunya y estudiante de especialización en Cultura e Historia Medieval. Autora de numerosos relatos cortos, artículos sobre historia y arte y de una novela histórica.

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